L D (EFE)
Desde hace varias semanas la salud del Pontifice, de 83 años, ha sufrido un fuerte retroceso y este jueves se pudo comprobar, entre otras cosas, por el tiempo que tardó en descender del avión -más de 20 minutos- que le trajo a la capital eslovaca en su tercer viaje, de cuatro días de duración, a este país centroeuropeo. Cuando fue saludado por el presidente, Rudolf Schuster, el Papa Wojtyla -que descendió del avión subido en la silla especial que le permite incluso oficiar misa sin tener que levantarse- , presentaba ya un aspecto agotado y le costaba hablar.
El Pontífice escuchó los himnos de los dos Estados sentado, cuando siempre ha intentado ponerse de pie, y cuando comenzó a hablar le costaba respirar, teniendo que descansar algunos segundos para seguir con su discurso, cuya lectura no se entendía. Pero no pudo y antes de acabar el tercero de los seis párrafos del texto tuvo que dejarlo, prosiguiendo con la lectura el obispo local Robert Urland. Al llegar al último párrafo, Juan Pablo II hizo un esfuerzo sobrehumano para terminar el texto.
Se acabó su reciente recuperación
La recaída del Papa se produce tras un año en el que su salud se recuperó de manera sorprendente, como se vio durante sus visitas a Toronto (Canadá), México y Guatemala el verano pasado y en la primavera de este año a España, Croacia y Bosnia, donde bromeó con los jóvenes, sobre todo con los españoles a los que dijo que él era un joven de 83 años. Su estado actual recuerda su viaje de mayo de 2002 a Bulgaria, donde apenas pudo dar dos pasos, se le vio sufrir, casi se ahogaba al hablar y tuvo que ser ayudado para leer las homilías y discursos.
Pero hay diferencias, y es que por primera vez no pudo leer el discurso de llegada al aeropuerto ante las más importantes autoridades de la nación. El portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, evitó hacer comentarios a los periodistas sobre la salud del Papa y se limitó a calificar de normal que alguien ayudara al Obispo de Roma a leer al estar cansado.
Observadores vaticanos expresaron hoy su temor a que la medicación que toma el Pontífice ya no le haga efecto.
El Pontífice escuchó los himnos de los dos Estados sentado, cuando siempre ha intentado ponerse de pie, y cuando comenzó a hablar le costaba respirar, teniendo que descansar algunos segundos para seguir con su discurso, cuya lectura no se entendía. Pero no pudo y antes de acabar el tercero de los seis párrafos del texto tuvo que dejarlo, prosiguiendo con la lectura el obispo local Robert Urland. Al llegar al último párrafo, Juan Pablo II hizo un esfuerzo sobrehumano para terminar el texto.
Se acabó su reciente recuperación
La recaída del Papa se produce tras un año en el que su salud se recuperó de manera sorprendente, como se vio durante sus visitas a Toronto (Canadá), México y Guatemala el verano pasado y en la primavera de este año a España, Croacia y Bosnia, donde bromeó con los jóvenes, sobre todo con los españoles a los que dijo que él era un joven de 83 años. Su estado actual recuerda su viaje de mayo de 2002 a Bulgaria, donde apenas pudo dar dos pasos, se le vio sufrir, casi se ahogaba al hablar y tuvo que ser ayudado para leer las homilías y discursos.
Pero hay diferencias, y es que por primera vez no pudo leer el discurso de llegada al aeropuerto ante las más importantes autoridades de la nación. El portavoz vaticano, Joaquín Navarro Valls, evitó hacer comentarios a los periodistas sobre la salud del Papa y se limitó a calificar de normal que alguien ayudara al Obispo de Roma a leer al estar cansado.
Observadores vaticanos expresaron hoy su temor a que la medicación que toma el Pontífice ya no le haga efecto.
