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Presente y pasado

El derecho y las lentejas / Debate (V) César Vidal y la alfabetización /

Los más jóvenes probablemente no conocerán el magnífico relato de la Biblia sobre los hermanos Esaú y Jacob. El primero, que era el primogénito, llegó un día exhausto después de una jornada de caza y pidió a Jacob que le dejase comer un plato de lentejas que había cocinado. Jacob aprovechó la ocasión y le exigió que, a cambio, le vendiera sus derechos de primogenitura. Esaú dijo "Estoy que me muero de hambre. ¿De qué me sirven esos derechos?" Y se los cedió a Jacob.

La historia puede interpretarse de varias formas. Por ejemplo como un chantaje o artimaña de Jacob para usurpar unos derechos que no le pertenecían. Creo que tiene más interés otro punto de vista: por el mismo hecho de cederlos a cambio de un bien material y momentáneo, Esaú demuestra ser un botarate que no está a la altura de sus propios derechos. Es Jacob quien los merece, porque les concede un valor por encima de las circunstancias.

Ello hace referencia a un conflicto muy frecuente en la condición humana que, de forma algo pedestre expresa el refrán: "Dios da pañuelos a quien no tiene narices", es decir, derechos o privilegios a quien carece de mérito para ostentarlos. ¿Qué debe prevalecer, el derecho formal o los méritos? El conflicto es muy fuerte y no puede solventarse alegremente, porque el derecho formal, aun con injusticias, permite mantener estable la sociedad. Desde ese punto de vista, la justificación de Jacob es peligrosa y conduciría a una contienda general, porque ¿quién no se considera con más méritos que el prójimo?

No obstante, la aplicación ciega de los formalismos podría ahogar el mérito, con las malas consecuencias habituales para la sociedad.

Me ha venido el caso a la mente al leer lo siguiente en el libro, un tanto ambiguo de Mario Conde De aquí se sale:

"—Así que según vosotros no hay más alternativa que Alemania se quede con el cotarro (…) y que nos gobiernen ellos

--Hombre, para que nos gobierne Zapatero, yo prefieron un alemán (…) [sigue una disquisición absurda, siguiendo cierta gansada célebre de Ortega y Gasset, sobre que hemos tenido reyes extranjeros]

--Prefiero, te insisto, un alemán a Zapatero y a los posibles Zapateros que nos depare el futuro, que no es cosa solo de izquierdas, sino de la clase política".

Es la mentalidad de Esaú. Que se ha extendido extraordinariamente hasta presentarse como una virtud: ¿qué importan los derechos ante las exigencias "del ávido y funesto vientre", que decía la Odisea? Una inversión de valores que en este caso resulta especialmente estúpida porque se basa en dos creencias falsas: que en España no tenemos arreglo (cuando basta mirar a los últimos 70 años de nuestra historia para sacar conclusiones diferentes), y que los alemanes van a velar por nuestros intereses en lugar de por los suyos.

En fin, frente a nuestros esaús, tan dispuestos a vender el país por un plato de lentejas (para comerlo ellos, claro), diré unas cuantas cosas en las que no le hemos hecho tan mal.

a) España lleva un periodo de paz más largo que casi todo el resto de Europa

b) España derrotó al stalinismo antes que nadie, no se dejó arrastrar a la guerra mundial y frustró el intento de volver a la guerra civil

c) España desafió un aislamiento internacional totalmente injusto y lo derrotó, y en condiciones impuestas y mucho más difíciles que las del resto de Europa occidental, fue capaz de crecer económica y culturalmente.

d) Durante casi quince años, superado el aislamiento, España creció económicamente más aprisa que el resto de Europa, acercándose rápidamente a los niveles de renta más elevados y con una salud social superior.

e) España no debe su democracia –por defectuosa y en involución que ahora se halle— ni su prosperidad a Usa, sino a su propia evolución interna y autónoma; al contrario que la mayoría de los países eurooccidentales.

Basten estos hechos, entre otros. Son logros indiscutibles y debieran dar motivo a cierta satisfacción y a construir sobre ellos, en lugar de la habitual y necia autodenigración. Problemas tipo Zapatero pueden ocurrir en cualquier país --también en Alemania, por cierto, e incluso peores--, y en nuestro caso son el resultado de errores lamentables de la Transición, cuando el timón de esta cayó en otro Zapatero, me refiero a Suárez (como he expuesto en La Transición de cristal) y, lo más grave es que no ha habido una oposición y clarificación suficientes.

En cualquier caso, quien no es capaz de apreciar el valor de los derechos y de la libertad, no los merece. En España encontramos demasiada gente que no los merece y que pretende imponernos a todos su estilo Esaú.

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****Dice Rajoy que cree en los buenos políticos. Y ahí sigue. Habrá que concederle el beneficio de la duda, aunque su papel en la oposición no autoriza optimismos.

