
Las joyas de oro son generalmente un emblema de sofisticación y perpetuidad, pero para lucir impecables necesitan atenciones particulares a través del tiempo. Hay que destacar que, aunque se reconoce al oro de 18 quilates por su resistencia y hermosura, este no está exento de perder su brillo debido a la interacción cotidiana con elementos externos. Por ello, no hay que olvidar que mantener el brillo de las joyas de oro es esencial para preservar su belleza y valor a lo largo del tiempo.
Es más que evidente que las joyas de oro son un tesoro, piezas eternas que acompañan en ocasiones especiales o en el día a día, otorgando un toque elegante y sofisticado. Pero es precisamente este uso continuado, unido a determinados factores externos, lo que hace que las joyas puedan ensuciarse y parecer más apagadas, por eso, es necesario aplicarles unos cuidados específicos y aprender cómo limpiar el oro para que siempre luzcan perfectas.
Además de todo, es importante tener en cuenta que, dependiendo del tipo de oro, algunos métodos de limpieza son más efectivos que otros. El motivo no es otro que estos materiales no se desgastan de la misma manera debido a sus distintas aleaciones.
Variaciones del oro
En primer lugar es importante saber que no todo el oro es igual y que el mejor oro utilizado en joyería es el de 18 kt, que está compuesto de un 75% de oro y un 25% de otros metales. De hecho, es el oro más duradero, bonito y brillante. Hay que tener muy claro que un orfebre jamás creará una pieza en oro puro (100% oro) ya que es demasiado blando y además de que no podría trabajar bien y la pieza se deformaría enseguida. Y las joyas creadas con oro de 14kt (40% de oro puro) o aún inferiores son de menor calidad. También existe las joyas de oro chapado, es decir, piezas de joyería creada en materiales inferior que posteriormente van recubierto con una o varias capas de oro de 3 a 10 micras.
El resumen es que el oro se presenta en múltiples aleaciones y tonalidades, cada una con sus particularidades que influirán en el procedimiento de limpieza adecuado. Destaca el oro amarillo, que suele ser una combinación de oro puro, plata y cobre, que es importante por su resistencia al ensuciamiento. En contraparte, el oro blanco, fusionado con metales albos y frecuentemente revestido de rodio, demanda un cuidado especial para conservar su lustre. El oro rosa, con su característico color rojizo gracias a la aleación con cobre, también posee sus propios requerimientos de mantenimiento. Pero, independientemente del tipo de oro que se tenga, la limpieza habitual es esencial para evitar que las alhajas de oro se empañen o ensucien. No obstante, dependiendo de la clase de oro, existen distintos métodos caseros para devolverles su fulgor:
- El oro amarillo se utiliza desde hace miles de años para hacer adornos corporales, como lo demuestran las piezas que se encuentran en los museos de historia. Pero, el oro moderno es algo distinto a ese, ya que el que se usa con más frecuencia en la elaboración de joyas es el de 18 quilates, porque tiene una resistencia superior a la del oro puro. La principal característica de este oro es que apenas se ennegrece, sobre todo si se compara con la plata o el oro blanco.
- El oro blanco se ha convertido desde hace tiempo en uno de los favoritos para elaborar joyas, solo o combinado con oro amarillo. Este tipo de oro es una aleación de metales, en la que se fusionan oro de 24 quilates con plata, paladio o platino. Para darle un acabado brillante suele tener una capa de rodio, que es lo que dificulta en cierto sentido limpiar el oro blanco cuando por el uso se ha quedado mate.
- El oro rosa es el más reciente y menos utilizado. Se trata de una aleación, como la del oro blanco, pero en este caso se le añade un poco de cobre para darle el tono rojizo. La limpieza es muy parecida a como se limpia el oro amarillo.
Cómo limpiar el oro
Aunque existen una amplia variedad de trucos caseros para saber cómo limpiar el oro, lo más recomendable es aplicar una limpieza básica con la que se sepa, con garantía, que la pieza no va a sufrir daños. Esto servirá de mantenimiento rutinario de la joya, con lo que se conseguirá que permanezca intacta y brillante durante más tiempo. Algunos trucos son:
- Agua y jabón. Este remedio se utiliza para una limpieza rápida y eficaz de oro blanco, rosa y amarillo. Es tan sencillo como disolver un poco de jabón de lavavajillas en agua templada y sumergir las joyas en la mezcla durante un máximo de 15 minutos. Si la pieza presenta muchas impurezas, hay que frotar su superficie con un cepillo de dientes de cerdas suaves haciendo movimientos circulares. Después basta con aclarar las joyas con abundante agua y secarlas con una toalla de algodón. Para sacarles el brillo, es importante pasarles un paño de microfibra haciendo pequeños círculos.
