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Sergio Valentín

Noventa minuti en el Bernabéu son molto longo

Si en agosto Barça y Real Madrid comienzan la temporada con sus actuales plantillas, con Ancelotti y Xavi en el banquillo, ¿qué club ganaría LaLiga?

Si en agosto Barça y Real Madrid comienzan la temporada con sus actuales plantillas, con Ancelotti y Xavi en el banquillo, ¿qué club ganaría LaLiga?
Ancelotti y su hijo, durante el clásico. | Imagen TV

Y tanto que son largos. Pueden durar días. Hay aficionados del Real Madrid que seguían viviendo en el Santiago Bernabéu desde la remontada ante el PSG. Se habían quedado a vivir porque allí eran felices. Ahora, ese mismo escenario, les parece el peor y quieren huir. Los noventa minuti del clásico también están siendo molto longo. Lo fueron durante el partido, eterno para un madridista y corto para un azulgrana, como el resultado, que pudo ser más abultado aún. Ahora mismo, no en unas semanas o meses, no importa que haya 12 puntos de diferencia, que el Real Madrid vaya a disputar los cuartos de final de la Champions League, porque el resultado y las formas son inadmisibles.

Es complicado encontrar una lógica a lo que sucedió. ¿Cómo se explica que un equipo que jugó el jueves salga con el doble o el triple de energía que tú cuando has tenido una semana para prepararte? Faltó actitud y orgullo, admitido por Nacho Fernández, cuestiones achacables a los futbolistas pero, siendo esto clave, fue un porcentaje insignificante al lado del planteamiento del entrenador. Si sólo analizamos el partido, para mí todo se resumen en Carlo Ancelotti. Lo mejor que hizo, porque fue lo único bueno de él en toda la noche, fue reconocer que lo sucedido era culpa suya.

¿Conocen las guardioladas? No está recogido en la RAE (aunque debería) y significa lo siguiente: "Dícese de una locura táctica de Pep Guardiola quien, en busca de sorprender a su rival, realiza un planteamiento táctico tan surrealista que perjudica más a su equipo que al oponente. Suele ocurrir en citas de relevancia". Pep Guardiola es Pep Guardiola, puede ser el mejor entrenador táctico del mundo. Si quiere improvisar, tiene cualidades para intentarlo. Puede salir una guardiolada o una genialidad. Carlo Ancelotti es Carlo Ancelotti, un entrenador con mano izquierda, buen gestor, hombre de club que acepta tener 10 futbolistas que no quiere, pero con muy poquita pizarra. En su caso mejor que no improvise y si lo hace que no sea ante el Barcelona. Si lo intenta, en su caso, sólo puede haber un resultado, una Ancelottada. El partido fue esto, una Ancelottada, no tiene mucha más explicación. Ancelotti se volvió loco antes del partido y nadie supo sacarle de ese estado mental porque la cosa fue a peor a medida que pasaron los minutos. Modric de falso nueve, Kroos acompañándole en la presión, la rectificación fue probar por primera vez con tres centrales... probó tres sistemas diferentes y hubo futbolistas que ocuparon hasta tres posiciones diferentes. Normal que el Real Madrid fuera un caos total y por eso, pese a que un 0 a 4 es siempre inesperado, me parece lógico todo lo que sucedió. De hecho, el 0 a 4 me pareció bastante corto. Es evidente que los funcionamientos colectivos son los que condicionan el rendimiento individual de los jugadores. Por eso Busquets y Piqué parecían estar en su juventud y Eric García mejor central que Militao. El contexto y la pizarra fueron clave por la inmensidad del error de Ancelotti.

