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Presente y pasado

Orden público bajo un delincuente / Poder (VII) y clases / "El País" e "Interviú"

El autor ruega la máxima difusión de este artículo publicado en LD: http://www.libertaddigital.com/opinion/pio-moa/seis-retos-politicos-para-espana-59783/

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La "rebelión" de la Puerta del Sol ha vuelto a poner de relieve la crisis del estado de derecho en España. Un grupo de gente desafía la ley y anuncia que seguirá desafiándola, y el responsable del orden público, aparentemente, "claudica". Un responsable que fue el primero en incumplir la ley electoral en la jornada de reflexión de 2004. Este mero hecho convierte a ese responsable en irresponsable y delincuente, por cuanto ha jurado o prometido guardar y hacer guardar la ley. Pero eso es una larga tradición en este individuo, Rubalcaba, a quien recordamos como el portavoz del GAL, encargado por Felipe González de hacer frente al escándalo gracias a su acreditado cinismo para embellecer las mayores fechorías. Rubalcaba es también colaborador y chivato de la ETA, como ha acreditado en el "proceso de paz" y en el caso Faisán. Y este sujeto dirige en España el orden público por orden de Zapo, otro peor que él. ¿Cabe mayor miseria e involución política?

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Poder (VII) y clases sociales

El marxismo, pues, ofrece una teoría del poder basada en la idea de las clases sociales. La sociedad humana se distingue por la desigualdad de sus individuos en cuanto a intereses, sentimientos, capacidades, etc. Esta desigualdad se produce también a un nivel más amplio dando lugar a lo que podemos llamar clases sociales, propias de la civilización. Pero ya encontramos en las sociedades más primitivas el embrión del poder y las clases, pues en ellas existe un jefe y un chamán o equivalentes, cuya posición social y poder son distintos de los de los individuos comunes. Y tampoco existe estricta igualdad entre los demás, pues las diferencias de talento, valor y fuerza física imponían con seguridad diferencias en el trato, el prestigio o el reparto.

Es en las sociedades civilizadas donde estas diferencias naturales se institucionalizan en mayor o menor medida en forma de clases. Desde las civilizaciones antiguas encontramos una división en capas sociales aproximadamente así: esclavos, asalariados, pequeños campesinos, comerciantes y terratenientes, en lo económico; y en lo funcional capas inferiores dedicadas a las tareas manuales, y superiores, ocupadas en labores más o menos intelectuales (política –incluida la dirección de guerra--, religión, enseñanza, cultura en general). En algunas sociedades la división era rígida, en castas como la impuesta en la India por los conquistadores indoeuropeos; en la mayoría, la división era más flexible. En Roma pasó de ser relativamente fluida a hacerse más estricta desde Diocleciano. El poder era ejercido casi siempre por individuos de las clases o castas superiores y más ricas, que solían considerarse los "mejores", es decir, "aristócratas", sin excesiva justificación.

El marxismo comete un error al considerar evitables las clases –en un sentido amplio—, en un comunismo, como si todos los seres humanos pudieran uniformizarse en intereses, destrezas, inquietudes, etc.; otro error al atribuir la esencia del poder al mero dominio de una clase sobre otra, como si cada una de ellas tuviera un interés determinable; y otro al considerar la moral, las ideas, etc., como mero reflejo del interés de clase, destruyendo las ideas de justicia, derecho, verdad objetivos.

Tales errores se manifiestan inmejorablemente en la práctica del propio socialismo. Lejos de tener un interés, y por tanto un partido propio, dentro del proletariado, siempre hubo diversos partidos, enfrentados a muerte, que afirmaban representar tal interés de clase. A su vez, la clase "burguesa" estaría representada por varios partidos a menudo peleados entre sí. Dentro del proletariado, como de la burguesía, las diferencias individuales siempre fueron muy acentuadas. Y los partidos comunistas fueron incapaces de elaborar una moral propia e independiente: por un lado adoptaron parte de la moral tradicional cristiana y por otro cayeron el en círculo vicioso de interpretar la moral según los intereses "de partido", estos según el interés o interpretación del Gran Jefe; y estos, a su vez, según cambiase la jefatura. El "interés del partido proletario", y por tanto su poder, resultaba ser algo subjetivo y arbitrario, que, desde luego, tenía muy poca relación con los gustos o aspiraciones de los obreros mismos, muy a menudo demasiado "burgueses".

Ninguna clase se comporta como un todo con intereses propios y enfrentada a las demás. La propia historia de los partidos comunistas y los "partidos de clase proletarios" es la mejor evidencia de ello.

