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Presente y pasado

La intencionalidad de la matanza del 11-m / Personajes y mitos de la Guerra Civil

En circunstancias normales, una matanza como la de Madrid del 2004 habría robustecido al gobierno y facilitado la victoria electoral del PP. Es decir, la habría facilitado si los autores pertenecían a la ETA. No tanto, en cambio, si pertenecían al terrorismo islámico, porque el PP había cometido el grave pecado, no de participar –políticamente— en el derrocamiento de Sadam, sino de no explicar adecuadamente la causa, batiéndose el cobre como hizo Tony Blair en Gran Bretaña, donde logró ganar a una masa de la opinión pública que en principio le era hostil. Aquí, el PP escondió la cabeza bajo el ala, y los telediarios de "su" televisión informaban como podía haberlo hecho el PSOE. Ese partido, demostrando una vez más su inconsistencia y corrupción moral, creyó que pasaría como con lo del chapapote: una vez superado, pasaría al olvido y la gente se dejaría sobornar con los buenos datos económicos, como había pasado con los pescadores y demás de Galicia, sobornados muy directamente. Y así parecía, porque Rajoy partió con una gran ventaja en las encuestas, que le situaban a muy poca distancia de la mayoría absoluta, aunque él se encargó de irla reduciendo a poco más que un empate técnico con su miserable discurso.

De ahí que, al suceder el atentado, el PP se volcase en culpar a la ETA, con pánico de que fuesen los islamistas, pues estaba convencido de que, en tal caso, la oposición invocaría el fantasma de Sadam (sin nombrarlo, obviamente) para presentar la matanza como una venganza más o menos justa de los islámicos. El trasfondo intelectual y socio-moral de todo ello merece los más cuidados análisis, que en parte se han hecho, pero aquí interesa otra cosa: la intencionalidad del atentado. ¿Tenía por objeto cambiar un resultado electoral que en aquellos momentos era ya dudoso, aunque las encuestas favorecían algo a Rajoy? Para que tuviera ese objetivo era indispensable que la acción se atribuyera primero a la ETA; que rápidamente (pues la jornada electoral estaba muy próxima) se descubrieran conexiones islámicas; y que Zapo y los suyos fueran capaces de reaccionar con máxima rapidez de reflejos para explotar a su favor la tesis islámica. Esto fue lo que pasó efectivamente, pero parece un tanto difícil y rebuscado que todo ello estuviera previamente en las previsiones de los planificadores del atentado. Los cuales debían saber, además, que Zapo y los suyos se mostrarían en extremo complacientes con los terrorismos, pues de otro modo la jugada podía salirles al revés, como ocurre con tantas conspiraciones.

Todo funcionó, sin embargo, como si los asesinos supieran que el PP iba a reaccionar al principio como lo hizo; que cuando salieron los indicios de autoría islámica iba a actuar con gran torpeza, indecisión y miedo; que el PSOE iba a reaccionar con extraordinaria energía y habilidad, lanzando acusaciones falsas, pero efectivas; y que la apuesta por Zapo estaba garantizada, pues este iba a beneficiar enseguida, por todos los medios, a los terroristas, como lo hizo indiscriminadamente, fueran los islámicos (retirada de Irak), fuera la ETA ("proceso de paz").

Y esto es lo extraño: que una conspiración saliera tan a la perfección, derivando el poder en España desde una posición pro occidental, pro democrática, antiterrorista y pro unidad nacional, a otra pro terrorista, pro islámica, antioccidental y anti nacional española. ¿Estuvo el PSOE (algunos de sus elementos dirigentes, se entiende), mezclado desde el principio en el asunto, o simplemente supo aprovecharlo cazando la ocasión al vuelo?

Realmente no sabemos nada de la intencionalidad del atentado, pues según el juez Bermúdez -- pro socialista y amigo de explotar económicamente el caso--, se produjo "porque sí", casualmente en aquellas fechas, sin verdadera conspiración, ni intencionalidad ni autor intelectual. Esto, por muy insatisfactorio que suene, no es tan imposible como parece. Hoy se tiende a creer que el incendio del Reichstag, que tan importantes consecuencia políticas tuvo, fue efectivamente la obra de un desequilibrado. Lo que sí puede decirse es que, tal como Hitler se lanzó sobre la ocasión que le deparó el destino, también Zapo y su gente supieron explotar a fondo la matanza, con absoluta inmoralidad. Dentro de la rapidísima reacción de los jefes del PSOE pudo estar la introducción de pistas falsas.

Otro elemento: no es necesario, como algunos arguyen, la complicidad de un número muy grande de personas. Para destruir las pruebas o aportar alguna otra falsa, por ejemplo, son suficientes un juez y muy pocos policías –y el PSOE mantiene en la policía a bastantes servidores desde la época del GAL, y también en la judicatura: tiene donde elegir--. El lavado y destrucción de los trenes pudo haber sido realizado por mucha gente, pero solo quien lo ordenó supo por qué lo hacía. De igual modo, el hecho de que varios de los supuestos implicados en la matanza fueran confidentes o controlados de la policía apunta a que algún alto cargo policial pudo estar al tanto y "dejar hacer", suponiendo que los acusados hayan sido los verdaderos autores. Esta es una pista importantísima y que sin embargo no se ha seguido, lo que parece bastante significativo.

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Sobre Los Mitos de la Guerra civil

Como supone un amable bloguero, la estructura del libro Los mitos de la guerra civil sigue un orden más o menos cronológico, de modo que el lector salte de unos mitos a otros o bien los siga tal cual, haciéndose una idea del desarrollo de la contienda. No menos importante es la primera parte, con las semblanzas políticas de los principales personajes de la pre guerra, que permite, espero, hacerse una idea bastante clara de las ideas e ideologías y en parte de los rasgos personales que empujaron a la contienda. Generalmente esto no se trata en los libros sobre la guerra civil, y sin embargo lo considero fundamental. En El derrumbe de la república…dedico algunos capítulos al examen de las ideologías enfrentadas, que, insisto, en la mayoría o casi totalidad de los libros sobre la guerra están tratadas de forma demasiado sumaria o parcial, o no lo están en absoluto. Pero en Los mitos las refiero directamente a los personajes, lo que siempre hace más ameno el tema. Creo que la estructura del libro resulta, en este sentido, bastante original.

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****Urkullu vincula su apoyo a los Presupuestos a una negociación con ETA Competencia entre el PNV y el gobierno por ver quién colabora más y mejor con los asesinos.

****De la Vega: "No tenemos por qué presuponer que Chávez no va a cooperar" Claro que va a cooperar: con el gobierno de Zapo y con la ETA. Un verdadero ménage à trois.

****El PSOE llama "novio de la muerte" a Arenas por viajar a Melilla Nada más lejos del espíritu de Arenas, el hombre de la "realidad nacional" andaluza y del "respeto" al orate Blas Infante. Sí es cierto, en cambio, que el PSOE es el novio de Mohamed VI. Buena pareja sentimental.

****La Burrianes revisa el entrenamiento de la Legión en Almería. Toma castaña. El insulto permanente a las fuerzas armadas.

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