- Pasta de dientes. Una forma muy eficaz de limpiar las joyas de oro es con pasta de dientes. Basta con mezclar un poco de pasta de dientes con agua, cuando se haya formado una mezcla y se forme una ligera pasta, frotar la pasta con un cepillo de dientes que no sea muy duro. Finalmente, solo hay que enjuagarlas con agua.
- Bicarbonato. Al ser un producto efervescente hace que se elimine la suciedad y el oro cobre su brillo natural. Primero hay que mezclar tres cucharadas de bicarbonato con agua tibia y después solo basta con aplicar la mezcla sobre los anillos o joyas que quieras limpiar. Cuando ya esté todo bien mezclado, hay que echar vinagre para activar la efervescencia y que de esta forma se desprenda la suciedad. Finalmente es importante enjuagar las joyas con agua tibia y secarlas con un paño de tela suave.
Pero, antes de realizar cualquiera de estos procedimientos debe tenerse en cuenta que las piedras y demás incrustaciones corren el riesgo de desengancharse y que los enganches también podrían romperse de aplicar demasiada brusquedad en la limpieza. Lo más recomendable sería probar primero en una pequeña zona de la pieza para comprobar el resultado.
Consejos prácticos para limpiar adecuadamente las piezas de oro
- Identificar el tipo de oro: Antes de comenzar, es importante determinar si las joyas son de oro puro o están combinadas con otros metales y piedras preciosas. Hay que recordar que el oro puro es más maleable y menos susceptible a daños durante la limpieza, mientras que las aleaciones y las joyas con incrustaciones pueden requerir cuidados especiales.
- Limpieza básica en casa: Para una limpieza sencilla, basta con utilizar agua tibia y un poco de jabón suave, hay que sumergir las joyas en esta solución y dejar actuar unos minutos. Luego, con un cepillo de cerdas suaves hay que frotar delicadamente cada pieza para eliminar la suciedad acumulada.
- Enjuague y secado: Una vez que las joyas están limpias, es importante enjuagarlas bajo agua corriente tibia. Después hay que secar las joyas con un paño suave y sin pelusa, dando suaves golpecitos para eliminar el exceso de agua y luego dejándolas secar completamente al aire sobre una superficie limpia.
- Cuidado con las piedras preciosas: Si las joyas de oro tienen piedras incrustadas, hay que asegurarse de que el método de limpieza sea seguro para ellas. El motivo es que algunas piedras como los opalos o las perlas requieren cuidados más específicos ya que pueden dañarse fácilmente con químicos o por inmersión prolongada en agua.
- Almacenamiento adecuado: Después de limpiarlas, es clave guardar las joyas de oro por separado en bolsas de tela suave o en compartimentos individuales dentro de una caja de joyería para evitar que se rayen entre sí. También es recomendable mantenerlas en un lugar fresco y seco, alejado de la luz directa del sol y de fuentes de calor.
- Limpiezas profundas y profesionales: Se puede considerar llevar las joyas de oro a un profesional al menos una vez al año para una limpieza profunda, especialmente si se trata de piezas muy detalladas o con incrustaciones delicadas. Hay que tener en cuenta que los joyeros utilizan métodos y soluciones especializadas que ayudan a restaurar el brillo original sin dañar el metal.
Cuidar las joyas de oro
Aunque saber cómo limpiar joyas de oro es fundamental para que no pierdan su lustre con el paso de los años, también existen una serie de acciones que pueden llevarse a cabo para mantener su brillo intacto. En primer lugar, la forma de conservar estas joyas es importante. Hay que tener claro que lo ideal sería mantenerlas dentro de sus cajas o bien dentro de bolsitas de tela que las separen de otras joyas y, de esta forma, evitar arañazos o rasguños.
También es importante no rozar directamente las joyas de oro con productos de limpieza ni de cosmética, como perfumes o cremas, debido a sus componentes químicos. El sudor de la piel también puede hacer que el oro vea su brillo afectado, por lo que es preferible quitarse las joyas cuando se haga deporte u otro tipo de actividad física. Por otro lado, debe evitarse llevar las joyas de oro puestas cuando se vaya a la piscina o la playa, para que el cloro y la arena no puedan afectarlas.

