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EDITORIAL

Silencio, se rinde

El posible fracaso de este proceso no vendrá por que Zapatero se niegue a cruzar ninguna línea, sino por que no se atreva a hacerlo en público. Por eso exige silencio.

Parece ser que la novedad del comunicado de ETA de hace unos meses era el hecho de que el alto el fuego era "permanente", y eso exigía una confianza ciega, silencio y hacer cesiones a la banda. Se calló sobre la absurda contradicción en los términos; un "alto el fuego" no es más que una expresión militar que define un cese momentáneo de las acciones, luego nunca será permanente. Sólo podría serlo, en el caso de la banda terrorista, su propia disolución. Al desobedecer la orden de prietas las filas, si la cosa sale mal, la culpa sería del PP, para variar.

ETA, sin duda, le otorga bastante más importancia a los sustantivos que a los adjetivos de sus propios comunicados. Por eso ya advirtió que "de continuar la actual situación de opresión y conculcación de derechos", es decir, de no ceder en todo a sus pretensiones, "nuevas generaciones se sumarán a la lucha", es decir, volverían a matar. Y es que esta tregua no es más que un chantaje permanente al Estado de Derecho en el que se exige cada vez más como condición para no volver a matar. Mientras tanto, continúa el terrorismo callejero y la extorsión, en parte como recordatorio de que continúan con la pistola en la mano y que pueden volver a poner el dedo en el gatillo en cuanto consideren que el Gobierno no cumple sus "compromisos de alto el fuego".

Las declaraciones de Pernando Barrena no vienen sino a incidir en la exigencia de que el Gobierno se pliegue al chantaje. Porque, aunque así pudiera parecerlo a primera vista, no es que repentinamente la banda terrorista ETA se hubiera vuelto extremadamente escrupulosa con el cumplimiento al pie de la letra de la ley. Simplemente considera que ese "fraude" a la Ley de Partidos podría ser revertido si las circunstancias cambiaran con mucha más facilidad que la derogación de la ley misma. ETA exige claridad, y lo que no desea en ningún caso Zapatero es ser claro, porque reconocer hasta qué extremo se está rindiendo en nuestro nombre podría ser nefasto para aquello que es su única preocupación: sus perspectivas electorales.

Por eso, cuando Zapatero cruzó la más roja de las líneas al asegurar que respetaría el derecho de autodeterminación, vulgo independencia, lo hizo con un subterfugio. Por eso le piden a ETA que cambie de nombre para presentarse a las elecciones, porque derogar la Ley de Partidos sin haber obtenido nada a cambio sería demasiado oneroso para la popularidad tanto del Gobierno como del proceso de rendición, de modo que prefieren violarla mediante subterfugios legales. Y es que el posible fracaso de este proceso no vendrá por que Zapatero se niegue a cruzar ninguna línea, sino por que no se atreva a hacerlo en público. Por eso exige silencio.

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