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Francisco Pérez Abellán

En Comú Morral

Aunque es general la ignorancia cuando se habla de Mateo Morral, en el caso de Doménech es más grave.

Xavier Doménech, de En Comú Podem, ese chico de ojos azules que se ha dado al menos dos piquitos en el Congreso con Pablo Iglesias frente a las cámaras, lo que a mí me parece divinamente excepto porque creo que a ese sitio se debe ir a trabajar y no a cosas del amor, considera relevante la relación de su bisabuelo con el asesino Mateo Morral, que dio muerte a veintitrés personas e hirió gravemente a otras ciento ocho en el célebre atentado. Tras declararse republicano de toda la vida, dice que su familia "participó en algunos magnicidios", y que no se le puede juzgar por las cosas del bisabuelo.

La sorpresa de este chocante pasado viene de una entrevista con los desatados del programa de TV No te metas en política, recuperada por la prensa digital ahora, cuando se baraja su nombre para encabezar la lista de la formación morada en las próximas elecciones catalanas. Creo que esa presunta relación con Morral quita puntos al que podría ser president si los votos le fueran propicios.

Aunque es general la ignorancia cuando se habla de Mateo Morral, en el caso de Doménech es más grave, porque dice ser historiador y profesor de Historia en la universidad. O sea que debe de saber de sobra que no hay nada que determine que Morral fuera un anarquista, sino todo lo contrario. En realidad era un señorito aventurero de Sabadell, una oveja negra que vino con sus mejores galas a Madrid, donde se disfrazó de obrero para huir después del asesinato de masas. Cuenta la versión oficial, hoy destripada, aunque gente como Doménech la sigue dando por buena, que arrojó la bomba, escapó a la carrera y apareció en Torrejón de Ardoz ya cadáver, tras haberse suicidado.

Lo cierto es que en mi investigación, pionera y exclusiva, que pueden leer en el libro Morral, el reo asesinado (Poe Books) se demuestra que tiró la bomba y no acertó a la carroza de Alfonso XIII recién casado porque sufría una grave blenorragia que le incapacitó para mantener el pulso; que huyó porque fue ayudado; que no actuó solo, como se ha dicho, sino con una banda de otros cinco sujetos; que no se suicidó, sino que fue a su vez asesinado, y que su cadáver apareció en San Fernando de Henares, en una finca propiedad de la familia de Romanones, quien a la sazón era el ministro de la Gobernación, que justo en el momento de dejar aquél caer la bomba, en vez de impedirlo, se estaba echando la siesta.

Cosas que Doménech debería tener en cuenta antes de ir diciendo por ahí boutades, sobre todo después de haberse entrevistado con Felipe VI. "Yo soy republicano de toda la vida. Tengo una familia que participó en algunos magnicidios en ese sentido (sic). Tengo un bisabuelo que estuvo relacionado con Mateo Morral… y falló la bomba. Entonces, yo me senté y pensé: yo estoy aquí sentado porque a mi bisabuelo le falló la bomba, porque si no él no estaría aquí y yo tampoco (sic)".

El de En Comú Podem parece bienintencionado, y si hubiera manejado datos fidedignos sobre quién fue en realidad Morral habría tenido la prudencia de no revelar la vidriosa relación de antaño en un crimen contra el pueblo.

El intento de asesinato del joven rey, de veinte años recién cumplidos, fue un repulsivo crimen de quienes, mediante precio, intentaron cambiar la política y lograron perpetuar la mentira. Estar en relación con Morral es estar unido al delito. Encima fallaron y dieron muerte a decenas de inocentes. Comulgar con ruedas de molino es grave para los periodistas, los escritores y los historiadores, pero todavía lo es más para los políticos. Estos, al ignorar las verdaderas raíces de donde provienen, poco pueden hacer en beneficio de los demás. Pobres de los que caigan en sus manos.

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