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Un blog interesante: http://beatusille.wordpress.com

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Interviú y El País

Dato importante de la época fue la salida de una nueva prensa muy influyente –aun sin desplazar a diarios tradicionales como ABC o La Vanguardiay el declive de revistas tan representativas de la época anterior como Triunfo, Cuadernos para el Diálogo o Destino, las dos primeras de tinte marcadamente pro comunista. El semanario Cambio 16, fundado en 1971, no pro marxista pero agudamente crítico hacia el franquismo, se completó en otoño de 1976 con Diario 16, de notable influencia política. Pero las dos publicaciones más emblemáticas fueron, sin duda, El País e Interviú, abanderados mayores de la nueva cultura progresista en dos planos diferentes. El primero dirigido a un público de cultura media-alta, y la segunda más popular: llegó a tirar la cifra mítica de un millón de ejemplares, nunca vista en la prensa española.

Interviú cultivaba una mezcla de reportajes sensacionalistas o macabros –ocasionalmente con primicias de verdadero interés--, con la exhibición de desnudos femeninos, un poco en la onda de un Playboy más rústico, por así decirlo. Con fondo de izquierdas, propició el descrédito del franquismo mediante, por ejemplo, informes fantasiosos sobre la represión de guerra y posguerra, como los de la Sima Jinámar, de Gran Canaria, donde los "fascistas" habrían arrojado a cientos de "demócratas", hasta treinta mil según versiones. Explorada la sima se dijo haber visto restos de entre trece y veinte personas, sin acreditarse las causas reales de su caída (otra sima célebre en los anales de la propaganda de izquierda fue el "pozo Funeres" o "Fortuna", en Asturias, también repleto de "antifascistas" o "demócratas" allí arrojados, y objeto de verdaderas peregrinaciones. Según el concienzudo investigdor Pedro Fandos, se trata de una invención de cabo a rabo).

Sobre la línea de El País ya hemos visto varias muestras. Pronto se configuró como una ambiciosa empresa mediático-cultural, aspirante a fundar el núcleo irradiante de una nueva cultura autodefinida como progresista y radicalmente antifranquista. El diario alcanzó una alta calidad técnica y estilo informativo aparentemente ponderado. Al modo de los "liberals" useños se mostraba comprensivo hacia movimientos radicales o revolucionarios extranjeros (desde el integrismo iraní o el sandinismo hasta Sendero Luminoso) que no admitiría en su propio país, con la diferencia de que hacía algo parecido dentro de España al propugnar la "solución política" para el terrorismo etarra, del que solía dar una imagen complaciente, como también hemos visto. Recogió bastante de la herencia de la revista Triunfo, con orientación más socialdemócrata. De hecho se convirtió en el órgano oficioso del PSOE, cuya corrupción intentó dejar semioculta, motejando de "sindicato del crimen" a los periodistas demócratas que la sacaban a la luz.

Lo irónico es que tanto los dueños de la empresa El País (PRISA, de Jesús Polanco) como los de Interviú, eran claramente de derecha, y en el primer caso procedían directamente del franquismo (…) (De La Transición de cristal)

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El jueves, en VEO7, hice algunas preguntas a los de la Puerta del Sol:

1. Lo que salvaguarda la paz social es el respeto a las normas y leyes sociales básicas. ¿Por qué afirman ustedes ser pacíficos, cuando están pisoteando esas normas, con la complicidad del gobierno, por cierto?

2. ¿Por qué nunca se les ve a ustedes en las protestas contra la ETA, a favor de las víctimas del terrorismo, contra la tiranía castrista, etc.?

3. Ustedes son parte de los del "No a la guerra" cuando se trataba de derrocar al genocida Sadam. ¿Por qué no protestan ahora por la guerra contra Gadafi, un tirano menor y no genocida?

4. ¿Por qué apoyan ustedes siempre a los terroristas que mandan sobre los palestinos y atacan a un país democrático como Israel, mintiendo descaradamente al acusarle de genocidio?

5. Los cinco millones de parados son el resultado de una política cuyos responsables se encuentran en Mocloa y en Ferraz. ¿Por qué no van ustedes a manifestarse allí?

6. ¿Por qué se manifiestan ustedes precisamente ante el edificio de la Comunidad de Madrid, cuando esta es la que mejor está sobrellevando la crisis?

7. Ustedes piden medidas contra la crisis, pero proponen medidas que han contribuido a la crisis, lo que ustedes llaman "gasto social", como si el mismo cayera del cielo y no del espíritu de iniciativa y empresa de una sociedad. ¿Con qué piensan que se va a pagar ese gasto, máxime en tiempo de crisis? ¿Creen ustedes que el estado tiene la posibilidad o la obligación de darles empleo a todos, al estilo del stalinismo o del régimen cubano?

8. Ustedes piden "democracia real" y al mismo tiempo exigen una mayor expansión del estado y atacan diversas libertades, entre ellas la de culto. ¿No recuerda eso mucho al llamado "socialismo real", es decir, a la tiranía colectivista? Sus programas suenan a la palabrería contradictoria de la Constitución soviética o los programas de los partidos comunistas, por cierto, pura retórica para incautos.

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