****Una de las cosas que más hacen desconfiar del PP es el contento infantil con que esperan el poder… en una situación tremenda.

**** Ana Pastor: "El nuevo Gobierno no debería suponer cambios en TVE" "A seguir trabajando como siempre", dice con toda desvergüenza. Confunde trabajar con manipular y engañar. La chusma mediática, equiparable a la política. Rajoy ganaría alguna credibilidad si despidiera a toda esa gentuza. Podría recordar que en la guerra de Irak, los telediarios de TVE parecían estar, estaban de hecho, elaborados por el PSOE.

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César Vidal y la alfabetización

Veíamos en la entrega anterior que don César tenía una visión de la Biblia por supuesto legítima, pero harto discutible, y que la empleaba, un tanto abusivamente a mi entender, para diagnosticar sobre problemas históricos muy generales, como el trabajo o la banca. Según él, para los protestantes "la única regla de fe y conducta era la Biblia, un libro al que todos debían tener acceso para poder examinarlo con libertad y sin las ataduras de una jerarquía porque, al ser la Palabra de Dios, se explicaba por sí mismo". Pero ya expliqué, y la historia lo confirma, que de la Biblia no puede extraerse una sola regla de fe y de conducta, siendo de ello la mejor prueba los mismos protestantes, sus divisiones en cuanto a la fe y la conducta, y las luchas entre ellos, no raramente sangrientas.

En cuanto a la educación, a su enfoque general le pasa lo mismo que con respecto a las finanzas y al trabajo: que no resisten la crítica histórica (en realidad él no los plantea siquiera en un plano histórico sino metafísico). Empieza por confundir educación y alfabetización, que no son equivalentes, y menos si se centran en el estudio de la Biblia. Acierta el señor Vidal al señalar que los países escandinavos y Escocia fueron adelantados en la alfabetización (lo que no les impedía ser muy pobres). Pero aunque en algunos sitios y momentos se consiguiera una alfabetización muy amplia, la alfabetización general ha sido más bien cosa de los siglos XIX y XX. También es verdad que varios de los países católicos quedaron rezagados en el siglo XIX con respecto a los protestantes. Así, según estimaciones reproducidas por G. Tortella en El desarrollo de la España contemporánea, Inglaterra tenía en 1850 un nivel de alfabetización en torno al 70% y Escocia cerca del 90% y similar Alemania (no solo la protestante; lo que no impedía que Alemania y sobre todo Escocia fueran más pobres que Inglaterra). Por las mismas fechas, Francia estaba en un 55% y España en torno al 20%. En la mayoría de los países, católicos o protestantes, el analfabetismo se reduce a porcentajes marginales (menos del 10%) en la segunda mitad del siglo XIX y sobre todo en la primera mitad del XX. Así Austria Hungría, Francia o Bélgica y, con más retraso, Italia, España y Polonia.

Lo que se deduce de estos datos son básicamente dos cosas: a) que los países católicos no precisaron hacerse protestantes para ir cerrando su desventaja con rapidez en la segunda mitad del siglo XIX y más aceleradamente en la primera del XX (cabe citar a la URSS, régimen ateo que redujo con más rapidez que nadie el fuerte índice inicial de analfabetismo hasta dejarlo en marginal en solo 30 años). b) Que en la inmensa mayoría de los casos las políticas de alfabetización tuvieron poco o nada que ver con la lectura de la Biblia, sino, como indiqué anteriormente, con motivos de otro tipo: de nacionalismo o ideología (URSS), técnicos, económicos y similares.

Por lo que se refiere a España, estaba al comenzar el siglo XIX en "el pelotón de los torpes" europeos, como es sabido, aunque ello tiene poco que ver con el "vivan las caenas", contra lo que afirma Vidal. La célebre frase nació más bien del impacto producido en la mente popular por la barbarie revolucionaria francesa y los tremendos desmanes napoleónicos (también ingleses) en la Guerra de Independencia, que invocaban fraudulentamente la libertad como justificación. Ese mismo pueblo fue el que venció la opresión napoleónica, la cual, ella sí, fue la causa principal de que el desarrollo español del siglo XVIII quedara truncado y el país acerbamente dividido.

