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EDITORIAL

ZP o el deterioro de un problema

De la misma forma que a Zapatero le ha bastado que Batasuna cambie de siglas para que ETA pueda tener representación parlamentaria, a Patxi López le bastará que los nacionalistas cambien de nombre al “Plan Ibarretxe” para pasar a apoyarlo

Las elecciones autonómicas vascas arrojan un triste pero previsible resultado: los proetarras pueden considerarse los grandes beneficiados de estas elecciones. Gracias a la pasividad del Gobierno de Zapatero, los batasunos no sólo han podido soslayar la Ley de Partidos, sino que ahora tienen dos escaños más de representación parlamentaria que la obtenida en 2001 bajo las siglas de Euskal Herritarrok.
 
De poco sirve que la coalición gobernante, PNV-EA, haya perdido cuatro escaños si ese apoyo perdido pasa a engrosar el de formaciones independentistas todavía más radicales como Aralar, por no hablar de quienes siguen negándose a condenar la violencia.
 
El estéril aumento del PSOE no es más que la constante histórica por la que el partido que ha ganado en las generales pasa del tercer al segundo puesto en las autonómicas vascas. Menor que el que pronosticaban los sondeos, el resultado obtenido por la candidatura de Patxi López no tiene el peso necesario para forzar a Ibarretxe a nada. El tripartido nacionalista vasco puede apoyarse, exactamente igual que antes, en los proetarras con los que sacó adelante el Plan Ibarretxe. Lo único que queda por dilucidar es si los socialistas se suben al carro.
 
El PSOE de ZP no va a querer quedarse solo junto al PP haciendo un frente contra la determinación nacionalista de acabar ya con el actual marco jurídico político de nuestro país. Lo previsible es que Patxi López ruegue a los nacionalistas que le hagan sitio en el Gobierno o bien que introduzcan algún maquillaje en sus planes secesionistas para que el PSOE pueda pasar a apoyar lo que hasta hace nada se negaba.
 
De la misma forma que a Zapatero le ha bastado que Batasuna cambie de siglas para que ETA pueda tener representación parlamentaria, a Patxi López le bastará que los nacionalistas cambien de nombre al “Plan Ibarretxe” para pasar a apoyarlo. La propaganda mediática -sin descontar una estratégica tregua de ETA- hará el resto.
 
Lo contrario significaría que el PSOE decidiera apoyarse en el PP en defensa de la permanencia de los valores nacionales y constitucionales de España. Aunque eso fuera lo deseable, no sería realista esperarlo de quien preside el Gobierno del 14-M. De hecho, Zapatero no es fiable en ese sentido desde mucho antes de llegar al Gobierno; sólo que no fueron, precisamente, los constitucionalistas los primeros en darse cuenta.

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