La manifestación en Madrid conmemorativa del 25 aniversario del movimiento gay en España, que reunió más de 150.000 personas en Madrid, y la creación de la Fundación para la Libertad el sábado en Bilbao, que agrupa a constitucionalistas de todas las tendencias políticas, son los principales ejes informativos del día. Otros temas destacados son la agresión de la Corea comunista a su vecino del sur, que resultó en el hundimiento de una patrullera surcoreana, costando la vida a cuatro de sus tripulantes, la negativa de CiU a votar, llegado el caso, a favor de la ilegalización de Batasuna, y las nuevas amenazas de “movilizaciones por parte de la coalición sindicatos-PSOE-IU si el Gobierno no recibe a Méndez y Fidalgo.
”Orgullo gay”
La corrección política imperante ha convertido la crítica hacia las demandas de los homosexuales poco menos que en anatema. En esta línea, prácticamente ningún medio se atreve a cuestionar seriamente el matrimonio homosexual o la adopción de niños por parte de parejas homosexuales.
El País dedica un largo editorial a la “denuncia” de la discriminación hacia los homosexuales por parte de las leyes, haciéndose eco de las exigencias de este colectivo: “plena equiparación legal y social con el resto de los ciudadanos”, especialmente en lo que toca al matrimonio, al derecho sucesorio, a la fiscalidad, a las leyes laborales, a la adopción, etc., y reprocha al Partido Popular mantener “congelada la ley estatal de parejas de hecho”, achacando esta actitud a “prejuicios ideológicos o religiosos (...) como en el caso de la investigación con células madre”. Felicita a los líderes del PSOE, Zapatero y Blanco quien, por cierto, estuvo a la cabeza de la manifestación del sábado junto con Cándido Méndez, Fidalgo y Llamazares, todos ellos mendicantes de cualquier apoyo que puedan obtener después del fiasco del 20-J, y justifica la exigencia gay del derecho a la adopción diciendo que “no existen indicio de que crecer o educarse en hogares formados por dos hombres o por dos mujeres constituya un factor negativo en el desarrollo del niño”.
Ante todo este aluvión de victimismo, reforzado con veladas acusaciones de mentalidad precientífica para quien no comparta tan “razonables” tesis, hay que decir muy claramente que, en primer lugar, nada impide la plena equiparación legal y social puesto que, de hecho, ya existe de los homosexuales con los heterosexuales. La institución del matrimonio, mal que les pese a muchos, tiene como razón de ser la procreación y la educación de los hijos en un ambiente familiar estable y normal, necesario para que los niños desarrollen su personalidad sin sobresaltos ni complejos y aprendan que la mujer y el hombre no sólo se diferencian por sus órganos reproductores, sino también por su sensibilidad y su personalidad, que son complementarias. Tal es la razón por la todas las sociedades civilizadas otorgan al matrimonio (heterosexual, se sobreentiende) el reconocimiento de un estatus especial respecto del resto de los contratos. No hay que olvidar que, después de todo, el matrimonio es un contrato civil, y nada impide a los (y las) homosexuales firmar un contrato privado con las mismas estipulaciones que figuran en las capitulaciones matrimoniales.
El Mundo, en la misma línea que El País, asegura que “si los gays y lesbianas siguen reclamando sus derechos es porque aún no se ha producido una plena equiparación con los que disfrutan los heterosexuales. El caso del matrimonio es evidente, e inmediatamente detrás viene el más peliagudo y discutible de la adopción (...) la justicia no tiene nada que ver con el estilo de vida escogido: equiparemos los derechos primero, para que desaparezca toda desigualdad, y luego cada ciudadano o ciudadana escogerá libremente su propia opción. Ante todo, tiene que cumplirse el precepto del artículo 14 de la Constitución”. El Mundo olvida que la igualdad ante la ley y la no discriminación no está reñida con el reconocimiento por parte de la sociedad, recogido en las leyes, de beneficios que afectan solamente a ciertos conjuntos de ciudadanos cuyas circunstancias personales aconsejan un trato “desigual” y “discriminatorio” en el terreno fiscal, principalmente para lograr su integración plena en la vida social, como pueden ser, por ejemplo, los minusválidos, los ciegos o los disminuidos psíquicos, quienes no pudieron ejercer su “opción personal” como dice este diario, por la normalidad física y psíquica.