Y nuevamente encontramos que el retraso español tiene muy poco que ver con el catolicismo. Pues durante el Siglo de Oro la muy católica España destacaba en la enseñanza general y superior, como he recordado en Nueva historia de España. A mi juicio, ahí está la causa principal de la potencia realmente asombrosa demostrada durante un siglo y medio por nuestro país, que no era naturalmente el más rico ni el más poblado de Europa, ni mucho menos. No solo la educación superior estaba más extendida que en cualquier otro país europeo, sino que la enseñanza popular estaba también bastante extendida. El célebre capitán Contreras, de extracción muy humilde, asistía a la escuela en el barrio de Lavapiés, y tenemos cartas y documentos gráficos de soldados de los Tercios que demuestran una alfabetización muy extendida. No se puede generalizar sobre ello (como tampoco del carpintero de Nazaret), pero el detalle tiene interés. Cabe recordar asimismo que al llegar la república, había dos provincias sin casi analfabetismo: Álava y Santander, que eran quizá las más católicas de España. O que fue en el renacimiento católico de la era franquista cuando por fin España dejó el analfabetismo en cifras marginales (aparte de convertirse en una potencia industrial). Así, que, nuevamente, nada que ver con protestantismo o catolicismo, sino, si acaso, con la esclerotización religiosa coincidente con la decadencia desde el siglo XVII.

He sostenido que la causa principal de la decadencia se encuentra en la desatención creciente a la enseñanza. Y ello incluso en el siglo de la Ilustración. Las universidades y escuelas permanecieron acartonadas y no se creó una academia científica, lo cual garantizaba a largo plazo una decadencia todavía mayor (casi los únicos que sabían matemáticas, por ejemplo, eran los militares, en especial los marinos y artilleros). Peor aún, los jesuitas, que constituían el principal factor de enseñanza superior y media, fueron expulsados absurdamente por el ilustrado Carlos III, dejando un tremendo vacío que no se recuperaría en muchos decenios. El siglo XIX español es, en ese aspecto, el más deplorable, y una acusación que cabe hacer a aquellos liberales fue su muy insuficiente atención al problema. Y ello incluso en la Restauración, cuando la alfabetización progresa, pero muy lentamente (lo que facilitaba, de paso, las demagogias mesiánicas).

No quiero abrumar más al señor Vidal con los esfuerzos desplegados por España, en sus buenos tiempos, no solo en el país, sino en América y el Pacífico. Escuelas públicas las había en España desde antes de las de Calvino. En fin, espero que al menos estos breves datos le hagan reflexionar sobre su enfoque tan extremista como anacrónico.

**** Dice don César que hay un idiota por ahí que afirma que en el Siglo de oro no se pasaba hambre, ni tampoco en los años 40. Desde luego, quien afirme cosas tan obviamente falsas solo puede ser un idiota, y me pregunto si no será también una idiotez perder el tiempo refiriéndose a él. No perdería el tiempo don César, en cambio, si dedicase mayor atención al debate liberal que mantengo con él (muy poco liberal por su parte, como expliqué en otro momento). Dada su extrema admiración por Usa (o por el lado protestante de Usa), bien podría tomar ejemplo de los excelentes debates, duros pero bien argumentados, que allí son típicos y que revelan una viveza intelectual enormemente superior a la de nuestra abotagada España. No es lo mismo admirar a alguien que parecérsele. Nuestros anglómanos (en el blog tenemos algún buen ejemplo) son la prueba.

****Para ampliar el debate: http://infocatolica.com/blog/espadadedoblefilo.php/1111151230-cesar-vidal-y-el-prejuicio-an

****Blog, Lead: lead, día 15 de Noviembre de 2011 a las 21:21

[Cristianismo y Educación: la "revolución papal"] [La Escuela de Salamanca (Murray Rothbard)](II)

¿Qué motiva esa repentina actividad fundacional de Estudios y Universidades por parte de la Iglesia a partir del siglo XI? Philippe Nemo, en su obra "¿Qué es Occidente?" --que he comentado varias veces aquí-- rescata la tesis de Harold J. Berman: la revolución papal de los siglos XI a XIII, revolución que, como señala Nemo:

eligió utilizar la razón humana en las dos figuras de la ciencia griega y el Derecho romano

[Leer post #82]:

http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado...

[Leer posts 89, 90, 91 y 99]:

http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado...

Por lo demás, César Vidal, trabajando en este Grupo Editorial, tiene que conocer muy bien lo que está plenamente aceptado en el campo económico: que las teorías básicas del pensamiento económico liberal (podríamos decir "capitalista", por utilizar este término que Talcott Parsons colocó a los trabajos de Max Weber)

http://books.google.com.mx/books?id=gJNS8_3zyTQC&a...

dichas teorías básicas, digo, las crean los pensadores católicos jesuítas y dominicos de la Escuela de Salamanca, en el siglo XVI, cuando Lutero y Calvino andaban con sus lucubraciones teológicas:

"Es la conocida tesis de Max Weber que corrige H. M. Robertson para incluir la más temprana aportación católica al nacimiento del capitalismo: la actividad de las Repúblicas italianas y las aportaciones doctrinales de la "Escuela de Salamanca", como nos recuerda el "austríaco" estadounidense (y judío) Murray Rothbard:

Estos revisionistas han trabajado poco sobre uno de los pilares del enfoque estándar – 'La Ética Protestante' de Weber–, principalmente por falta de dirección. Se recomienda la crítica a Weber por H. M. Robertson, 'Aspects of Economic Individualism' (Londres, 1933).

