L D (EFE) Reyzábal destacó que se encuentra contento por el hecho de que no se hayan producido víctimas en el incendio de su inmueble, aunque mostró su pesimismo señalando que teniendo en cuenta el estado en que ha quedado la estructura del rascacielos, "da la impresión que hay que derruir el edificio". El empresario declaró a EFE que la prima del seguro del edificio está suscrita por la compañía Allianz, aunque añadió que desconoce el importe exacto de la póliza y su cobertura.
Florentino Reyzábal se refirió a la construcción del edificio, que calificó de "emblemático", como un "desarrollo familiar que ha pasado de padres a hijos con gran esfuerzo"."Siento un sollozo al ver como algo que hicieron nuestros padres y toda la familia trabajando juntos ha quedado de esta forma destruido..., se me agarrota el corazón", declaró a Efe, pero, —añadió—, "intentaremos arreglarlo lo antes posible".
También señaló su consuelo por que la tragedia no haya afectado a otros edificios colindantes, —que se sitúan en el corazón financiero de Madrid—, y en el más cercano, el Corte Inglés, que sólo ha sufrido daños de menor consideración. A este respecto, dijo que su propio hijo habló el domingo por la mañana con el presidente de El Corte Inglés, Isidoro Álvarez, a quién expresó su desolación por lo ocurrido.
El Edificio Windsor es uno de los rascacielos más emblemáticos de la capital española, con 106 metros de altitud. Iniciado en 1973 y completado en 1979, el inmueble, obra de los arquitectos Genaro Alas y Pedro Casariego, fue proyectado para que su fachada de tonos dorados cambiara de color según la luz exterior. Llevaba varios meses en obras y cubierto de andamios, pese a lo cual había seguido siendo utilizado por sus inquilinos, fundamentalmente por la auditora de Estados Unidos Deloitte and Touche, que disponía de 20 de las 25 plantas dedicadas a oficinas. El edificio también alojaba al bufete de abogados Garrigues, que ocupaba las plantas séptima y octava, y la inmobiliaria Asón, propietaria del edificio.