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El 19 de octubre la deuda de Estados Unidos se había disparado por encima de los 17 billones de dólares. ¿Qué significa esto?

El presidente Obama alardeaba la semana pasada de que había firmado una ley para disipar "las amenazas gemelas" del cierre de la Administración y la caída de nuestra economía en el impago. Pero ¿qué se ha hecho para arreglar el problema del crecimiento de la deuda, que lleva a que Washington eleve de manera repetida el límite de la misma?

Nada. De hecho, el 19 de octubre la deuda de Estados Unidos se había disparado por encima de los 17 billones de dólares. ¿Qué significa esto?

Esa cifra implica que se ha sobrepasado el Producto Interior Bruto (PIB) de Estados Unidos, es decir, todo lo que se produce en nuestra economía.

Desde que Obama llegó al cargo, la deuda nacional ha aumentado desde unos 10,6 billones hasta más de 17 billones, un incremento del 60%.

Qué rápido cambió Obama de discurso cuando pasó de senador a presidente. Esto es lo que decía sólo unos cuantos años atrás, en 2006:

El hecho de que estemos hoy aquí para debatir la subida del límite de la deuda es señal de un fracaso de liderazgo. Es señal de que el Gobierno de Estados Unidos no puede pagar sus propias facturas. Es señal de que ahora dependemos de la ayuda financiera constante de otros países para poder financiar las imprudentes políticas fiscales de nuestro Gobierno.

Y su socio en temas de deuda, el líder de la mayoría en el Senado, el también demócrata Harry Reid, argumentaba de forma contundente en contra de lo que ahora defiende; eso sí, cuando había una Administración distinta en el poder.

Hoy, el Senado está considerando un proyecto de ley para incrementar la deuda de la nación en 781.000 millones. Si se adopta, sería el cuarto incremento de este tipo en los cinco años transcurridos desde que esta Administración llegó al poder. Me opondré a esta última petición y espero que los demás miembros de este hemiciclo hagan lo mismo.

La historia nos muestra que quienes están en el poder siempre se enfrentan a la tentación de financiar proyectos e iniciativas clientelistas. Pero mientras tanto, el gasto social (el principal causante del gasto y la deuda) sigue sin abordarse.

Para conseguir arreglar estos problemas, un electorado responsable tiene que hacer que sus representantes electos rindan cuentas y limiten su gasto de forma sistemática.

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