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Los enigmas del 11M

La cadena de mando

Enorme el artículo de hoy de Casimiro García Abadillo en El Mundo, por dos razones: porque explica perfectamente en qué consistió la maniobra de ocultación de los análisis de explosivos de los trenes del 11-M, y porque establece una cronología minuciosa sobre lo que fueron aquellas primeras horas de la investigación, en las que empezó a gestarse la gran patraña.

El día 11 de marzo, se produjeron dos violaciones del protocolo, en las cuales está el origen de todos los problemas. En primer lugar, las muestras recogidas en los focos de explosión de los trenes tenían que haberse llevado a la sede provincial de los Tedax, no a la sede nacional que dirige Sánchez-Manzano. Esta primera violación del protocolo fue denunciada por el responsable provincial de los Tedax , Cáceres Vadillo, en su comparecencia ante el juez Del Olmo. La segunda violación fue que los análisis químicos tenían que haberse realizado por parte de la Policía Científica, no de los Tedax, puesto que es la Policía Científica la que está capacitada, la que dispone de los equipos adecuados y la que tiene legalmente encomendada dicha tarea.

Alguien, con nombre y apellidos, tuvo que dar las órdenes pertinentes para que se incumplieran los protocolos por dos veces. Alguien tuvo que ordenar que se llevaran las muestras a la sede central de los Tedax y que no se entregaran a la Policía Científica. ¿Quién fue ese alguien? La cadena jerárquica que estaba vigente el 11-M era la siguiente:

Sánchez Manzano (jefe de los Tedax)

Santiago Cuadro (comisario general de seguridad ciudadana)
Pedro Díaz Pintado (subdirector general operativo)
Agustín Díaz de Mera (director general de la Policía)
Angel Acebes (ministro de Interior)

Evidentemente, alguien rompió esa cadena jerárquica, engañando al Gobierno que tenía que hacer frente al atentado. Alguien decidió que había que ocultar los informes de análisis de los trenes, lo que implicaba dos cosas: en primer lugar, que se impidiera a la Policía Científica acceder a las muestras; y, en segundo lugar, que no se remitieran tampoco al juez los análisis realizados por los propios tedax. ¿Fue Sánchez-Manzano el que tomó, por propia iniciativa, la decisión de comenzar con la gran farsa? ¿Fue acaso Santiago Cuadro (cuyas actuaciones documenta Casimiro García Abadillo) quien le ordenó a Sánchez-Manzano que se hiciera él cargo de todo?

Estamos hablando de decisiones tempranas, muy tempranas. Decisiones tomadas a lo largo de la mañana del propio día 11-M. Por tanto, en la propia mañana del atentado,antes de que apareciera prueba alguna fuera de los trenes, ya había quien por algún motivo decidió que había que ocultar lo relativo a los trenes. Lo cual implica que ya en la propia mañana del 11-M se tuvo que poner en marcha la creación de las pruebas falsas alternativas (mochila de Vallecas, etc.), ya que ocultar los explosivos de los trenes sin proporcionar una versión alternativa no hubiera servido de nada. Y cabe deducir que quien rompió esa cadena de mando con respecto a los análisis de los explosivos tuvo que ser el mismo que ordenó fabricar la mochila de Vallecas (o tuvo que recibir las órdenes de quien mandó fabricar la mochila de Vallecas). Las piezas del puzzle van cobrando sentido. Ya sólo queda encajarlas.

P.D.: Os recomiendo a todos la lectura del libro "La eclosión liberal", de Juan Carlos Girauta. No sólo porque es el primer libro (dejando aparte el de "Las mentiras del 11-M") en el que se habla de los peones negros, sino porque permite entender buena parte del éxito de una web como Libertad Digital, que es mucho más que un simple periódico on-line: constituye el germen alrededor del cual se ha articulado un verdadero movimiento liberal, anclado en el patriotismo constitucional. Juan Carlos ha elegido muy bien el subtítulo de su libro: "¿Por qué los progres están tan nerviosos?".

P.D. 2: El último ejemplo de ese nerviosismo lo ha protagonizado un individuo llamado José Antonio Pastor, del PSE, que ha insultado a las víctimas del terrorismo mientras los españoles nos enteramos de que las reuniones PSE-PNV-Batasuna son ya cosa común. El Partido Socialista insulta a las víctimas mientras se reúne con los asesinos. Han decidido ligar su suerte a la de la banda terrorista. ¿Tiene el 11-M algo que ver con ese pacto de sangre entre ETA y lo que antes fue un partido democrático? ¿Tiene el 11-M algo que ver con ese proceso de disgregación nacional que hoy denuncia la Fundación para la Defensa de la Nación Española? Pues da toda la sensación de que sí, ¿verdad?

El día 25 nos vemos en Madrid, como señala Isabel Durán en su último artículo, en la manifestación de esas víctimas a las que el Partido Socialista insulta.

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