¿Hay precedente histórico? No doy con él. Al menos, no en estos términos. Al menos, no en el horizonte de la Europa garantista del último medio siglo.
Una organización formalmente disuelta, ilegalizada como vertiente política de un grupo terrorista, convoca su asamblea general para el próximo día 21. Y el poder judicial guarda silencio. Y el poder ejecutivo se niega a impedirla, y acuña su supremo disparate: los actos de una entidad ilegal no pueden ser prohibidos. Que es un modo muy explícito de decir que el Estado, aquel convencional garante de la ley, no existe. Ya. No volverá a existir tal como lo conocimos.
¿Qué aguarda el Gobierno de España a cambio de dimitir de sus funciones? Una tregua, es transparente. La que Batasuna se dignará, tal vez, ofrecerle el día 21, si ETA se siente, al fin, segura y generosa tras de la rendición del enemigo.
Sueña Zapatero que eso le otorgará mayoría absoluta, en unas elecciones hábilmente anticipadas. Y que a eso él podría dar valor de plebiscito. Y trastrocar la Constitución al margen del procedimiento que la Constitución dicta. Sueña. La resaca de su despertar será terrible. Para todos.