Menú
CHUECADILLY CIRCUS

Yo no soy Harvey Milk

El Emperador está desnudo. Y el ex primer ministro de Polonia es gay. Al menos eso parece sugerir Janusz Palikot, diputado de la liberal Plataforma Cívica por Lublín y héroe del momento.

El Emperador está desnudo. Y el ex primer ministro de Polonia es gay. Al menos eso parece sugerir Janusz Palikot, diputado de la liberal Plataforma Cívica por Lublín y héroe del momento.
Janusz Palikot.
Millones de polacos han respirado aliviados. Por fin alguien dijo lo que todos pensaban y ninguno se atrevía a contar. Mientras Polonia se sacude la herencia comunista, otros se preguntan: ¿quién será el próximo?
 
Jaroslaw Kaczynski, el político que sumió Polonia en una crisis económica y moral casi sin precedentes debido a su nefasta gestión y a los escándalos sexuales en su partido y en la Liga de las Familias, dice que le gustan las mujeres, aunque jamás se le haya visto con otra que no sea su madre. El primero en cuestionarlo en público fue Lech Walesa, quien hace diez años sugirió que al líder derechista no le iban las faldas. Supongo que la campaña de desprestigio orquestada por el hermano de Jaroslaw, que pagó a un par de historiadores comunistas para que dijeran que Walesa había sido agente de la KGB, no tuvo nada que ver con el outing. Como los ciudadanos decentes saben, en política todo es pura casualidad.
 
¿Y quién es el hermano del ofendido? Pues nada más y nada menos que el presidente del país, Lech Kaczyinski, elegido en 2005 gracias a una extraña coalición de conservadores, fascistas y ex comunistas –entre los socialistas de todos los partidos anda el juego–. Según la BBC:
Sus ataques hacia los planes de libre mercado de su oponente y las promesas de mantener el actual esquema de seguridad social parecieran haber determinado su impulso a la victoria.
Pero Dios es justo, y más aún en la mariana y fidelísima Polonia. En noviembre de 2007 Plataforma Cívica venció en las generales y Donald Tusk reemplazó al menor de los gemelos Kaczyinski. Tras tantas décadas de dictadura, estaba claro que los polacos ya no estaban para mariconadas.
 
Entre los miembros más polémicos de parlamento polaco se halla Janusz Palikot, admirador de Friedman, Hayek y otros ilustres personajes tristemente pasados de moda (por cierto, desmiento que fueran discípulos de Torquemada, como algunos dicen por ahí). En abril de 2007 Palikot se presentó en una rueda de prensa luciendo una camiseta que decía "Soy gay" para expresar el compromiso de su partido con la igualdad legal de todos los ciudadanos. Hace pocos días el aguerrido político, que se enfrenta a una condena de tres años por afirmar que el presidente de su país es un idiota, dijo lo siguiente en su popular blog:
Declaro de forma inequívoca que me gustan las mujeres. ¿Y a usted, Jaroslaw? No es que me importe la respuesta, pero...
Quizá esas preguntas parezcan impropias de un político responsable. Así lo creen sus compañeros de partido, que han destituido a Palikot de la presidencia de una comisión parlamentaria. La valentía no sale gratis. Sin embargo, yo pienso que el diputado sancionado ha cumplido su deber. De hecho, su curiosidad se debe a las denuncias de abusos sexuales que afirma haber recibido de presuntas víctimas de Kaczyinski, que una vez dijo que la promoción de la homosexualidad destruiría la raza humana. ¿A quién se refería?
 
Jaroslaw Kaczynski.Por si fuera poco, en 2005 el simpático Jaroslaw, fiel a sus... ¿principios? (difícil pregunta), prohibía una manifestación gay mientras permitía la llamada Marcha de la Normalidad. No me extraña que ante tanto cachondeo un grupo católico haya abierto un centro de rehabilitación de homosexuales cuyas actividades incluyen clases de fútbol para ellos y de cocina para ellas. No me imagino al ex primer ministro dándole al balón, aunque en política nunca se sabe.
 
Otro que casi tal baila es el cantante y titiritero italiano Giuseppe Povia, quien a falta de voz y de cerebro decidió suplir sus deficiencias pasándose a la política. La versión ultramontana de la propalestina Cristina del Valle ha escandalizado a propios y extraños presentándose al festival de San Remo con una canción semipornográfica inspirada por un ex homo no identificado que una vez concedió una entrevista a un periódico italiano. Povia, que comparte con Michael Jackson su afición a cantar a los niños ("Cuando los niños hacen ¡oh!"), ha compuesto una curiosa romanza basada en la combinación hasta el infinito de los vocablos culo, maricón y polla. "Luca era gay" y Giuseppe también, aunque sólo durante siete meses. A juzgar por el contenido de la canción, yo diría que fue el tiempo mejor aprovechado de su vida. Sólo espero que no sienta nostalgia. Por si las moscas, yo que ustedes mantendría a mis hijos bien alejados de ese tipo de elementos, no vaya a ser que todo termine en alguna exclusiva del tipo "Líder del movimiento conservador, ligando en el servicio de caballeros del aeropuerto de Milán", o "Portavoz ex gay, fotografiado en monumental orgía homosexual", como en América.
 
Así las cosas, es normal que haya quienes piensen que los gays andan detrás de los niños, sobre todo si viven en Boston. Sin embargo, debo recordarles que esos señores no son maricas, sino "heterosexuales con problemas", como dice Ted Haggard, un famoso predicador evangélico pillado con el pajarito en el sitio equivocado:
Las etiquetas [homosexual, bisexual, heterosexual] no funcionan para mí, y según la ciencia tampoco para la mayoría de la gente.
Se dice que el relativismo fue un invento progre. Nada más lejos de la verdad. Igual que en el caso del concejal gay de San Francisco Harvey Milk, asesinado por otro concejal al que sólo le cayeron seis años de prisión debido al efecto perturbador de las hamburguesas, la evidencia demuestra que en realidad todas estas chorradas las inventaron unos cuantos mariquitas ultras reprimidos para justificar su hipocresía. De la comida basura al juicio de la minifalda sólo hay un paso, el de la impostura.
 
Los judíos (Harvey Milk lo era) piensan que sólo hay en el mundo una fuerza capaz de contrarrestar el amor, el autoodio. Contra eso lucharon Milk y otros como él. Por desgracia, lo que comenzó siendo un grito de libertad –¿sabían que las primeras celebraciones gays no invocaban al "Orgullo", sino simplemente a la "Libertad"?– terminó derivando en compadreo y paternalismo. Es por eso que, al estilo de Rosa Díez en 2000, yo también puedo decir que ni estuve en San Francisco ni soy Harvey Milk, aunque tampoco soy imbécil. Y el que quiera una mascota, que se vaya a la pajarería.
 
Como advirtió Lenin, la prostitución política es cosa de socialistas. Lástima que Palikot aún no hubiese nacido: evite los comentarios personales, señor Lenin: a nadie le interesa su autobiografía.
 
 
Enquire within: chuecadilly@yahoo.es
0
comentarios