
L D (EFE) El intento de fuga desató un fuerte intercambio de disparos de armas de fuego entre los presos y la policía apostada en el lugar. Un grupo de reclusos vestidos como agentes del servicio penitenciario logró escapar y es buscado por las fuerzas de seguridad.
En el intenso tiroteo murieron tres presos y un policía, Roberto Cogote, de 30 años, que recibió un disparo en la cabeza, aunque fuentes oficiosas aseguran que ya son siete los muertos y se teme que pueden ser más. Otro amotinado que intentó fugarse y nueve policías, dos de ellos en estado "muy grave", fueron ingresados en el hospital de urgencias comunal, en tanto que otra veintena de heridos fue llevada a otros centros de salud.
El presidente argentino, Néstor Kirchner, se reunió con el jefe de Gabinete, Alberto Fernández, para analizar la situación en la cárcel de Córdoba a raíz de la demanda de mejores condiciones de reclusión por parte de los presos. La revuelta comenzó por la tarde del jueves cuando los casi 2.000 presos del penal se encontraban en horario de visitas, confirmaron a la prensa fuentes del Servicio Penitenciario de la provincia de Córdoba (centro del país). "El director (de la cárcel) nunca nos escucha, nunca nos atiende, hay oficiales que nos hostigan", dijo uno de los reclusos a Radio Universidad de Córdoba. Las demandas también incluyen la conmutación de la pena a cadena perpetua que afrontan varios de los amotinados, confirmó a la prensa el fiscal general de la provincia de Córdoba, Gustavo Vidal Lascano.
Los presos, de alta peligrosidad, tomaron como rehenes a 25 personas, entre ellas el director de la cárcel, Emilio Corso, y se apropiaron de fusiles, pistolas y ametralladoras de la armería de la prisión. Los amotinados mostraron a dos guardias tomados como rehenes con heridas en las piernas y los brazos y amenazaron con arrojar a uno de ellos desde la azotea, mientras unos 50 familiares de los internos permanecen en el interior de la penitenciaría. Otro grupo de familiares que estaba en los alrededores del complejo a la espera de novedades fue dispersado por la policía mediante disparos de balas de goma. La gendarmería (policía de frontera) envío casi 200 efectivos para reforzar la operación de seguridad y espera una orden para ingresar en la cárcel y poner fin al motín.
Los responsables de la operación continuaban hacia la medianoche negociaciones a fin de lograr que en las primeras horas de mañana, viernes, los amotinados liberen a los rehenes. Los internos, parapetados en la azotea del penal, seguían disparando hacía la policía. Además, un fuerte incendio desatado por la quema de colchones y muebles se propagaba por el establecimiento. "Estamos consternados y viviendo un momento de angustia y sigilo. No registra antecedentes un motín de semejante magnitud y peligrosidad en la historia carcelaria de Córdoba", dijo el alcalde de la ciudad, Luis Juez.
