Los errores más comunes al usar el lavavajillas que afectan su eficiencia y vida útil
El lavavajillas es un electrodoméstico sencillo de utilizar. Pero hay unos errores, no graves, muy habituales. Enjuagar los platos, sobrecargarlo...
El lavavajillas es uno de los electrodomésticos presente en las cocinas de casi todas las casas desde los años 70 y que, pese a no ser imprescindible, una vez que lo se tiene ya no se puede vivir sin él. El motivo es tan sencillo como que se trata de un aparato cómodo, rápido, sencillo de manejar y que ayuda a ahorrar en la factura del agua y de la luz. Sin embargo, para maximizar su eficiencia y prolongar su vida útil, es crucial evitar ciertos errores comunes que muchos usuarios cometen.
Hay que destacar que, para muchas personas que tienen lavavajillas en casa seguramente sería difícil prescindir de él porque hace de una de las tareas más engorrosas del hogar, que no es otra que lavar los platos, algo menos estresante, más rápido y cómodo. Esto explicaría por qué la mitad de los hogares europeos tienen uno, de acuerdo con los datos del Comité Europeo de Fabricantes de Electrodomésticos (CEDED). además, el hecho de poner a funcionar el lavavajillas puede parecer una tarea sencilla: se introducen los platos, cubiertos y otros cacharros, se pone el detergente y se presiona el botón de encendido. Y solamente hay que esperar a que termine el programa para, dejando enfriar las cosas, colocarlas en su sitio de nuevo. No podría ser más fácil. Sin embargo, también es común que se comenta algunos errores al hacerlo, muchas veces sin ser conscientes.
Qué errores son los más comunes con el lavavajillas
Si bien algunos de los errores que se cometen puedan parecer triviales, al menos a corto plazo, podrían no solo estar dañando el electrodoméstico y haciendo que se gaste de más, sino que también pueden provocar una limpieza deficiente. Algunos de los errores más comunes son los siguientes.
- No retirar los restos de comida: Los trozos de comida más grandes o más pegados deben quitarse con una esponja húmeda o con una servilleta para que no obstruyan el desagüe o los rociadores del lavaplatos.
- Pre-lavar en exceso: Aunque es una práctica común, pre-lavar demasiado la vajilla antes de colocarla en el lavavajillas puede ser innecesario e incluso contraproducente. El motivo es que los lavavajillas modernos están diseñados para manejar suciedad considerable, y el pre-lavado excesivo puede resultar en un uso menos eficiente del detergente. Lo que sí hay que saber es que basta con eliminar todos los restos de comida de los platos y luego meterlos en el lavavajillas.
- No limpiar el filtro regularmente: Es evidente que, para lavar bien, un lavavajillas debe estar limpio y en condiciones óptimas. Sin embargo, y aunque parezca lo contrario, el calor y la humedad que se generan crean un ambiente perfecto para que crezca moho, sobre todo en la goma de la puerta, tanto es así que se sabe que un 62% de los lavavajillas domésticos de todo el mundo estaban contaminados por hongos. Por tanto, si se busca que cumpla con su función es importante prestar atención al filtro, ya que, si no está limpio, el resultado del lavado será peor. Además, la acumulación de cal o un filtro obstruido con restos de comida, grasa o suciedad reducen la eficiencia del lavado. Esto significa que tendrá que trabajar más y usar más energía. Por ello, es aconsejable realizar una limpieza profunda una vez al mes y que se ejecute el ciclo de limpieza como indican las instrucciones. Además, una vez al mes también hay que rellenar con sal y abrillantador el lavavajillas. La primera ayudará a evitar que se acumule cal y a suavizar el agua, el segundo permitirá que los platos se sequen sin rayas.
- Uso incorrecto del detergente: No porque se utilice más detergente se dejarán los platos más limpios. En este caso, cantidad no es sinónimo de mayor limpieza. Lo que puede ocurrir si se usa mucho detergente es que el aclarado no pueda con los restos de producto y los platos salgan con restos de jabón y manchas en el secado. Por el contrario, usar menos de lo que necesita el electrodoméstico puede llevar a una limpieza deficiente. Una de las opciones más fáciles de usar son las pastillas monodosis, que tienen en el lavavajillas un lugar específico para ellas.
- Colocación incorrecta de la vajilla: La colocación inadecuada de platos y utensilios puede obstruir los aspersores de agua, impidiendo que el lavavajillas limpie eficazmente. Solamente hay que fijarse en que el interior del lavavajillas está organizado en distintas zonas. La cubertería puede ir o bien en un cesto o en una tercera bandeja, si se tiene un cesto, los tenedores es importante ponerlos con el mango hacia abajo y los cuchillos al revés, con el mango hacia arriba. En la bandeja inferior, además de poner los platos separados para que el agua tenga acceso a toda la superficie, se pueden poner fuentes y ollas y otros utensilios grandes en los laterales, y siempre boca abajo, ya que en el centro normalmente está el aspersor. Por su parte, la bandeja superior es idónea para vasos, tazas, objetos de plástico o bandejas, que tendrán un lavado un poco más suave.
- Colocar vasos y tazas en los pinchos: Otro hábito frecuente es colocar en los pinchos del lavavajillas vasos y tazas. Se suele hacer para aprovechar el espacio, pero no es nada recomendable. El motivo es que, al ponerlos de esa forma se corre el riesgo de que se astillen, así que lo aconsejable es colocarlos de manera que sirvan para separar los vasos.
- Sobrecargar el lavavajillas: Aunque pueda parecer tentador llenar el lavavajillas al máximo para ahorrar agua y energía, sobrecargarlo puede resultar contraproducente. El motivo es tan sencillo como que colocar demasiados platos y utensilios impide que el agua y el detergente circulen adecuadamente, dejando la vajilla parcialmente limpia o incluso sucia. Cuando los platos y cubiertos están demasiado juntos el rociador y el detergente no pueden llegar a la superficie. Además, los brazos rociadores también pueden quedar atascados.
- Meter vajilla delicada: Hay que evitar meter objetos como copas, vajilla pintada a mano, platos con decoraciones metálicas, recipientes delicados de plástico, de madera, de hierro fundido o de latón que podrían dañarse con las altas temperaturas.
- Colocar objetos no aptos para lavavajillas: Colocar objetos que no son seguros para lavavajillas puede dañar tanto los utensilios como el aparato. Elementos como utensilios de madera, ciertos plásticos, y sartenes antiadherentes pueden deteriorarse con el calor y los detergentes fuertes, por lo que siempre es recomendable verificar si un objeto es apto para lavavajillas antes de colocarlo. El motivo es que estos materiales pueden estropearse o agrietarse con el calor extremo porque el agua caliente puede deformarlos.
- Recoger primero el compartimento superior: Al terminar el ciclo de secado es posible que tazas y cuencos acumulen en su base agua y si uno no se da cuenta al ir a recogerlos se vierte todo el líquido sobre los objetos de la parte de abajo.
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