
La historia de un legado millonario a una residencia de mayores en Villanueva de Córdoba ha devuelto a la actualidad el nombre de Tomás Muñoz Romero, un productor y empresario musical que, pese a su trayectoria internacional, nunca rompió el vínculo con su pueblo natal, al que ha beneficiado con tres millones de dólares donados tras su muerte.
Fallecido en 2022 a los 88 años, Muñoz Romero es considerado uno de los grandes impulsores de la industria discográfica moderna en España y América Latina.
De París a México: un inicio cosmopolita
Nacido el 24 de abril de 1934 en Villanueva de Córdoba, Tomás Muñoz estudió Humanidades y Filosofía antes de trasladarse a París con solo 21 años. Su carrera musical comenzó en 1958 en México, donde cofundó Gamma, un sello independiente especializado en repertorio nacional. Desde allí, fue construyendo una red profesional que lo llevaría a convertirse en un referente de la industria musical en español.
En 1969 fue nombrado primer director general de CBS España, y más adelante desarrolló una extensa carrera vinculada a Sony Music, desde donde impulsó las carreras de Joan Manuel Serrat, Camilo Sesto, Mecano, Julio Iglesias o Rocío Jurado. Su papel no fue de productor técnico, sino de ejecutivo visionario, responsable de la estrategia, el lanzamiento de álbumes y la consolidación de artistas.
En su faceta como representante en España de sellos internacionales, trabajó también con Warner, ABC Paramount, United Artists, Vanguard, Pye, Barclay, Hispavox o CGD, y representó o distribuyó en el país a estrellas como Paul Anka, Chubby Checker, Sammy Davis Jr., Frankie Avalon, Gilbert Bécaud o Domenico Modugno.
Uno de los hitos más destacados fue el lanzamiento de Raphael en 1967, que marcó un antes y un después en el modelo de promoción artística en España.
A pesar de su vida profesional ligada a ciudades como Nueva York, México D.F., Río de Janeiro o París, Tomás Muñoz regresó a Villanueva de Córdoba en sus últimos años y quiso que su herencia tuviera un impacto duradero en su pueblo.
En su testamento, dejó recogida su voluntad de beneficiar a la Fundación del Hospital de Jesús Nazareno, que gestiona una residencia de mayores en la localidad. En 2022, tras su fallecimiento, se realizó una primera donación de un millón de dólares, y en julio de 2025 sus albaceas internacionales —Thomas Tyrrell y Claudio Conde— completaron el legado con una segunda transferencia de dos millones más, cumpliendo íntegramente sus últimas voluntades.

