El secreto para que las buganvillas florezcan

Las buganvillas suelen ser la opción favorita de la mayoría de la gente a la hora de escoger una planta para decorar el jardín de la casa. La razón principal es el llamativo color de sus flores y su resistencia. Esta especie originaria de América del Sur tiene la capacidad de adaptarse a los climas cálidos y secos, llegando a crecer incluso en suelos con una tierra muy pobre en nutrientes.

Además, esta trepadora cuenta con una amplia variedad de colores: fucsia o magenta —el más clásico —, rosa claro, rojo, púrpura o morado, naranja, blanco, amarillo, salmón, coral y melocotón o durazno. Aunque existen cuidados específicos para hacer que esta planta florezca incluso más rápido y fuerte de lo normal.

La iluminación y el drenaje

La buganvilla es una planta de clima cálido y necesita al menos 5 a 6 horas de sol directo al día para florecer abundantemente. Es una de las condiciones más importantes: sin luz intensa, no florece o solo crece en hojas verdes. Si está en sombra parcial o en interior sin suficiente luz, mostrará un crecimiento débil y pocas o ninguna floración. Cuanto más sol recibe, más colorida y activa será su floración. Lo ideal es ubicarla orientada al sur o en un lugar donde reciba sol casi todo el día.

A la buganvilla no le gusta el exceso de humedad en las raíces. El sustrato debe ser ligero, poroso y drenar muy bien, similar al que se usa para cactus o suculentas. Se puede utilizar una mezcla de tierra universal con arena gruesa o perlita para mejorar la aireación. Si las raíces permanecen húmedas por mucho tiempo, se pueden pudrir con facilidad. Es importante evitar las macetas sin agujeros de drenaje o suelos compactos en el jardín. Además, un buen drenaje también ayuda a prevenir enfermedades fúngicas.

El riego y la poda

Una de las razones más comunes por las que una buganvilla no florece es el exceso de riego. Esta planta prefiere un riego moderado y espaciado y, por ello, se debe dejar secar la tierra por completo entre riegos. En verano, se puede regar una o dos veces por semana, según el clima; en invierno, casi nada. El exceso de agua estimula solo el crecimiento de hojas y puede frenar por completo la floración.

Esta planta responde muy bien a la poda, que ayuda a mantener su forma, controlar su tamaño y estimular nuevas floraciones. Lo ideal es podarla al final del invierno o justo después de una floración abundante. Es fundamental cortar las ramas secas, débiles o que crezcan desordenadas, ya que esto dirige la energía de la planta a los brotes nuevos, que son los que más flores producirán. También se recomienda hacer pequeñas podas de mantenimiento durante el año para guiar su crecimiento.

Los fertilizantes y la maceta

Para que florezca bien, se debe evitar el uso de fertilizantes con mucho nitrógeno —que favorecen el crecimiento de hojas—. En su lugar, los expertos en jardinería, recomiendan utilizar un abono equilibrado bajo en nitrógeno y rico en fósforo y potasio, que estimulan la producción de flores. La clave está en aplicar el fertilizante una vez al mes en primavera y verano, cuando la planta está en crecimiento activo. Aunque es fundamental no sobrealimentarla, dado que un exceso de nutrientes también puede impedir la floración. Los fertilizantes líquidos diluidos o de liberación lenta son ideales para macetas.

En caso de querer cultivar la buganvilla en el interior de una casa, es mejor que la maceta no sea demasiado grande. La planta florece mejor cuando sus raíces están un poco apretadas. Además, una maceta pequeña facilita el control del riego y reduce el riesgo de encharcamiento. También se puede trasplantar cada 2 o 3 años, pero manteniendo un tamaño proporcional.

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