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TOROS

Espartaco abandona el toreo activo tras su última corrida en La Maestranza

Juan Antonio Ruiz "Espartaco" dirá este sábado adiós al toreo activo en La Maestranza, cuya Puerta del Príncipe descerrajó en cinco ocasiones, las mismas que Curro Romero. Hijo del matador Antonio Ruiz "Espartaco", Juan Antonio bebió de él las enseñanzas de la dureza de una profesión, y también del magisterio de Juan Belmonte en el cortijo de "Gómez Cardeña", pues no en vano debe su primer nombre al del "Pasmo de Triana".

L. D. / EFE.- Nacido en Espartinas (Sevilla) un 3 de octubre de 1962, pronto abandonó los estudios y sus primeras aficiones futbolísticas y vistió en 1975 su primer traje de luces en Camas, tras lo que se trasladó con su familia a Madrid, donde vivieron en un sótano en el que hacía frío hasta en verano, según suele recordar el maestro.

Durante dos años, "Espartaco" y su familia vivieron a costa de duros sacrificios y, bajo la protección de los hermanos Lozano, recorrió Hispanoamérica con el espectáculo taurino-cómico del Chino Torero: la primera vez en la historia que un becerrista cruzaba el Atlántico para adquirir experiencia en tales menesteres. Mientras en su pueblo sus amigos jugaban al fútbol e iban al colegio, en 1978 debutó con picadores en la plaza alicantina de Ondara y el 1 de agosto de 1979, Manuel Benítez "El Cordobés" le dio, a sus 16 años, la alternativa en Huelva, con reses de Carlos Núñez y Manolo Cortés de testigo.

Pese a que toreó mucho a partir de entonces, los años pasaron y los números no salían en los largos inviernos, por lo que a punto estuvo de hacerse banderillero antes de cuajar en la Feria de Abril de 1985 a "Facultades", de la ganadería de Manolo González con las cámaras de TVE en directo, lo que supuso un salto de calidad en su carrera y en su consideración.

Por vez primera, se vio el oficio y la verdadera dimensión de Juan Antonio Ruiz, quien a partir de esa temporada empieza a mandar, a crecer como torero y a "tirar del carro" del escalafón como indiscutible primera figura. Se le buscaron rivalidades de todo tipo en la cima del escalafón, aunque ninguna cuajó más allá de los planteamientos de los despachos, ya que, como dice la gente del toro, "el hombre propone, Dios dispone y el toro lo descompone" o, abundan, "el toro pone a cada uno en su sitio".

Todo ello sustentado en una portentosa técnica basada en la colocación y, ante el toro más parado de la historia, cuajar a la gran mayoría de ellos a base del conocimiento de los terrenos, en tirar de ellos a base de numerosos "toques" imperceptibles en el mismo muletazo y en no quebrantarlos a base de ligarlos por afuera.

Así se fueron sucediendo los años y en 1990 consiguió igualar dos récords históricos, el de Domingo Ortega, con siete temporadas como número uno, y el de "Gallito", por seis consecutivas como gran triunfador (desde 1985 había sido líder en el escalafón).

El último gran triunfo de Juan Antonio Ruiz Román fue reaparecer en 1999 tras cuatro años de numerosas operaciones y dura rehabilitación como consecuencia de una lesión en su rodilla derecha en un partido contra la droga en Valencia a finales de 1994.

Casado con Patricia Rato, espera su tercer hijo, afirma que nunca se cortará la coleta para sentirse siempre torero, pasa sus días en su finca en Constantina y, con el recuerdo de cuando era yunque y se disfrazaba de lobo en los espectáculos cómicos, confiesa emocionarse cuando ve a sus dos hijas, Alejandra e Isabel, tocando el piano.
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