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CÓMO ESTÁ EL PATIO

Risto Mejide engrosa el martirologio televisivo

Operación Triunfo es un producto claramente devaluado a estas alturas, y su principal interés residía últimamente en los comentarios que el intelectual Risto Mejide dedicaba a los concursantes en cada gala.

Operación Triunfo es un producto claramente devaluado a estas alturas, y su principal interés residía últimamente en los comentarios que el intelectual Risto Mejide dedicaba a los concursantes en cada gala.
Mejide, de clara formación tomista, buscaba cada semana la Verdad inmutable, y para eso resulta imprescindible denunciar la impostura, la falsedad y el engaño, tanto de los aspirantes a Bisbal como de la propia cadena.

Los comentarios de Mejide, siempre ponderados, teniendo en cuenta los despropósitos canoros que se veía obligado a escuchar semana tras semana, eran el único aliciente para que los adultos de la casa permitieran a la población quinceañera disfrutar con los contoneos absurdos y los gritos extemporáneos de un grupo de jóvenes llamado a destrozar el pentagrama y ser carne de expositor de gasolinera y verbena rural. Tras la decisión de la cadena de prescindir del referente intelectual de una gran parte de su audiencia, Operación Triunfo se convertirá en un peñazo más, a la bajura de cualquier otro programa de supuesto entretenimiento con que las cadenas generalistas rellenan la parrilla veraniega.

Lo que irrita especialmente en la decisión de Telecinco de no contar más con quien venía siendo su filósofo oficial es el motivo que ha esgrimido. Y es que Mejide cometió el único pecado que no tolera una televisión verdaderamente progresista: hacer una gracieta sobre el mundillo homosexual. El Rey, Zapatero, Rajoy, los católicos, el Papa o las cadenas de la competencia pueden ser denigrados ante las cámaras en la forma que uno considere oportuno, pero si haces una broma sobre el paradigma gay, vas listo. Para que luego digan que las conductas homosexuales aún están perseguidas por la sociedad.

No es posible saber a ciencia cierta si Risto es un actor que interpreta un personaje de su propia creación o es que el chaval es así, pero lo que está claro es que ningún guionista le escribe su papel, pues en tal caso el despedido hubiera sido el creador del ya famoso chiste ("En la academia conviene ir con todos los orificios tapados"), y ya sabemos que no ha sido así.

Jesús Vázquez, el mejor presentador de la televisión actual (dicho sea sin la menor ironía), se ha cobrado la cabeza de Mejide en representación del lobby rosa, que sólo saca a pasear su sentido del humor el día del orgullo gay insultando preferentemente a los curas de las formas más imaginativas. Puede que Vázquez no se sintiera personalmente molesto con los comentarios del filósofo posmoderno, pero, en su calidad de figura preeminente del mundo gay, su obligación era montar el pollo cuando Mejide se atrevió a blasfemar contra la nueva religión laica, según la cual no se pueden hacer chistes de mariquitas en público.

Para rebajar el tono de tragedia, Telecinco ha hecho público que Mejide dirigirá a partir de septiembre un programa en horario estelar. A pesar de su filiación socrática, el famoso publicista ha confesado que no pretende convertirse en el Eduardo Punset de la cadena de los italianos. Su propósito es más humilde, aunque todavía no sabemos qué es lo que va a hacer ante las cámaras. En todo caso, podemos aventurar que el contenido de su nuevo espacio no dejará indiferente a ningún espectador, dada su forma de ver la vida en sentido destructivo, que, por otra parte, tal vez sea lo único que merece el mundo contemporáneo.
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