La Razón elude entrar en el fondo de la cuestión, y se limita a comparar el número de asistentes a la manifestación gay en Madrid con los escasos participantes en la manifestación que tuvo lugar (con el mismo itinerario), la tarde-noche del 20-J, aprovechando la ocasión para acusar con toda razón, por cierto a los sindicatos, al PSOE y a Izquierda Unida de manipular descaradamente las cifras de asistentes a las manifestaciones de la huelga general. Que ni siquiera La Razón se atreva a criticar las demandas del llamado “colectivo gay” da una idea de la fuerza que ha cobrado este movimiento, basada en la explotación del complejo de culpa de la inmensa mayoría de los ciudadanos por no querer comulgar con la rueda de molino de que es exactamente igual un matrimonio normal que uno homosexual.
Fundación para la Libertad
Los constitucionalistas vascos se niegan a esconderse y desaparecer de la escena. La presión de los asesinos etarras y sus corifeos combinada con la calculada indiferencia de los nacionalistas “moderados” no han conseguido desanimar a los valientes que, con riesgo de su vida, reclaman el derecho a pensar como quieren y la libertad para poder expresarlo abiertamente.
Jaime Mayor Oreja, Edurne Uriarte, Nicolás Redondo Terreros y Emilio Guevara (uno de los “michelines” que, según el integrista Arzalluz, le sobraban al PNV), entre otras destacadas figuras de la política vasca y de los medios de comunicación, forman parte de esta valiente apuesta por la libertad y el pluralismo.
ABC señala que la “decepción de los constitucionalistas tras las elecciones del 13-M impidió apreciar en su justa medida que los resultados habían estrechado la diferencia entre nacionalistas y no nacionalistas a porcentajes inéditos”. Cierto, pero hay que matizar que esa “decepción” fue promovida, sobre todo, por Prisa y el sector “dialogante” del PSOE, y fue el gran “argumento” para defenestrar a Redondo Terreros. Sin embargo, a este tenor, y muy atinadamente, este diario destaca la ausencia de Patxi López, el “heredero” de Redondo Terreros al frente del PSE. Sin duda, por razones de “equidistancia”.
El Mundo destaca el ejemplo de la socialista Ana Urchueguía, víctima de los insultos de los proetarras hace pocos días en el frontón de la localidad donde es alcaldesa desde hace 23 años, que el sábado no pudo salir al balcón de su ayuntamiento para presidir las fiestas de su pueblo por la amenaza de los batasunos de apedrearla en el balcón. Ocuparon su lugar los concejales proetarras, en concreto la payasa Pirritx maldita la gracia, quien se negó a condenar el asesinato del edil socialista Froilán Elespe. En estas circunstancias, El Mundo señala lo oportuno del nacimiento de este nuevo foro para la libertad “en un momento de especial presión, cuando Batasuna desarrolla una auténtica espiral de crispación social, institucional y política como respuesta a la aprobación de la Ley de Partidos”. Es triste que personajes como Pujol, pendientes sólo de su propio ombligo nacionalista de cara a las próximas elecciones, y Llamazares, que siente nostalgia del GULAG soviético y simpatía por el que pretenden crear los etarras en el País Vasco, nieguen su apoyo a PP Y PSOE para llevar a término una elemental medida de higiene política y democrática como es la ilegalización de la sección "política" de los asesinos. Ojalá las urnas se lo hagan pagar.

La izquierda, a la caza del voto gay
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