
En los últimos 20 años, el tráfico en las carreteras convencionales se había visto reducido a la mitad, no obstante, según cifras del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, registran las mayores cifras de víctimas mortales y heridos graves. El Observatorio Nacional de Seguridad Vial afirma que este tipo de carreteras suponen el 89% del total del país y, aunque en ellas apenas suceden el 23% de los siniestros, acaparan más de la mitad de las víctimas mortales.
En este sentido, Pere Navarro, presidente de la Dirección General de Tráfico (DGT), confirmó en junio del año pasado la incipiente necesidad de un cambio: "En España, dos de cada tres fallecidos en carretera se producen en vías convencionales. Tres de cada cuatro motoristas que mueren, lo hacen en ellas. Y de los 118 atropellos que hubo en carretera el año pasado, 62 se produjeron en convencional, casi la mitad. Tenemos que trabajar en estas carreteras".
Tras las declaraciones del director de Tráfico, Silvia Fernández, colaboradora de la revista "Tráfico y Seguridad Vial", publicó un reportaje en el que trataba esta creciente siniestrabilidad en las carreteras convencionales pese a la reducción en su utilización y apuntaba varios factores que podrían lograr una reducción de la misma.
El modelo sueco 2+1
Una de las soluciones infraestructurales más exitosas hasta la fecha tuvo su origen en Suecia en 1998, las carreteras 2+1. Básicamente se trata de vías secundarias reconvertidas en carreteras con un carril por sentido, en las que se habilita otro central, vallado, que permite realizar adelantamientos en tramos alternos a cada uno de los dos carriles de forma segura. Con este sistema, Suecia ha logrado una reducción de víctimas mortales y heridos graves de un 50%.
Según los últimos datos consolidados en España, que datan del año 2022, el siniestro mortal más frecuente es el que se produce a la salida de la vía, con 396 víctimas mortales de las 926 registradas en total. El segundo más frecuente fue la colisión frontal entre dos vehículos que circulan en sentidos contrarios, que suelen producirse cuando uno de los dos invade el otro carril a la hora de adelantar.
Por ello, la estrategia 2+1 resultaría muy eficaz en España; no obstante, es una iniciativa difícilmente adaptable. Además de su elevado precio, para poder realizar esta reconversión en la carretera, son necesarios mínimo 10 metros de plataforma y, el 45% de las carreteras convencionales españolas tienen una calzada inferior a los 7 metros de anchura.
Soluciones económicas pero eficientes
Por ello, los organismos españoles de movilidad han querido remarcar la igual validez de otras iniciativas más sencillas y baratas. En este contexto, Juan Pedro Fernández Palomino, director general de Carreteras del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible, durante el congreso sobre siniestralidad en carreteras convencionales que tuvo lugar en abril de 2024 en la sede madrileña de la Fundación Mapfre afirmó lo siguiente: "Hay que salir del debate de más infraestructura, más capacidad y más longitud de red y apostar por que lo que tengamos se encuentre en unas condiciones adecuadas."
Por ello, esta fundación junto a la Asociación Española de la Carretera elaboró un informe llamado "Cómo salvar 300 vidas al año", en el que proponían pequeños cambios bajo el lema "Gastar poco, ganar mucho" que podrían suponer una gran diferencia y reducir considerablemente el riesgo de siniestro.
- Captafaros: permitirían delimitar carriles y marcar curvas, ayudando a prevenir las salidas de la vía. Podrían reducir la siniestralidad esperada en un 37%.
- Pavimento de alta fricción: aumenta el rozamiento del neumático, ayudando a frenar y previniendo fenómenos como el aquaplaning. Podría reducir la siniestralidad esperada en un 35%.
- Balizamiento y cebreado de arcenes: estas medidas incrementan la atención ante la aproximación a un elemento peligroso del trazado, pudiendo reducir la siniestralidad esperada en un 13%.
- Guías sonoras: estas bandas fresadas advierten al conductor de que está invadiendo el carril contrario o el borde de la calzada y pueden reducir la siniestralidad esperada en un 21%.
- Barreras de seguridad: evitan que el vehículo salga de la calzada y choque contra un obstáculo. Según datos de la Asociación Española de Carreteras, el 42% de las vías convencionales tienen obstáculos a sus márgenes. Podrían reducir la siniestralidad esperada en un 47%.
- Franja de separación de sentidos: remarcan la prohibición de adelantamiento y están destinadas a evitar choques frontales. En algunas Comunidades Autónomas ya están implementadas, utilizando pintura roja. Podrían reducir la siniestralidad esperada en un 40%.
Estas medidas proponen actuar en un 30 o 35% del total de la red convencional española, con el objetivo de salvar 300 vidas al año. En cuanto a la inversión, Julio Domingo, director general de la Fundación Mapfre, afirmó lo siguiente: "esta iniciativa supone una inversión de 1.800 millones de euros, pero esta cifra hay que contextualizarla. Si la comparamos con las cifras calculadas por la DGT sobre el valor de una vida, y la aplicamos a las 300 personas que salvaríamos al año gracias a estas medidas, se recupera la inversión en un período de dos a cuatro años".