L D (EFE) El acusado, que compareció en la sala del tribunal de alta seguridad de Amsterdam donde es juzgado con una chilaba negra y un libro en árabe bajo el brazo –probablemente el Corán–, quiere seguir acogiéndose a su derecho de permanecer en silencio, según apuntó su abogado. Además Plasman recordó que su cliente no quiere ser defendido, razón por la que el juicio durará solamente dos días.
Ante la pregunta formulada por los jueces a Plasman sobre si la actitud del acusado de permanecer en silencio tiene relación con su creencia y religión, el abogado dijo no poder decir nada al respecto. Bouyeri reaccionó con sonrisas ante las preguntas de los jueces, que expresaron su sorpresa porque el acusado no desee defenderse.
Además, según salió a relucir este lunes en el juicio, Bouyeri, durante una conversación telefónica con su hermano el pasado enero, dijo que si el sistema holandés contemplase la pena de muerte, le gustaría acogerse a ella, según los jueces. El acusado pertenecía presuntamente a un grupo conocido con el nombre de "Hofstad", integrado por radicales musulmanes vigilados por los servicios de Inteligencia holandeses al ser considerados sospechosos potenciales de reclutamiento de activistas para la Yihad (Guerra Santa). En el juicio celebrado contra doce sospechosos de pertenecer al citado grupo, la acusación mantuvo que Bouyeri era el líder.