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CÓMO ESTÁ EL PATIO

Supermodelo 2007

La Cuatro organiza cada año un concurso superfashion de la muerte para descubrir nuevas joyas de la pasarela. La que se lleva el gato al agua recibe el título de Supermodelo, expedido por la referida cadena prisaica y suponemos que rubricado por el mismísimo Cebrián en persona.

La Cuatro organiza cada año un concurso superfashion de la muerte para descubrir nuevas joyas de la pasarela. La que se lleva el gato al agua recibe el título de Supermodelo, expedido por la referida cadena prisaica y suponemos que rubricado por el mismísimo Cebrián en persona.
Este año los murcianos hemos estado con el alma en vilo debido a nuestra representante, Magdalena, que quedó finalista. Solamente la conspiración judeoandaluza que maneja los hilos de estos concursos, desde Operación Triunfo hasta Gran Hermano, ha podido privarnos del orgullo de tener a una paisana en la elite del éxito televisivo.
 
¿Qué sería de los certámenes de talentos televisivos y los experimentos sociológicos de primer orden sin los concursantes andaluces? Probablemente no tendrían apenas audiencia, porque el gracejo andaluz es lo que da vidilla a semejantes coñazos. En Gran Hermano, experimento sociológico por antonomasia según Mercedes Milá, Andalucía tiene un gran peso específico, de tal forma que entre los más firmes candidatos a hacerse con el triunfo final siempre hay uno que proviene de esa realidad nacional.
 
Supermodelo 2007 no ha sido una excepción: entre las cinco finalistas había una cordobesa y una sevillana. A la final llegaron esta última y la guapa murciana. Ganó la de Sevilla, claro.
 
No es que queramos restar mérito alguno a la ganadora por el mero hecho de que Magdalena la supere de largo en belleza, inteligencia, simpatía y andares: simplemente constatamos el hecho de que la mejor, ay, perdió. Es lo que pasa cuando una decisión tan grave como elegir a la Supermodelo 2007 se deja al albur de la audiencia y sus teléfonos móviles.
 
Judith Mascó.Y es que la democracia no funciona a la hora de elegir supermodelos, señor mío. El sistema es útil para cuestiones menores, como decidir si ZP va a seguir cuatro años más avergonzando a los españoles; pero las cosas realmente serias deberían dejarse siempre en manos de profesionales.
 
El programa estrella de la Cuatro tiene varios alicientes que hacen de él una interesante pieza de entretenimiento. Uno de ellos es adivinar de qué va a salir disfrazada cada noche Judith Mascó. Hubo un día en que apareció con una cortina roja a modo de vestido, ceñida con un cinturón igualito al que le dieron a Mike Tyson cuando ganó su primer campeonato mundial de los pesos pesados. Se conoce que a la bella ex modelo le fascina el mundo del boxeo, de ahí que le hiciera ese pequeño homenaje. A lo largo de esta temporada la hemos visto con diversos modelos de premamá, mallas y taconazos de palmo y medio; dice mi mujer que es una cosa muy a la moda, pero a mí, analfabeto estructural en la materia, me da la risa. No lo puedo remediar.
 
Cristina Rodríguez.Otro de los encantos de Supermodelo 2007 es Cristina Rodríguez, la directora de la escuela de supermodelos. Que no haya abandonado su nombre por un seudónimo superexótico quizá más acorde con un programa tan superfashion dice mucho de la gran honestidad intelectual la esta chica. Es una mujer muy seria, que intenta educar a las niñas en los rigores de una profesión tan exigente como la de supermodelo (ojo, no modelo a secas, que eso es una cosita ligera) y de paso ayudarles a crecer emocionalmente, circunstancia ésta que hemos podido apreciar de sobra, sobre todo cuando consolaba a las chiquillas después de que el resto de los integrantes del plantel de profes las insultara ante la cámara para ganar audiencia.
 
Cristina viste también muy súper-a-la-última, y tiene un marcado gusto por el disfraz temático; de hecho, veces ha habido que nos hemos sentido trasladados a una cueva sadomaso. Pero lo más llamativo del personaje es su marcada preferencia por los escotes vertiginosos: no hay un par de tetas más visto últimamente en la tele que el de esta señora. Muy hábil estrategia la suya, pues ha conseguido así disimular, con gran éxito, su evidente bizquera.
 
El jurado de Supermodelos lo conforman personajes muy relacionados con el mundo de la pasarela. Digo yo que lo estarán, porque no conozco a ninguno, salvo a la ex mujer del Cordobés, y eso porque uno es aficionado a los toros. La parte masculina está particularmente bien elegida: dos machotes de pelo en pecho y virilidad incuestionable; vamos, un par de volcanes de testosterona (véase la posición de las piernas del Kum, al que no hay que confundir con el Kun Agüero, aunque ambos tengan parecida facilidad para penetrar en el área) que semana tras semana han decidido qué candidatas debían pasar por la terrible prueba de someterse al veredicto popular a golpe de SMS, no sin antes haberlas puteado un poco con sus comentarios sardónicos.
 
En fin, que todo muy chulo y tal; pero en el universo Supermodelo, qué quieren que les diga, se echa en falta la presencia de Luis María Anson (pronúnciese Einson), cuya pericia a la hora de valorar la belleza femenina está sobradamente acreditada. Anson, nacido Ansón, con un simple pellizquito en el brazo de una concursante sabe si merece pasar a la siguiente eliminatoria o si, por el contrario, ha de ser expulsada con cajas destempladas. Con él en el jurado, Magda la murciana hubiera ganado sin despeinarse. Jodida democracia...
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