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FIGURAS DE PAPEL

Veinte años después: Cortázar sin barba

Julio Cortázar fue, junto con los escritores Carlos Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa, uno de los mosqueteros del "boom" de las letras latinoamericanas. Ya se sabe que los tres mosqueteros, eran cuatro. Y bien, su vasta notoriedad se debe a la singularidad de sus cuentos y a las innovaciones que realizara en el universo novelesco.

Julio Cortázar fue, junto con los escritores Carlos Fuentes, García Márquez y Vargas Llosa, uno de los mosqueteros del "boom" de las letras latinoamericanas. Ya se sabe que los tres mosqueteros, eran cuatro. Y bien, su vasta notoriedad se debe a la singularidad de sus cuentos y a las innovaciones que realizara en el universo novelesco.
Julio Cortázar, figura de papel
¿Su sello? La versatilidad para conciliar el mundo realista con el mundo fantástico, mediante la combinación de una literatura cotidiana, basada en la experiencia de la gente, con la súbita aparición de elementos fantásticos.
 
Así ocurrió desde el cuento Casa Tomada, que Borges publicara en Anales de Buenos Aires, y fuera conocido en su libro Bestiario, hasta llegar a sus obras maestras, los cuentos El perseguidor y Las babas del diablo (éste, llevado al cine por Michelángelo Antonioni, con el título de Blow Up).
 
No pocas fueron sus incursiones en la novela, donde se mostró desparejo. Escribió libros seductores como Los premios y otros muy menores, como El libro de Manuel. Entre esos extremos se encuentra Rayuela, una celebrada novela publicada en 1963, que es enteramente personal. Esta dilatada obra, desde su aparición, llamó la atención. Es un texto audaz e innovador donde el autor echa mano a diversas acrobacias expresivas, con una fuerte carga poética. Tuvo apasionados lectores desde que se diera a conocer. Andando el tiempo, Rayuela parece (como diría Díaz-Plaja) haberse “quedado en moderno”. El libro, hoy, ha pagado el tributo de estar a la moda: ha pasado de moda. Pero es, sin duda, su novela más valiosa y conocida, y tiene páginas memorables. Asimismo, cabe recordar que Cortázar escribió una serie de libros atípicos, que sobrepasan los moldes genéricos habituales y de los cuales el más conocido es Historias de cronopios y de fama, donde conjuga la fantasía, el humor y el absurdo. Otros como Ultimo round y Los autonautas de la cosmopista, son juegos que, hoy, carecen no sólo de lectores sino de reediciones. Nacido en Bruselas, el 26 de agosto de 1914, el escritor franco/argentino falleció el 12 de febrero de 1984.
 
Bien. A veinte años de su muerte, acaba de publicarse, un título atractivo: Cortázar sin barba. Su autor proviene del cine: es el documentalista Eduardo Montes Bradley. 
 
Se trata de una documentada biografía del escritor, cuya personalidad fue, sobre todo en los años iniciales, y en aquellos en los que escribió sus mejores obras, poco conocida. Es decir, los años en que no usaba barba, y su rostro lampíño atravesaba el tiempo sin cambios, como el personaje de Oscar Wilde. Porque el Cortázar barbado es, justamente, el más conocido, debido a su adhesión a la revolución cubana y, luego su idilio con el sandinismo, que fructificó en un libro de amor a Nicaragua.
 
Pero este personaje queda, prácticamente, fuera del libro que menciono, ya que la casi totalidad del texto lo devora el otro, el oscuro Julio Florencio Cortázar, maestro de escuela, profesor en Chivilcoy, traductor (tras un curso realizado en nueve meses con toda intensidad) y  funcionario de UNESCO. Allá marchó, casado con la también traductora Aurora Bernárdes; tuvo luego dos amores más (en los tiempos de la barba) y fue allí, también, en París, donde escribió lo mejor de su obra; en aquella ciudad, a la que amaba, murió hace dos décadas.
 
El libro da a conocer algunos hechos poco conocidos de la vida de Cortázar. Por ejemplo, su adhesión al peronismo, o bien, en otro caso, pone luz sobre su entusiasmo por el franquismo. El retrato, que se lee con interés, se ve enriquecido por numerosas fotografías. En esta biografía se percibe no sólo el rigor, sino una íntima complicidad con un hombre contradictorio y un escritor que fue, y sigue siendo, una de las plumas más singulares de las letras iberoamericanas.
 
Eduardo Montes Bradley, Cortázar sin barba, Sudamericana, Buenos aires, 2004
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