Estos noventa minuti llevan rondando mi cabeza desde anoche junto a una pregunta. ¿Es Ancelotti el entrenador idóneo para el Real Madrid del futuro? Va a ganar LaLiga, ha ganado la Supercopa de España, por lo menos ha alcanzado los cuartos de final de la Champions League y aun así, creo que la respuesta es que no, que no lo es. El Real Madrid es el club número 1 del mundo, lo es gracias a la exigencia que tiene consigo mismo y Ancelotti no está entre los diez mejores entrenadores del mundo. Puede que no esté entre los veinte. Sé que para entrenar en el Madrid no hace falta ser Guardiola. De hecho, el propio Ancelotti, Zidane o Del Bosque, los que han triunfado, comparten un perfil donde destaca más lo humano, por llamarlo de alguna manera. Pero una cosa es no ser Guardiola y otra es no tener respuestas para el fútbol de hoy en día, cada día más físico y táctico. Creo que él lo sabe, que también es consciente de las debilidades que tiene su plantilla -eso da para otra columna esta semana con la foto de Florentino Pérez- y que por eso escoge planteamientos conservadores. El cortocircuito en el clásico fue distinto a otros, pero no deja de ser un cortocircuito más. Ya lo tuvo en San Mamés, en Copa del Rey y en París, en la Champions League. En ambos se cortó el cable rojo al no haber reacción alguna. El de ayer fue el cable verde, reacciones excesivas. Carlo Ancelotti no deja de ser el entrenador que dirigía al Everton y la quinta o sexta opción de Florentino Pérez y José Ángel Sánchez. Por algo sería.

Ancelotti y su Real Madrid me gustó hasta enero, más o menos, pero sus defectos, los mismos que en su primera temporada, me hacen pensar que él no ha cambiado y pesan en este fútbol moderno. Fe ciega en pocos futbolistas pese a síntomas evidentes de agotamiento, no tira de jóvenes preparados como Valverde o Camavinga, no da confianza a demasiados futbolistas cuando algunos tarde o temprano los va a necesitar como Jovic o Mariano ante la ausencia de Benzema, falla en días claves y no hay reacción como en Bilbao o en la eliminatoria ante el PSG. Y aun con 10-12 futbolistas que no le valen, no tira de la cantera y justo es un Castilla con una generación que ganó la Youth League con Raúl González. El fútbol de hoy en día es distinto al que tiene Ancelotti en mente.

Los noventa minuti pueden ser muy largos porque el partido quizá sea más importante de lo que pensaron los futbolistas, el propio Ancelotti y tenga consecuencias. ¿Alguien sabe cómo les sentará esta goleada y cómo reaccionarán tras el parón? ¿Le temblarán las piernas a los futbolistas si no ganan al Celta de Vigo? El 0 a 4 puede ser algo que se recuerde más en Barcelona, para animarse de cara al futuro, que en Madrid si se gana LaLiga, pero también puede tenerlo en cuenta Florentino Pérez si se cae mal en Champions League. No sé qué ocurrirá ante el Chelsea, pero si les pasan por encima, este 0 a 4 lo volverán a oír en las tertulias. Pase lo que pase, lo que ya es seguro es que no se cumplirá el deseo de muchos aficionados que esperaban este año, tal y como estaba el Barcelona, poder meterle un guantazo al eterno rival. Al final ha sido al revés. Ellos te lo han metido a ti. Y esa es otra consecuencia de estos noventa minuti son molto longo, darle alas a un entrenador que parecía y ahora parece de verdad que puede ser como Pep Guardiola. Xavi Hernández ya tiene a los azulgrana en el bolsillo y a los madridistas con miedo por lo que puede ser el futuro con él en el banquillo. Y esto no es poco. Por planteamiento, personalidad en el terreno de juego y exigencia desde el banquillo aun goleando, el Barcelona se pareció al de Guardiola.

¿Ancelotti o Xavi? Ya le pueden traer fichajes que le gusten a Carlo porque el Barcelona, ni mucho menos, tiene mejor plantilla que el Real Madrid y aun así, ya le ha metido cuatro en el Bernabéu, viene de meterle otros cuatro al Atlético de Madrid y desde que llegó Xavi, el Barcelona ha ganado más puntos que el Real Madrid si gana el partido aplazado ante el Rayo. Les hago una pregunta. ¿Si hubieran empezado en agosto estas dos plantillas, con Ancelotti y Xavi en el banquillo, qué club ganaría LaLiga con el Atlético de Madrid en la misma situación? Mi respuesta, la que pienso que muchos de ustedes también comparten, me hace pensar otra vez que Ancelotti no es el entrenador más adecuado para el Real Madrid del futuro, pero que sí lo era para esta temporada, otra más en esta larga transición al nuevo proyecto.

Por lo pronto, el Real Madrid ha perdido una oportunidad que no se puede dar en décadas, la oportunidad de impedir que el Barcelona, un proyecto que estaba en duda, se levantara a su costa. Al enemigo hay que aniquilarlo y el Madrid, en lugar de ponerle la zancadilla, lo que ha hecho es darle un impulso, un empujón por la espalda para que vuelva a ser el rival que era hasta hace nada.

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