L D (EFE)
Un avión B-52, que despegó de la base aérea de Edwards, en el sur del estado de California (EEUU), transportó en la primera etapa del viaje al aparato, descrito por la NASA como "parte avión y parte nave espacial". Tras desprenderse del ala de la aeronave, el pequeño prototipo, de apenas 3,66 metros de longitud, fue impulsado a 30.500 metros de altitud por un cohete "Pegaso", de quince metros, a unos 6.000 kilómetros por hora, antes de comenzar a sobrevolar de manera autónoma el Pacífico.
El prototipo alcanzó la velocidad "Mach 7" gracias a un motor hipersónico de hidrógeno, en la primera prueba que se utiliza esta tecnología. El vuelo autónomo duró unos diez segundos antes de que la aeronave se precipitara, como estaba previsto, sobre el Pacífico. El experimento se produce 57 años después de que el piloto de combate Chuck Yeager rompiera la "barrera del sonido" a bordo de un X-15.
El experimento forma parte de los esfuerzos de la NASA para diseñar y construir una nave que supere la fuerza de gravedad de la Tierra, alcanzando una velocidad de 40.000 kilómetros por hora, o "velocidad de escape". Un aparato tal sería la alternativa a los transbordadores espaciales, que han cumplido una etapa importante en la construcción de una estación orbital internacional a 395 kilómetros de la Tierra, y desempeñaría un papel importante en el proyecto anunciado por el presidente George W. Bush para transportar al ser humano a Marte.
En el tipo de motor hipersónico, conocido como "traga aire" y utilizado en esta prueba, el oxígeno de la atmósfera se introduce a gran presión en la cámara de combustión, donde se entremezcla con el combustible y hace ignición espontánea. Para que el proceso funcione, el avión debe desplazarse a cinco veces la velocidad del sonido y, por ello, necesita de un cohete convencional para comenzar la aceleración.
El prototipo alcanzó la velocidad "Mach 7" gracias a un motor hipersónico de hidrógeno, en la primera prueba que se utiliza esta tecnología. El vuelo autónomo duró unos diez segundos antes de que la aeronave se precipitara, como estaba previsto, sobre el Pacífico. El experimento se produce 57 años después de que el piloto de combate Chuck Yeager rompiera la "barrera del sonido" a bordo de un X-15.
El experimento forma parte de los esfuerzos de la NASA para diseñar y construir una nave que supere la fuerza de gravedad de la Tierra, alcanzando una velocidad de 40.000 kilómetros por hora, o "velocidad de escape". Un aparato tal sería la alternativa a los transbordadores espaciales, que han cumplido una etapa importante en la construcción de una estación orbital internacional a 395 kilómetros de la Tierra, y desempeñaría un papel importante en el proyecto anunciado por el presidente George W. Bush para transportar al ser humano a Marte.
En el tipo de motor hipersónico, conocido como "traga aire" y utilizado en esta prueba, el oxígeno de la atmósfera se introduce a gran presión en la cámara de combustión, donde se entremezcla con el combustible y hace ignición espontánea. Para que el proceso funcione, el avión debe desplazarse a cinco veces la velocidad del sonido y, por ello, necesita de un cohete convencional para comenzar la aceleración.
