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EL PROBLEMA ES LA ILEGALIDAD

Pensando con claridad sobre la inmigración

Entre la acalorada retórica y las dudosas afirmaciones hechas por ambas partes en el debate sobre la inmigración –tanto que cualquier preocupación por la inmigración es señal de racismo como que los inmigrantes están arruinando la economía– todos debemos respirar hondo y recordar los siguientes puntos.

Entre la acalorada retórica y las dudosas afirmaciones hechas por ambas partes en el debate sobre la inmigración –tanto que cualquier preocupación por la inmigración es señal de racismo como que los inmigrantes están arruinando la economía– todos debemos respirar hondo y recordar los siguientes puntos.
Parte de valla entre México y Estados Unidos
Hay un derecho a la inmigración pero no es absoluto

Los inmigrantes son personas muy dignas, la mayoría muy pobres y no deberíamos excluir sus intereses de nuestras conversaciones sobre política de inmigración. Merecen la generosidad de un pueblo generoso. No obstante, su reivindicación no es absoluta si ello conlleva un gran agobio para los oriundos del país. Hasta una nación generosa debe restringir la inmigración si se convierte en una carga muy pesada. El reciente debate en Estados Unidos se ha centrado en la naturaleza y el tamaño de esa carga.

Los beneficios económicos de la inmigración son pequeños

La inmigración beneficia a los empresarios que consiguen mano de obra barata y a los consumidores que compran productos fabricados con esa mano de obra. Sin embargo los beneficios son pequeños, representan menos de la mitad del 1% del ingreso nacional. Tampoco la carga de los gastos educativos y de sanidad en estados y ciudades es especialmente grande –10.000 millones de dólares, comparados con los presupuestos estatales y locales de 1.5 billones de dólares– pero están concentrados desigualmente en unos pocos estados y localidades.

El argumento de que la economía americana se paralizaría sin la inmigración simplemente no es cierto. Ni tampoco lo es el argumento de que la inmigración está arruinando la economía. Aunque sí ejerce una presión descendente en los salarios de trabajadores no cualificados, las cifras son demasiado bajas (3-4% en 20 años) como para necesitar un cambio de política. Si la inmigración se acabase mañana, algunos de los trabajos que hacen los inmigrantes desaparecerían; los agricultores y las empresas encontrarían la forma de producir sin la mano de obra barata y más dueños de chalets cortarían su propio césped (¡o le pagarían a mis hijos para que lo hicieran!). Algunos de esos trabajos serían para los trabajadores nativos y se les pagaría más pero sería un aumento modesto. El que esté buscando problemas causados por la inmigración va a tener que mirar fuera del terreno económico.

El verdadero problema es la inmigración ilegal

Una de cada 25 personas en Estados Unidos está en flagrante violación de nuestras leyes. Semejante desobediencia de nuestras leyes de inmigración es justificadamente inquietante al ser tan extendida; va directamente contra la soberanía de Estados Unidos. Deberíamos hacer que se respeten las cuotas de inmigración o bien revocarlas. La presencia de tantos ilegales corrompe la aplicación de nuestras leyes, nuestras políticas, nuestra economía y socava nuestra habilidad para protegernos de los terroristas. Esta corrupción es la amenaza más grande derivada de la inmigración ilegal.

Podemos abordar este problema aumentando el número de inmigrantes legales o haciendo que se cumplan las actuales cuotas. Los pequeños beneficios económicos hacen que la balanza se incline por un aumento moderado del número de inmigrantes que aceptamos legalmente.

Hacer cumplir la ley es crucial incluso si aumentamos la inmigración legal

Las reformas de inmigración de 1986 vincularon la amnistía para los inmigrantes ilegales a un régimen más estricto de la aplicación de la ley, pero eso nunca se materializó. Como resultado, tenemos más inmigrantes ilegales que nunca. No resolveremos el problema hasta que comencemos a verificar que los empresarios contratan inmigrantes legales. Se habla mucho de "reforzar las fronteras" y habrá que hacer algo más que construir altas vallas; sin la aplicación de la ley dentro del país, estas vallas llevan a la inmigración ilegal a quedarse porque nadie quiere saltarlas por segunda vez. Aplicar la ley sin tener vallas funcionará mucho mejor que tener las vallas y no aplicar la ley.

Las enormes corrientes inmigratorias con su creciente naturaleza ilegal hace que los americanos sientan como que no pueden darse el lujo de ser generosos con los pobres del mundo que llaman a su puerta. Una observación clara de los hechos contradice esta valoración. Los problemas más grandes que la inmigración ocasiona no son económicos sino la agitación producida a causa de la enorme cantidad de inmigrantes ilegales. Los americanos en su mayoría están preocupados y con razón por el caos que la inmigración ilegal conlleva para nuestra política y nuestro sistema legal. Abordar el problema de los inmigrantes ilegales resolverá la mayor parte de nuestros problemas de inmigración y permitirá que los americanos den rienda suelta a sus generosos impulsos para con los inmigrantes.

Instituto ActonAndrew Yuengert es el catedrático de Economía John and Francis Duggan del Seaver College en la Universidad de Pepperdine. Es autor de Inhabiting the Land – The Case for the Right to Migrate, un estudio sobre inmigración publicado en 2003 por el Instituto Acton.

* Traducido por Miryam Lindberg del texto original en inglés.
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