Menú

La deriva nacionalista catalana

Todos los diarios dedican por segundo día consecutivo su principal editorial a los resultados de las elecciones catalanas. ABC y La Razón coinciden en dar prioridad a subrayar el revés que suponen los resultados de estas elecciones para las expectativas de Rodríguez Zapatero de cara a las elecciones generales. El País y La Vanguardia coinciden en responsabilizar a Aznar de la deriva radical de los partidos nacionalistas tanto en Cataluña como en el País Vasco. Finalmente, El Mundo analiza las mayorías que se puedan conformar en el parlamento catalán, a la vez que analiza la “esquizofrenia” del PSOE y el reto que para Rajoy supondría una propuesta de reforma del estatuto catalán.
 
El País ya no puede dejar de constatar que “el socialismo ha sido el gran derrotado en las elecciones del domingo”. A partir de este hecho y ante la posibilidad de que CiU gobernara con los independentistas, para este diario “no es extraño que algunos dirigentes socialistas no le hagan ascos a la hipótesis de un Gobierno de CiU en minoría, con la abstención de CiU en minoría”. Para El País “esta fórmula podría tranquilizar a los sectores más sensibles a una eventual deriva soberanista en Cataluña, pero obligaría a precipitar el final de Maragall y a cambiar el discurso dominante del PSC, que considera que esta fórmula contradice todo su discurso a favor del cambio”.
El País pasa ahora a ser mucho más crítico con la otra posible mayoría parlamentaria como la que constituiria el tripartito de izquierda. Para este diario, esta fórmula sólo sería “una tabla de salvación en el imaginario del PSC, pero no serviría para ocultar que el socialismo ha sido el gran derrotado de este domingo”
 
Zapatero podría tomar buena nota de la frialdad con la que Prisa despacha a quien ya no le sirve, pues ante la hipotética marcha de Maragall, El País se limita a decir que él y Pujol “han sido los dos líderes más importantes de Cataluña en los últimos 20 años. No debe sorprender que su destino, al final de este proceso, acabe estando ligado”.
 
El País, sin embargo, no puede dejar de arremeter contra Aznar y el PP. Para este diario, “la evolución de la política catalana hacia un frentismo como el que se da en el País Vasco no depende sólo del sentido común de los dirigentes catalanes, sino también del Gobierno de España y del PP en particular”. Y es que, para El País, “la agresividad de José María Aznar contra los nacionalismos periféricos tiene que ver bastante que ver con la radicalización del voto nacionalista catalán”.
 
Ya ven. La radicalización no es responsabilidad del que se radicaliza sino del que se opone y no se suma a ella. El País habla además de “la agresividad de Aznar” silenciando que el presidente ha consensuado con los nacionalistas catalanes políticas aun cuando no lo requería la mayoría absoluta de su segunda legislatura. Tambien silencia que ha sido el PP el que ha estado apoyando a CiU en el Gobierno de Cataluña, como silencia que han sido los nacionalistas los que han denostado esa política de colaboración y diálogo con el PP.
 
La Vanguardia, como buen diario nacionalista, también practica el típico víctimismo frente el Gobierno de Madrid. Este diario acusa “a los gobiernos centrales de distinto signo político a los que CiU ha contribuido a dar estabilidad”, de haber sido “cicateros ante determinados planteamientos de CiU”. Para La Vanguardia, “en los últimos cuatro años algunos miembros del PP han exacerbado innecesariamente el espíritu de los ciudadanos con constantes invocaciones patrióticas que si a alguien dañan, es a España como Estado”.
 
La desfachatez de los nacionalistas no tiene límite. Por lo visto, Pujol hace un gran bien a Cataluña apelando al “patriotismo” de los catalanes, pero es inadmisible que se invoque ese sentimiento nacional a los españoles. Y eso que el PP a lo único que ha apelado es a la Constitución como marco de convivencia en un momento en que los nacionalistas quieren finiquitarla, en un momento en que hay un proyecto en marcha de secesión en el País Vasco, en un momento en que los dirigentes del País Vasco se han puesto al margen de la Ley tras haber llegado a pactos políticos con una banda terrorista...
 
