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Presente y pasado

Franquismo y terrorismo / Franco y la Shoá / Efectos de la enseñanza superior

El franquismo puede ser considerado como una dictadura brutal, abominable, más o menos fascista o totalitaria, asentada sobre el aplastamiento de una democracia mediante una sangrienta guerra civil y que hasta el final estuvo fusilando.

Si pensamos así, como es hoy la doctrina prevalente, con más o menos matices, en la izquierda y el separatismo, en los medios de comunicación y desde el gobierno e, implícita y a veces explícitamente, en la derecha, entonces las acciones armadas contra el franquismo entran en la categoría de una resistencia tan legítima como la francesa contra Alemania o la de los kurdos contra Sadam Husein. Es más, tales acciones armadas serían la oposición más consecuente, valerosa y efectiva contra un régimen tal; mientras que otro tipo de acciones pacíficas y meramente políticas resultarían inanes y contraproducentes, por cuanto de un modo u otro entrañaban una mezcla de oposición-colaboración con tan horrible tiranía. Y, efectivamente, fueron inanes. Y por ello, al mismo tiempo que se proclamaban más o menos pacíficas, apoyaban a la ETA, que nació en el momento justo, esperando que esta hiciera el trabajo sucio y les dejara después el poder. Por ello el terrorismo ha tenido en España la máxima relevancia política. No fue capaz de derrumbar al franquismo, ni muchísimo menos, pero disfrutó de un enorme prestigio proporcionado por el resto de la oposición, y después de Franco condicionó profundamente, directa o indirectamente, la evolución política, y hasta la propia concepción de las autonomías en la Constitución.

Por supuesto, en mi juventud yo tenía aquel concepto del franquismo y, coherente con él, lo combatí con la necesaria violencia, en lugar de dedicarme a intriguillas insignificantes como la mayoría de la "oposición" (obviamente, no incluyo como oposición a mucha gente que decía sentirse a disgusto con el régimen y lo pintaba también con los más negros tintes, pero cuya preocupación esencial radicaba en prosperar lo más posible dentro de él, como después en la democracia. Algunos de esos aproveitatodo, como dicen en Galicia, van hoy por la vida de demócratas y moralistas. Sin hacer ningún mérito ni arriesgar nada, se las apañan para flotar siempre.)

La cuestión, por lo que a mí respecta, consiste en que después de dar muchas vueltas a estas cosas, he llegado a la conclusión de que el franquismo fue un régimen evolutivo que venció a la revolución, evitó a España la guerra mundial, inauguró la época de paz más larga que haya vivido el país y dejó un país reconciliado, próspero y en las mejores condiciones para la democracia. Ningún régimen ha sido tan provechoso a España en siglos. Por consiguiente, mis acciones de juventud constituyeron un enorme error, complicado además con el marxismo, tan influyente en los más diversos medios --intelectuales y también eclesiásticos, sindicales y políticos, etc., incluso hoy mismo--. Y constato que los enemigos del franquismo, antiguos o actuales, son también los mayores enemigos de la democracia, la reconciliación, el estado de derecho y la nación española; aparte de mayoritariamente corruptos en todos los sentidos. En mi caso ha sido una evolución lenta y reflexiva. Y creo haber hecho más por clarificar el terrorismo que ninguna otra persona en España. En realidad, gran parte de la sociedad influida por los proetarras, continúa inmersa en concepciones favorables a la ETA bajo la retórica de las "condenas" que solo cuestan un poco de saliva.

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Sobre "Nueva historia de España" (continuación)

- LLa tesis de los cinco reinos de Menéndez Pidal la recoges en la página 270, al señalar que «quedó una España de cinco reinos con fuerte ten­dencia dispersiva. En sentido contrario, unificador, persistía la identifica­ción de todos como españoles y un objetivo común sobre la península. Ideas sin efecto político inmediato, pero con posible proyección a largo plazo». Pero de esa tesis parece sugerirse que todos ellos combatieran solidariamente frente al Islam pero sin predominio de unos sobre otros. Sin embargo, Castilla fue el brazo director de ese proceso por su peso geográfico y poblacional (Portugal, Aragón o Navarra nada representaban en comparación suya) y porque siempre se opuso a rendir vasallaje al Papa, al contrario de lo que sucedió con Portugal, que surgió como estado vasallo del Sumo Pontífice, o con Aragón, que se planteó participar en las cruzadas; asimismo, es Aragón y no Castilla quien implanta la inquisición vaticana. La inquisición española de los Reyes Católicos era básicamente un instrumento político.

