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Pablo Montesinos

Las cosas que han cambiado en un año

Se quejan los míos de que en España tenemos memoria de pez. Hace un año, rememoran, el debate era si el país iba a ser o no rescatado

El Gobierno revisará el próximo día 26, último viernes del mes -fin del plazo dado por la Unión Europea-, sus previsiones económicas. Más paro y menos crecimiento. 2013 ya no será el año del fin de la crisis, admiten. Pero, pese a ello, los miembros del gabinete aseguran que la España de hoy no es la España de 2012. Que hemos mejorado, y mucho, y que vamos a salir de ésta. Ojalá.

Esta semana, un asesor gubernamental admitía lo que era un secreto a voces: "Hubo un momento en el que estábamos deprimidos, hundidos, porque creíamos que todo se nos iba de las manos". Entre ellos, Cristóbal Montoro, el drácula del déficit, encargado de lidiar con las comunidades autónomas, de meter la tijera. Él y otros, reconocen, empezaron a dudar de que se pudiera reeditar lo acaecido en 1996. Ahora, creen que sí lo vamos a lograr, que hemos pasado lo peor.

Se quejan los míos de que en España tenemos memoria de pez. Hace un año, rememoran, el debate era si el país iba a ser o no rescatado, con la prima de riesgo y el bono a diez años en unas cuotas que invitaban al colapso. Con empresarios muy potentes exigiéndole al presidente, cada vez en un tono más brusco, que llamara a Bruselas y solicitara la ayuda. El fin de ese trance ya lo conocemos: Rajoy aguantó, resistió, y las aguas bajaron, relativamente.

En el Gobierno insisten en que "podemos", y señalan al 26 de abril. Día de reformas. Aunque, aseguran, los españoles no tienen "por qué tener miedo", en voz de un ministro clave en las mismas. Esperan aprobar, por fin, la ley de emprendedores, y enumerarán otras medidas que ya nos suenan pero que se han ido retrasando, como la reestructuración energética. El nuevo libreto azul será enviado de inmediato a Bruselas, que lo tendrá en cuenta a la hora de establecer un nuevo objetivo de déficit para el país.

Pero, sin duda, si algo esperan los españoles es que el Gobierno se atreva a meterle un buen bocado a la administración. Así lo admiten en los propios círculos populares: "Si algo nos dicen en la calle es que los únicos que sufren la crisis son ellos, pero no la casta, los políticos". Esta misma semana, la vicepresidenta aseguró que están en ello, y que antes de verano la CORA, la comisión encargada de acometer el ajuste, tendrá un pormenorizado estudio sobre la materia. Esperemos.

La propia Sáenz de Santamaría empeñó su palabra en que ésta será la reforma por la que se recordará a este Gobierno: "Podremos pedir esfuerzos a los ciudadanos cuando todos los hacemos. Nosotros los haremos", dijo el mismo día que subían nuevamente los impuestos, en una carrera desesperada por cumplir con las instituciones comunitarias. Según ABC, el ahorro podría ascender hasta 100.000 millones si se hace un ajuste en profundidad de la administración en sus tres estructuras.

En paralelo, la UE tendrá que hacer su parte del trato, incluyen desde Moncloa. Se acercan Consejos Europeos decisivos para abordar la unión bancaria, fiscal y política, y Rajoy sabe de obstáculos. Aunque eso da para otra carta, y yo ando ansioso por saber qué pasa en tu casa socialista: ¿Al final será Madina? ¿Chacón? ¿Patxi?

Atento a la llegada de tu misiva, besos, Pablo

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