L D (EFE)
Francisco G. M. logró burlar la atención de los policías autonómicos mientras le trasladaban desde la comisaría de La Bisbal al ambulatorio médico porque sangraba de una muñeca. Vestido con una bata que le pusieron en el Hospital de Palamós, donde le hicieron un lavado de estómago y le curaron las heridas en las muñecas, el presunto parricida empujó a uno de los Mossos para huir corriendo en dirección a una fábrica de la zona.
La Policía autonómica catalana ha puesto en marcha un dispositivo de búsqueda formado por 36 patrullas y una unidad canina que llevan funcionando desde la noche del miércoles. Asimismo, se ha incorporado la mañana del jueves un helicóptero. Aun así, los Mossos consideran que va a ser difícil dar con el paradero de Francisco, de 34 años de edad, ya que anteriormente había trabajado como pastor en la zona y conoce muy bien los alrededores de la comarca.
El supuesto parricida llamó este martes a los Mossos d´Esquadra para confesar que había matado a su esposa de una cuchillada en el cuello, sin decir el lugar del crimen ni más detalles. Los efectivos policiales dieron con el domicilio de la pareja, en la calle Pompeu Fabra de Palafrugell, donde vieron a la mujer fallecida y a su marido con cortes en las muñecas. Después de llevar a Francisco al Hospital de Palamós para hacerle un lavado de estómago, lo encerraron en una celda de la comisaría de La Bisbal, pero como seguía desangrándose, decidieron ir con él al Centro de Asistencia Primaria de la zona, momento que el parricida aprovechó para escaparse.
La Policía autonómica catalana ha puesto en marcha un dispositivo de búsqueda formado por 36 patrullas y una unidad canina que llevan funcionando desde la noche del miércoles. Asimismo, se ha incorporado la mañana del jueves un helicóptero. Aun así, los Mossos consideran que va a ser difícil dar con el paradero de Francisco, de 34 años de edad, ya que anteriormente había trabajado como pastor en la zona y conoce muy bien los alrededores de la comarca.
El supuesto parricida llamó este martes a los Mossos d´Esquadra para confesar que había matado a su esposa de una cuchillada en el cuello, sin decir el lugar del crimen ni más detalles. Los efectivos policiales dieron con el domicilio de la pareja, en la calle Pompeu Fabra de Palafrugell, donde vieron a la mujer fallecida y a su marido con cortes en las muñecas. Después de llevar a Francisco al Hospital de Palamós para hacerle un lavado de estómago, lo encerraron en una celda de la comisaría de La Bisbal, pero como seguía desangrándose, decidieron ir con él al Centro de Asistencia Primaria de la zona, momento que el parricida aprovechó para escaparse.