La nueva presidenta de la Red Española de Filosofía es Concha Roldán. En unas declaraciones a El País se lamenta de que haya profesores de Filosofía que sean de Vox:
No sé cómo van a enseñar, en Valores Éticos y Cívicos, los valores de la igualdad entre los géneros.
Pues como todos, presidenta, explicando los tipos de igualdad y analizando el concepto género con sus pros y sus contras. Y mostrando la visión del feminismo de pensadores tan diversos como John Stuart Mill, Hannah Arendt, Simone de Beauvoir o Judit Butler. Seguramente el filósofo más cercano a Vox se decante personalmente por Arendt, el filósofo liberal por Stuart Mill, el filósofo pro PSOE por Beauvoir y el filósofo queer por Butler. Pero la profesionalidad de los profesores les debe llevar a todos a mantenerse neutrales en sus exposiciones, al tiempo que la libertad de cátedra les permite seleccionar el enfoque y los referentes pertinentes.
Seguramente hay muchos más profesores de Filosofía proclives a la izquierda que a la derecha, no digamos al liberalismo. En la Universidad ganan por mayoría absoluta, sobre todo en el ámbito público. A Roldán no parece preocuparle tanto cómo explican estos profesores cercanos al PSOE, Podemos y el PCE las dictaduras en nombre del proletariado, o si las llaman "democracias populares". Que la presidenta se manifieste únicamente preocupada por los simpatizantes de Vox muestra el nivel de ideología que se ha filtrado en las instituciones académicas y en el currículum escolar. Más que de Filosofía, los querrían profesores de Filosocialismo.
Roldán dice que durante su licenciatura no estudió a filósofas, por lo que se alegra de que haya más autoras en el nuevo currículum. Sin embargo, en la actualidad está plenamente normalizado que se estudie a filósofas, de Arendt a Susan Haack, pasando por Simone Weil, Carole Pateman, Judith Jarvis Thomson, María Zambrano o Martha Nussbaum. Las mujeres se han introducido en el currículum filosófico gracias a la espontaneidad social y a los propios profesores, sean simpatizantes del partido que sean.
Lo mismo sucede con otro tema que preocupa a Roldán en relación a que haya profesores de Filosofía cercanos a Vox: el ecologismo. Un profesor de Filosofía que sea un profesional y no un sectario, sea de Vox o de cualquier otro, enseña la ética del ecologismo usando tanto textos de Roger Scruton en Filosofía verde (con brillante introducción de Miguel Ángel Quintana Paz), donde defiende un ecologismo conservador, como discursos de Greta Thunberg, un icono del ecologismo progresista, o de Bjorn Lomborg sobre el extremismo del alarmismo promovido por el ecologismo hegemónico. En la libre competencia entre textos de Scruton, Thunberg y Lomborg, que cada alumno decida por sí mismo.
A Roldán le parece espurio cargar contra el Gobierno como ha hecho Vox por el tratamiento de las asignaturas filosóficas en la nueva ley de educación. Paradójicamente, no le pareció espurio hacer lo mismo cuando legislaba el ministro Wert, ya que se manifestó contra la ley del PP. Pero todavía más peculiar es que Roldán reconozca que se ha ganado muy poco en la ley socialista respecto a la conservadora. De hecho, y si fuera coherente, tendría que haber aplaudido la resistencia de Vox contra una ley que según ella misma traiciona las promesas de los socialistas en la oposición. ¿Es la coherencia un constructo heteropatriarcal o demasiado sexy?
Cuando Vox consiga muchos más votos que los que les conceden las encuestas cocinadas por Félix Tezanos, piense, estimado lector, en todos esos profesores de Filosofía que se declaran socialistas y votantes del PSOE, Podemos o, quizás quede algún nostálgico del gulag, del PCE, pero que a la hora de la verdad, y refugiándose en el secreto de voto de las democracias liberales que detestan, votan en realidad a Vox. Incluso, quién sabe, la nueva presidenta de la REF.