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Pablo Molina

Sánchez: de ésta no escaparás

Los resultados de las elecciones al Parlamento regional de Cataluña no son una catástrofe. Son un coñazo, porque implican que vamos a tener que seguir soportando la matraca separatista catalana unos cuantos años más.

Los resultados de las elecciones al Parlamento regional de Cataluña no son una catástrofe. Son un coñazo, porque implican que vamos a tener que seguir soportando la matraca separatista catalana unos cuantos años más.
EFE

Los resultados de las elecciones al Parlamento regional de Cataluña no son una catástrofe. Son un coñazo, porque implican que vamos a tener que seguir soportando la matraca separatista catalana unos cuantos años más. ¡Qué se le va a hacer! Es una cruz que nos toca llevar a los españoles con resignación histórica, pero después de casi medio siglo aguantando a estos majaderos tampoco vamos ahora a caer en la depresión.

Es cierto que el PP se ha pegado un trompazo importante, pero ha sido por culpa de Bárcenas, y además el edificio de la sede central ha dimitido como consecuencia de estos resultados, por lo que ahora toca reforzar la imagen de unidad y mirar hacia adelante con optimismo renovado. Lo de Ciudadanos es más sorprendente porque nadie esperaba que se quedara en 6 escaños. Lo normal es que hubiera bajado a cero y se hubiera convertido en una fuerza extraparlamentaria, pero ahí sigue el equipazo de Inés Arrimadas, asombrando a propios y extraños. Son muy capaces, así lo digo, de mantenerse con un diputado en Barcelona y otro en Madrid una legislatura más, para que la hazaña quede registrada en los anales del éxito parlamentario.

Lo mejor de estos comicios catalanes es que el nuevo Gobierno separatista llegará a la Generalidad con bríos renovados y dispuesto a ajustar cuentas con Sánchez, ese traidorzuelo que escatima los indultos y retrasa el referéndum de independencia. No es una cuestión menor, porque los lazis siguen en la trena y en caso de que siga dilatándose lo suyo, Junqueras podría mandar la actual legislatura a fer punyetes. No sería la primera vez. Ya lo hizo hace un par de años, cuando se negó a aprobar los Presupuestos Generales del Estado y obligó a Sánchez a convocar elecciones anticipadas.

Unos pocos días después de aquella voladura descontrolada, con la nueva convocatoria electoral ya fijada en el horizonte cercano, Sánchez se dirigía a los suyos de este tenor:

¿Os imagináis, amigos, esta crisis en Cataluña con la mitad del Gobierno defendiendo la Constitución y la otra mitad del Gobierno, con Podemos dentro, diciendo que hay presos políticos en Cataluña y defendiendo el derecho a la autodeterminación en Cataluña? ¿Dónde estaría España y dónde estaría la izquierda?

Pues ambas están exactamente aquí, Sánchez, aquí, donde tú las has llevado. Y los españoles, también, pero en nuestro caso deseando que empiece esta nueva legislatura catalana, que ya ha inaugurado de facto el partido de Junqueras reclamándote en el Congreso la celebración de un referéndum de autodeterminación

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