Colabora

Solo dos neuronas activas: así detectan los mosquitos a los humanos según un estudio publicado en Nature

Un experimento con humanos sin duchar y túneles de viento revela cómo los mosquitos eligen su objetivo con precisión milimétrica.

Un mosquito hembra picando a un ser humano | Pixabay

A partir del mes de mayo comienza la época que unifica la primavera y el verano, donde las plantas florecen, las temperaturas se vuelven agradables y el sol brilla en el firmamento. Sin embargo, esta también viene acompañada de la llegada de unos vecinos que no suelen ser bien recibidos en ningún lugar, los mosquitos. Estos pequeños insectos pueden interrumpir una plácida noche de sueño con sus constantes zumbidos; no obstante, la mayor molestia proviene de sus picaduras.

Estas mordeduras solamente las realizan los mosquitos hembra, que utilizan la sangre para alimentarse y producir huevos y, además de provocar picor, enrojecimiento e incluso hinchazón, pueden llegar a transmitir enfermedades peligrosas como la malaria o el dengue. Algunas especies de mosquitos como el Aedes aegypti, se alimentan únicamente de sangre humana. Por lo tanto, tienen que contar con un efectivo mecanismo de orientación para diferenciar a una persona de un aminal y un estudio ha demostrado cómo lo hacen.

Funcionamiento del experimento

El estudio fue publicado en la revista Nature en mayo del año 2022 y en él participaron investigadores de diferentes departamentos biológicos y neurocientíficos de centros de Estados Unidos, Canadá, Suecia y Alemania. Para llevar a cabo la investigación, los científicos modificaron genéticamente varios ejemplares de mosquitos Aedes aegypti, de tal forma que tenían cerebros transgénicos que se iluminaban cuando se activaban, facilitando la labor de la obtención de imágenes cuando eran expuestos a aromas humanos y animales.

Para obtener los aromas animales, utilizaron muestras de cabello de cuatro perros, dos ratas, dos conejillos de indias y una oveja. Por otro lado, a los 16 humanos que participaron se les pidió que no se ducharan durante varios días, para que luego se acostasen completamente desnudos en una bolsa de teflón, dejando allí impregnados sus olores. Posteriormente, utilizando túneles de viento, se expuso a los mosquitos a estos olores, para comprobar hasta qué punto eran capaces de diferenciar a los humanos de los animales.

Un resultado más simple de lo esperado

En primer lugar, hay que tener en cuenta que el cerebro de los mosquitos está formado por 60 centros nerviosos conocidos como glomérulos. Según comentó tras realizar la investigación Zhilei Zhao, uno de los participantes, el grupo suponía que la mayoría de ellos estarían presentes en el proceso de detección de seres humanos como comida, sin embargo, nada más lejos de la realidad.

"Cuando vi por primera vez la actividad cerebral, no podía creerlo, solo dos glomérulos estaban involucrados", aseguró Zhao. Tras repetir varias veces el experimento, el resultado fue el mismo y quedó demostrado que el proceso que seguían estos insectos era mucho más sencillo de lo que se pensaba en un principio.

Finalmente, se determinó que, en su proceso de búsqueda y obtención de comida, los mosquitos detectan dos sustancias que se enriquecen con el olor humano, llamadas decanal y undecanal. Gracias a este avance, los fabricantes de repelentes para mosquitos podrían utilizar estos compuestos para atraer a los insectos hacia trampas mortales y librar a las personas de esta molstia.

Ver los comentarios Ocultar los comentarios

Portada

Suscríbete a nuestro boletín diario