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Los enigmas del 11M

Los curas casados

Editorial del programa Sin Complejos del domingo 16/1/2011

Si han estado atentos a las noticias, los oyentes ya sabrán que la Iglesia Católica cuenta desde ayer con sus primeros curas casados.

No, no es que se haya autorizado el matrimonio de los sacerdotes. Lo que sucede es que, como ya saben ustedes, una de las principales prioridades del papa Benedicto XVI, desde su nombramiento, ha sido la reunificación con las ramas separadas de la Iglesia Católica.

Así, en junio de 2009, el Papa levantó la excomunión de los cuatro obispos de la corriente lefebvriana, que se habían distanciado de la Iglesia a partir del Concilio Vaticano II y habían terminado por ser excomulgados en 1988.

Ahora, el Papa ha conseguido que una parte de la Iglesia Anglicana abrace otra vez el catolicismo. Para ello, se ha creado un nuevo instrumento jurídico, la denominada Ordenación Personal de Nuestra Señora de Walsingham, que va a permitir ordenar como sacerdotes a los que antes eran pastores anglicanos.

Por tanto, no es que se vaya a permitir que los curas se casen, sino que simplemente se autoriza, con carácter excepcional, la ordenación sacerdotal de los pastores anglicanos, aunque ya estuvieran casados anteriormente.

Ayer se celebró en la catedral de Westminster la ordenación como sacerdotes de tres ex-obispos anglicanos, cuyo cometido va a ser preparar a los primeros grupos de fieles que se reincorporarán a la Iglesia Católica en Semana Santa. Se calcula que en los próximos meses abandonarán la Iglesia Anglicana, para abrazar el catolicismo, entre 30 y 50 obispos, más de un centenar de parroquias, varios centenares de pastores anglicanos y cerca de medio millón de fieles.

En el caso del papa Benedicto XVI, está claro que es el afán ecuménico - el deseo de reunificación de la Iglesia - lo que le impulsa a favorecer esa integración de los anglicanos. Pero ¿a qué se debe el afán de esos fieles anglicanos por reintegrarse a la Iglesia Católica? Pues la razón está en que la Iglesia Anglicana ha cambiado significativamente en los últimos años su actitud con respecto a determinados problemas morales, lo que ha originado tensiones entre los fieles y entre los propios pastores anglicanos.

Aunque la gota que colmó el vaso fue, en realidad, que la Iglesia Anglicana autorizara la ordenación de mujeres y de pastores homosexuales. Fue esa circunstancia la que motivó el acercamiento de un sector de la Iglesia Anglicana a la Iglesia Católica, acercamiento que ayer vivió en la catedral de Westminster el primer acto de su culminación.

Si a ustedes les parece extraño que la Iglesia Católica acepte reintegrar a los anglicanos sin importar el estado civil de los pastores, tampoco se sorprendan demasiado. La Iglesia admite numerosas particularidades y tradiciones históricas locales en todo el mundo y, en este caso, el bien conseguido con la reintegración de muchos fieles en la Iglesia justificaba más que de sobra, a juicio del Vaticano, que se admitiera como excepción temporal la existencia de sacerdotes casados.

El nombre elegido para esa Ordenación Personal con la que se reintegra a los anglicanos, Nuestra Señora de Walsingham, tiene también su simbolismo.

Walsingham es un pueblecillo inglés en el que un noble de origen normando, Richeldis de Faverches, mandó erigir en el año 1061 un santuario en honor de la Virgen, después de haber tenido una visión de cómo era la casa en la que el Arcángel San Gabriel anunció a María que iba a ser madre de Jesús.

A partir de entonces, el santuario se convirtió en centro de peregrinación, despertando una gran devoción la estatua de la Virgen que allí se encontraba. Pero poco después de que Enrique VIII decidiera crear una Iglesia Anglicana separada de la Iglesia Católica, el santuario fue arrasado y la estatua de la Virgen llevada a Londres y quemada. Corría el año 1538.

Cuatro siglos después, en 1897, el Papa León XIII consagró una nueva imagen de la Virgen para el santuario de Walsingham recién restaurado, con lo que las peregrinaciones católicas se reanudaron. Y un par de décadas más tarde, en 1921, la Iglesia Anglicana construyó un santuario al lado del católico y también los anglicanos retomaron la costumbre de peregrinar a ese pueblecillo. Desde entonces, católicos y anglicanos han convivido en Walsingham, compartiendo devoción por la imagen de Nuestra Señora.

Así que Benedicto XVI no podía haber encontrado mejor símbolo para una reconciliación que constituye, en mi modesta opinión, una buena noticia para todos los católicos y para todos los cristianos.

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