
El secuestro se produjo la noche del jueves al viernes en Casalbaroncolo, cerca de Parma, en el norte de Italia. Según los investigadores, dos personas armadas y enmascaradas –posiblemente una de ellas una mujer- irrumpieron en la casa familiar y tras un robo en el que sólo se llevaron 150 euros escaparon con el pequeño. La Policía no descarta que el móvil pueda ser la venganza, según los medios de comunicación locales.
Mientras tanto los llamamientos para la liberación del niño se multiplican; este martes Benedicto XVI ha expresado su solidaridad con los padres y profesores de Tommaso, que viven "profunda angustia por el brutal secuestro", según un telegrama firmado por el secretario de Estado, Angelo Sodano. El Papa confió al pequeño a "la especial protección materna de la Virgen" y dijo que tendría un "recuerdo particular" para el bebé en sus oraciones.
Los investigadores de la Fiscalía de Bolonia han pedido a la prensa que guarden silencio hasta el viernes para no entorpecer las investigaciones, pues dicen que se están publicando algunas noticias que son "falsas". Asimismo, han reconocido la dificultad de esta investigación, ya que no existe un móvil claro y de la petición de un rescate, lo que les ha llevado a interrogar en varias ocasiones a toda la familia, incluido el hermano de Tomasso, de ocho años.
