
L D (EFE)
El director de la clínica y amigo personal del príncipe, Christian Schenk, participa en la entrevista del "Kleine Zeitung", donde asegura que la vida de Ernesto de Hannover peligró y que el paciente ahora mejora rápidamente. Ernesto asegura que permanecerá al menos nueve días más en la clínica y que en ese periodo de tiempo recibirá la visita de su esposa, la princesa Carolina, y sus hijos.
El príncipe tampoco pierde la oportunidad para reflexionar sobre su imagen pública, rechaza que se le describa como un miembro de la alta sociedad, y concluye diciendo que "en realidad soy un sencillo campesino". Agrega que con la princesa Carolina lleva "una vida muy tranquila", pero que debido a sus muchos compromisos oficiales, la vida se le hace "agotadora".
"De por medio, además, están los encuentros con el círculo de amigos, muy divertidos. Y cuando se combinan la diversión y el deber, resulta mortal", asegura el príncipe.
La enfermedad ha cambiado "con claridad" su visión de la vida, explica, ya que con 51 años no puede permitirse vivir como cuando tenía 28, y asegura que esto pone "punto y final definitivo" a una etapa vital.
Además, en tono irónico, asegura que aún no tiene ganas de morir, "Mi hija tiene sólo cinco años. Un año al menos quiero resistir". Hasta ahora, dice, el problema era su incapacidad para decir que no: "Si alguien me llama y quiere que vaya a tomar algo, lo hago. Ahora deberé aprender a no dejarme ver tanto. Así no me llamaran", "mi vida será con seguridad más tranquila", afirma el príncipe.
El príncipe tampoco pierde la oportunidad para reflexionar sobre su imagen pública, rechaza que se le describa como un miembro de la alta sociedad, y concluye diciendo que "en realidad soy un sencillo campesino". Agrega que con la princesa Carolina lleva "una vida muy tranquila", pero que debido a sus muchos compromisos oficiales, la vida se le hace "agotadora".
"De por medio, además, están los encuentros con el círculo de amigos, muy divertidos. Y cuando se combinan la diversión y el deber, resulta mortal", asegura el príncipe.
La enfermedad ha cambiado "con claridad" su visión de la vida, explica, ya que con 51 años no puede permitirse vivir como cuando tenía 28, y asegura que esto pone "punto y final definitivo" a una etapa vital.
Además, en tono irónico, asegura que aún no tiene ganas de morir, "Mi hija tiene sólo cinco años. Un año al menos quiero resistir". Hasta ahora, dice, el problema era su incapacidad para decir que no: "Si alguien me llama y quiere que vaya a tomar algo, lo hago. Ahora deberé aprender a no dejarme ver tanto. Así no me llamaran", "mi vida será con seguridad más tranquila", afirma el príncipe.