Es verdad que CiU ha respaldado a Gobiernos centrales de distinto signo, pero siempre le han puesto precio. No solo ha logrado constantes concesiones políticas sino que tambien se ha beneficiado de la mejor situación económica que ha vivido España en muchísimas décadas.
 
Pero que El País se dedique a arremeter contra el PP o La Vanguardia a practicar el victimismo nacionalista es lo lógico. Casi nos exaspera más la ilimitada capacidad que tiene El Mundo para ejercer de “tonto útil” respecto a los objetivos políticos de Prisa o respecto a una ideología que, como la nacionalista, tampoco es la suya.
 
El Mundo practica la equidistancia y equipara la responsabilidad de Maragall en el ascenso de ERC señalada por el PP con el reproche que Zapatero ha lanzado a Aznar al que culpa de la falta de cohesión nacional. Para El Mundo, "parte de razón tienen unos y otros aunque ahora, lejos de llorar sobre la leche derramada, deberían actuar con sensatez e inteligencia”.
 
Lo grave es que con esta ambigua equidistancia, El Mundo, en lugar de promocionar en el PSOE una verdadera alternativa con identidad coherente y nacional ha contribuido con su permisividad a la “esquizofrenia” de este partido que ahora pasa a denunciar. Fue El Mundo el que censuraba hace apenas dos meses a quienes denunciaban la deriva nacionalista de Maragall que dinamitaba la coherencia nacional de los socialistas, fue El Mundo el que arremetió contra Cristina Alameida por denunciar la esquizofrencia interna de su partido a la que abocaba el discurso de Maragall. Zapatero ha seguido dócilmente el guión de Prisa, pero siempre con la comprensión y el aliento de El Mundo en una senda que le lleva de descalabro en descalabro.
 
Incluso hoy El Mundo señala que “si hay algo claro es que el nuevo Parlamento aprobará una reforma del Estatuto —ya veremos con qué alcance— que será remitido a las Cortes Generales”. Es ante este escenario, ante el cual El Mundo pide al PSOE y al PP que “actúen con sensatez e inteligencia” en lugar de “llorar por la leche que ambos han derramado”. ¿Qué quiere decir esto? ¿Que el PSC renuncie a la propuesta de reforma del Estatuto? ¿Qué el PP pase a apoyarla?.
 
Señalar que hay esperar al alcance de la reforma, no es más que un subterfugio para no tener que constatar que con esa reforma se pretende aislar al PP y partir de unos mínimos que ya violentan la Constitución como los que representa Maragall. Su propuesta de reforma parte de otorgar el carácter de nación a Cataluña —con lo que ya se rompe el fundamento y pilar de nuestra Constitución— y abiertamente considera a nuestra Carta Magna como una mera “disposición transitoria”.
 
Si esto es de donde parte Maragall ya veremos en qué acaba el consenso con ERC o con CiU. ¿Cree El Mundo que los independentistas de ERC o los nacionalistas de CiU —que abiertamente reclaman el derecho de autodeterminación en su reforma del Estatuto— van a hacer más aceptables para el PP la posibilidad de reformar la Constitución?
 
Lo que le pasa El Mundo no es más que el complejo que ha arrastrado la clase política de nuestro país frente a los nacionalismos. El creer que las concesiones, en lugar de estimular, sacian su victimismo. El problema es que España ya es el país democrático más descentralizado de Europa. Sencillamente, no queda margen. Y ya va siendo hora que el juego de los nacionalistas deje de pasar permanentemente por el cambio de las reglas de juego.

Temas

En España

    0
    comentarios

    Servicios

    • Radarbot
    • Curso
    • Inversión
    • Securitas
    • Buena Vida
    • Reloj Durcal