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Pablo Molina

Un chanchullo inmoral y, por supuesto, ilegal

Los chiringuitos de los partidos políticos invitan al trinque desaforado como si no fuera a haber un mañana.

Los chiringuitos de los partidos políticos invitan al trinque desaforado como si no fuera a haber un mañana.

Tras conocerse las excelentes relaciones comerciales entre la Fundación Ideas para el Progreso(sic) y varias empresas de amigos y familiares de altos cargos del PSOE, la portavoz socialista en el Congreso ha confirmado públicamente su carácter legal y además "moral". La moralidad es un atributo particular que bajo el canon socialista adopta las dimensiones más extrañas. Ahora bien, que el reparto de dinero público entre familiares de los políticos es ilegal resulta incuestionable incluso en España, cuya Ley General de Subvenciones prohíbe expresamente el trinque de los allegados.

Esto de que los familiares y amigos del poderoso abreven en el presupuesto público es tradición inveterada en la partitocracia española, donde los enjuagues se producen a diario con total normalidad. De hecho, Soraya Rodríguez no sufrió las dificultades expresivas de otras veces para refutar en el acto las veladas acusaciones de los periodistas, tras conocerse el caso de la muy industriosa hermana de su colega Valenciano. Y es que, en realidad, lo que se hubiera considerado inmoral es que, habiendo trinque al alcance de familiares y amigachos, se hubiera dado entrada a otras empresas por una mera cuestión de eficiencia presupuestaria. Si el dinero público no es de nadie, ¿a qué tantos escrúpulos en su manejo?

Los chiringuitos de los partidos políticos invitan además al trinque desaforado como si no fuera a haber un mañana. En último término son instituciones privadas que, a pesar de financiarse casi en su totalidad con dinero del contribuyente, actúan con mucha mayor discrecionalidad que los propios partidos, que tampoco es que se distingan por sus miramientos a la hora de gestionar un presupuesto que en esencia no les pertenece.

Y si la reacción intuitiva de Soraya B ya revela una ética muy particular en el ámbito de lo público, más chocante resulta la justificación de la empresa de la hermana de la vicesecretaria general del PSOE, al afirmar que lo que recibe anualmente de la Fundación Ideas para el Progreso (sic) es apenas un pequeño porcentaje de su volumen total de negocio. Tratándose de las finanzas del PSOE, nos quedamos con la duda de si es una simple excusa o una reclamación formal para aumentar la facturación en años venideros. 

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