Durante largos años el PNV fue el mejor auxiliar de la ETA. Su táctica fue muy simple: "condenaba" los asesinatos etarras, pero condenaba también la respuesta de las víctimas y las actuaciones de las fuerzas de seguridad del estado que han preservado en las Vascongadas lo poco que queda allí de libertades democráticas. El PNV ponía en el mismo plano a víctimas y verdugos y, con insondable hipocresía, trataba de paralizar la persecución y respuesta a estos últimos. Después de todo, ETA y PNV comparten muchos objetivos e ideas básicas.
Ahora la ETA tiene un auxiliar mucho más efectivo: el gobierno español. La ETA y el terrorismo islámico, y los enloquecidos ayatolas. En Oriente Próximo, los ayatolas tratan de convertir a Irán en potencia nuclear con el objetivo explícito --entre otros-- de borrar del mapa a Israel. Tras sus últimos avances, han lanzado una cortina de humo mediante agresiones de su brazo armado Hesbolá contra los hebreos, a las que éstas han replicado contundentemente, conscientes de que cualquier debilidad puede resultarles fatal.
En esta coyuntura, el partido-GAL, el partido-Filesa, nunca regenerado y otra vez mangoneante en España, se pone al lado de Hesbolá y de los ayatolas, de las "civillizaciones", en suma, condenando retóricamente a los agresores para paralizar en la práctica la respuesta de la agredida democracia. Lógico e inevitable. Comparten demasiadas cosas.
Siempre viene al caso una frase de Marx joven: "Hay alguien más despreciable que el verdugo: el ayudante del verdugo"