L D (EFE)
"Pido disculpas a todo el mundo. La coordinación entre los departamentos de sanidad pública y los medios de comunicación oficiales fue pésima", dice Li Liming, director del Centro Nacional de Control de Enfermedades. Li reconoce que "los organismos pertinentes fueron incapaces de ponerse de acuerdo a la hora de suministrar información científica a los profesionales de la medicina y métodos de prevención a la ciudadanía". "Deberíamos haber informado a la población con mayor antelación. El virus es nuevo, sin causa ni tratamiento conocidos, por lo que nos cogió a todos por sorpresa", añade.
A pesar de las referencias a una mayor "transparencia informativa", la intervención de Li -una rueda de prensa celebrada en Foshan (provincia meridional de Guangdong, epicentro de la epidemia)- no ha contado con la presencia de medios de comunicación extranjeros. El Gobierno chino ha sido objeto de duras críticas por parte de los Gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Taiwán, por su renuencia a la hora de informar sobre el brote de neumonía atípica y colaborar con la OMS, y por "preocuparse más por las inversiones exteriores que por el bien de sus ciudadanos". "Si el resto del mundo hubiera tenido conocimiento del brote epidémico en noviembre, podríamos haber prevenido su propagación al resto del mundo", decía en su última comparecencia David Heymann, director de Enfermedades Infecciosas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El ministerio chino de Salud ha confirmado la muerte de 46 personas por neumonía atípica en China, aunque la OMS ha cifrado en 49 el número de víctimas mortales en el gigante asiático y en casi 2.000 el de afectados. Según los expertos, el régimen comunista se ha visto obligado a romper el silencio oficial debido al impacto que la epidemia podría tener en la economía, y que ha llevado a compañías calificadoras y de riesgo como Morgan Stanley y Salomon Smith a revisar a la baja las previsiones de crecimiento para este año. Las declaraciones de Li coinciden con la visita de inspección a Foshan -donde se registró el primer caso de neumonía atípica el pasado 16 de noviembre-, de la viceprimera ministra, Wu Yi, enviada a la zona por el presidente chino, Hu Jintao.
Mientras, el equipo de investigación de la OMS ha iniciado un trabajo epidemiológico en la provincia de Guangdong, "donde la epidemia parece haber remitido, pero no se pueden descartar nuevos brotes", según uno de sus miembros. Según el portavoz del grupo, Chris Powell, las primeras investigaciones sobre el terreno indican que "en algunos casos no hay indicios de contacto directo entre enfermos, por lo que existe la posibilidad de que el virus se transmita indirectamente o por el aire". Powell reconoce que "no podremos examinar a los enfermos personalmente, pero visitaremos hospitales, laboratorios e intercambiaremos información con los expertos locales".
En línea con el pánico que la enfermedad ha desatado entre los Gobiernos de todo el mundo, el presidente estadounidense, George Bush, ha cancelado su participación en una conferencia sobre medio ambiente en Shangai prevista para mediados de este mes. A pesar de que el director de la Administración Nacional de Turismo, Sun Gang, aseguraba que "China es un lugar seguro, para hacer turismo y viajes de negocios", más de 135.000 turistas han anulado en los últimos días sus reservas de viajes por miedo al contagio.
A pesar de las referencias a una mayor "transparencia informativa", la intervención de Li -una rueda de prensa celebrada en Foshan (provincia meridional de Guangdong, epicentro de la epidemia)- no ha contado con la presencia de medios de comunicación extranjeros. El Gobierno chino ha sido objeto de duras críticas por parte de los Gobiernos de Estados Unidos, Canadá, Nueva Zelanda y Taiwán, por su renuencia a la hora de informar sobre el brote de neumonía atípica y colaborar con la OMS, y por "preocuparse más por las inversiones exteriores que por el bien de sus ciudadanos". "Si el resto del mundo hubiera tenido conocimiento del brote epidémico en noviembre, podríamos haber prevenido su propagación al resto del mundo", decía en su última comparecencia David Heymann, director de Enfermedades Infecciosas de la Organización Mundial de la Salud (OMS).
El ministerio chino de Salud ha confirmado la muerte de 46 personas por neumonía atípica en China, aunque la OMS ha cifrado en 49 el número de víctimas mortales en el gigante asiático y en casi 2.000 el de afectados. Según los expertos, el régimen comunista se ha visto obligado a romper el silencio oficial debido al impacto que la epidemia podría tener en la economía, y que ha llevado a compañías calificadoras y de riesgo como Morgan Stanley y Salomon Smith a revisar a la baja las previsiones de crecimiento para este año. Las declaraciones de Li coinciden con la visita de inspección a Foshan -donde se registró el primer caso de neumonía atípica el pasado 16 de noviembre-, de la viceprimera ministra, Wu Yi, enviada a la zona por el presidente chino, Hu Jintao.
Mientras, el equipo de investigación de la OMS ha iniciado un trabajo epidemiológico en la provincia de Guangdong, "donde la epidemia parece haber remitido, pero no se pueden descartar nuevos brotes", según uno de sus miembros. Según el portavoz del grupo, Chris Powell, las primeras investigaciones sobre el terreno indican que "en algunos casos no hay indicios de contacto directo entre enfermos, por lo que existe la posibilidad de que el virus se transmita indirectamente o por el aire". Powell reconoce que "no podremos examinar a los enfermos personalmente, pero visitaremos hospitales, laboratorios e intercambiaremos información con los expertos locales".
En línea con el pánico que la enfermedad ha desatado entre los Gobiernos de todo el mundo, el presidente estadounidense, George Bush, ha cancelado su participación en una conferencia sobre medio ambiente en Shangai prevista para mediados de este mes. A pesar de que el director de la Administración Nacional de Turismo, Sun Gang, aseguraba que "China es un lugar seguro, para hacer turismo y viajes de negocios", más de 135.000 turistas han anulado en los últimos días sus reservas de viajes por miedo al contagio.