N No me parece que mi punto de vista ni la continuación del texto den la impresión de una excesiva solidaridad o igualdad entre los reinos. Claro está que pelearon unos con otros más de una vez, pero en conjunto fueron mucho más solidarios que los reinos moros, y esa fue una de las causas de su victoria. Sobre la preponderancia creciente de Castilla tampoco hay ninguna duda. La Inquisición era un instrumento político, pero también religioso. O religioso con fuerte proyección política.

- El desarrollo de la enseñanza universitaria (en tiempos de Felipe II señalas en la página 543 que la proporción de titulados universitarios era «una de las más altas de Europa»; había 26 ciudades con Universidad en América citas en la página 693) no fue un ejemplo sin más de la gran potencia intelectual de España, sino producto de las necesidades del Imperio Español de teólogos, médicos y juristas, los tres gremios de la Universidad del Antiguo Régimen, necesarios para poder administrar tan gran imperio. Lógicamente, a medida que esas necesidades llegaban a estabilizarse o decaer, también decayó la enseñanza. Este desarrollo universitario no es reflejo de un nivel cultural superior en aquella época (hoy día tenemos en España incluso más universidades y no por ello puede decirse que cantidad implique calidad; de hecho, los universitarios no pasan de ser funcionarios en su inmensa mayoría), sino que era producto de unas necesidades objetivas que en el resto de Europa no tenían.

Esta es una cuestión importante. De ningún modo había una correlación entre las necesidades del imperio y la potencia intelectual del país. Objetivamente el Imperio otomano tenía las mismas necesidades, pero su desarrollo intelectual fue escaso. E Inglaterra ya antes de tener imperio desplegaba un esfuerzo intelectual y de enseñanza superior no menor que el de España. Las necesidades del imperio crecieron en el siglo XVII y el XVIII, pues aquel fue expandiéndose y haciéndose más complejo, y sin embargo fue evidente la decadencia intelectual y de la enseñanza superior en España, pronto sobrepasada por Francia, Alemania, etc. Es decir, con todo su imperio, España quedó estancada mientras sus competidores, con imperio o sin él, la superaban netamente, en cantidad y en calidad. En cuanto a Italia, dividida y políticamente impotente, fue la maestra intelectual y artística de Europa en el Renacimiento. Un estado tiene necesidad de funcionarios, pero eso no garantiza que dé lugar a una buena época intelectual. Como tú dices, una amplia universidad o equivalente (academias, escuelas…) no garantiza una gran altura cultural, pero sin tales instituciones es seguro que no se llegará lejos. En cualquier caso, durante el siglo XVI España vivió su Siglo de Oro a la vez que hizo frente a las necesidades imperiales. Después, las necesidades siguieron, incluso aumentaron, pero ya no hubo siglo de oro.

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****Se sigue oyendo por ahí que la España de Franco fue un país "apestado internacionalmente". Craso error. La ONU intentó apestar a España, pero esta resistió la presión, la ONU no consiguió su "apestamiento" y al final terminó claudicando, incluso la URSS. Y desde mediados de los 50 España tenía relaciones normales con todos los países del mundo menos con los que ella decidió no tenerlos. La excepción, Méjico, que se negó a las relaciones diplomáticas, no puede explicarse por escrúpulos democráticos del corrupto y poco democrático PRI, sino más bien por una causa de robo: el Vita.

****Una bellaquería típica y persistente es la de intentar complicar a Franco en el Holocausto. La verdad no es solo que Franco salvó la vida a muchos judíos sino que, aun si no hubiera salvado a ninguno, aun si hubiera rechazado de las fronteras a los que llegaban, tampoco tendría nada que ver en el asunto. Ni sus creencias ni su política ni su actuación entraron en la dinámica del holocausto, y las informaciones que llegaban a España al respecto podían interpretarse como una de tantas mentiras de guerra. Quienes al parecer tenían informaciones fidedignas sobre los campos de exterminio fueron los gobiernos inglés y useño. Sin embargo no hicieron nada significativo por impedirlo ni aceptaron la liberación de un millón de judíos a cambio de 10.000 camiones. O bien no creían tampoco aquellas informaciones, o no les importaban gran cosa.

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