Robertson y otros han indicado, por ejemplo, que el capitalismo realmente comenzó a florecer no en Gran Bretaña sino en las ciudades italianas del siglo XIV, esto es, en áreas católicas indiscutiblemente. De hecho, el principal punto de la crítica revisionista, en todos los campos, es la continuidad; que el capitalismo, el liberalismo, el racionalismo, el pensamiento económico, etc. comenzaron mucho antes que Smith et. al., y bajo auspicios católicos. Y que los posteriores desarrollos se basaron en, y en algunos casos retrocedieron de, perspectivas católicas anteriores.

[tomado del post #113]:

http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado...

52

****Blog, jailto: Sobre lo que dice el Sr. D. Ian Woodward en su artículo "La ignorancia es contagiosa", aparecido en el nº 34, páginas 54 a 61, Enero-Abril de 2011, de la revista "el escéptico" , publicada por ARP. El primer párrafo comienza así: "En 1506 España y Portugal sufrieron el acoso de la Inquisición Española y de la Peste Negra, y alguien tenía que ser culpado por ello. Los convertidos de manera forzosa al cristianismo-los conversos- fueron los principales candidatos." De acuerdo con la redacción que aparece en el texto, como no conozco el original espero que la traducción sea fidedigna, el autor nos dice que en 1506 a) España y Portugal sufrieron el acoso de la Inquisición española, y que b) España y Portugal sufrieron el acoso de la Peste Negra. Sobre el punto designado b), no tengo nada que decir sino puntualizar: el máximo d ela epidemia se produjo en 1507. Sobre el punto designado a), es de esperar que el Sr. Woodwaard no nos contagie su ignorancia manifiesta. Supongo que con su referencia a la España de 1506 el Sr. Woodwaard se refiere a las Coronas de Castilla, Aragón y Reino de Navarra. El problema es que en 1506 los portugueses se consideraban tan españoles como los de Cadaqués, los de Valladolid o los de Málaga. Olvida, o ignora, que en Portugal la Inquisición es de mediados del S XVI, es decir, bastante después de la fecha que menciona. Olvida, o ignora, que lo que él llama "Inquisición Española" nació más de doscientos años después de su establecimiento en Francia e Inglaterra, y que no abarcaba ni el Reino de Navarra ni el de Portugal. Olvida, o ignora, que la conversión no era obligatoria y que se podía emigrar, cosa que como treinta años después no podían hacer los católicos cuyo príncipe se volvía "protestante", lo que conllevaba el que se convertía en dueño y señor de las propiedades eclesiásticas de sus dominios. El párrafo que sigue al anterior dice: "Durante aquellos años una extraña luz fue vista cerca de un crucifijo en un monasterio, y fu promovida por los frailes y tomado por el populacho como un milagro, un claro símbolo de que la iglesia les protegería de los horrores de la plaga. Sin embargo, un individuo, que además era converso, cometió la temeridad de sugerir que aquello puede que no fuera un milagro sino simplemente la luz de una vela, tal vez puesta ahí por los propios frailes. Ante tal blasfemia, los ofendidos feligreses arrastraron al hombre a la calle, le golpearon y le prendieron fuego, acabando con su vida. Alentados por los frailes, los feligreses recorrieron las calles capturando conversos y poniéndoles en piras. Cuando la violencia cesó casi 2.000 conversos habían sido quemados hasta la muerte." Leído lo anterior, y teniendo en cuenta que en el artículo no aparece otra referencia, se concluye que el Sr. Woodward: a) Olvida, o ignora, decir donde tuvieron lugar los sucesos que describe, sucesos que ocurrieron el 19 de Abril de 1506 en el Convento de Santo Domingo de Lisboa. b) Olvida, o ignora, que en ese tumulto participaron marineros extranjeros, sobre todo flamencos, ósea, holandeses, y que eran del orden de medio millar de personas que se enseñorearon de la ciudad durante tres días, hasta que se pudo restablecer el orden. c) Olvida, o ignora, que dos de los frailes que iniciaron el tumulto fueron condenados a la hoguera por la justicia real. Es decir, que España no tuvo nada que ver en ese asunto, que tampoco la Inquisición, puesto que en esas fechas no estaba implantada en Portugal, y que una parte importante del protagonismo la tuvieron ciudadanos extranjeros, la mayoría holandeses. Creo que el traductor, Borja Robert, podía al menos haber puesto alguna nota aclaratoria al respecto, a no ser que, como decimos aquí que "todo se pega menos la hermosura", a él se le haya pegado la ignorancia o la mala fe del autor del artículo.

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