L D (EFE) A través de una nota, Manuel Marín expresa su deseo de recapacitar con "sosiego y tranquilidad" durante un "tiempo razonable" y de reunirse de forma bilateral con todos los grupos, a los que pide que no utilicen su figura con "fines políticos o dialécticos". También invita a los grupos a reflexionar para no dar pie a "una guerra lingüística" y a resolver esta cuestión en el seno de la ponencia que discute la reforma del Reglamento. El presidente de la Cámara Baja había advertido de que sólo daría marcha atrás si esta ponencia aprobaba un texto que sirviera para resolver este asunto de forma transitoria.
El portavoz del PP, Eduardo Zaplana, reiteró la negativa de su partido a aceptar el empleo en el Congreso de otros idiomas distintos al castellano y exigió a Marín que haga cumplir lo que establece la Constitución y el Reglamento en materia lingüística. Zaplana, en rueda de prensa, señaló que su grupo no aceptará una reforma reglamentaria que recoja esta reivindicación porque –argumentó– "el Congreso de los Diputados no puede ser Babel". "¿Se imagina alguien al presidente del Gobierno con los walkman (auriculares) escuchando las intervenciones del resto de dirigentes políticos? ¿Ese es el Congreso que queremos?", se preguntó. "No es el que queremos nosotros, no es el que quiere la inmensa mayoría de la sociedad española y no es el que marca el sentido común", añadió Zaplana. El portavoz del PP exigió al PSOE que respete el pacto bilateral suscrito para modificar el Reglamento, a pesar de los compromisos políticos que pueda tener con formaciones como ERC.
El secretario general del grupo socialista en el Congreso, Diego López Garrido, consideró que la vuelta a los criterios de Marín sobre las lenguas debería ser el primer paso para la búsqueda de un acuerdo definitivo en el nuevo Reglamento. López Garrido insistió en que el PSOE quiere una solución sobre el régimen lingüístico, mientras que, según él, da la impresión de que el PP "quiere un conflicto".
En cuanto al principio de acuerdo PSOE-PP, insistió en que este pacto no incluye el asunto de las lenguas, aunque admitió que sí figura la voluntad de no reformar ningún aspecto sustantivo del Reglamento sin consenso de los dos grupos mayoritarios. No obstante, afirmó que el PSOE tampoco quiere cambiar el Reglamento en contra de los demás grupos, por lo que "habrá que buscar un acuerdo", subrayó.
El portavoz de ERC, Joan Tardá, dio la "bienvenida" a la decisión de Marín y reconoció que tras "25 años de silencio vergonzante" respecto a las lenguas cooficiales, sería "estúpido" no conceder quince días de reflexión en los que su grupo no usará el catalán. Tardá separó el "affaire Marín" de las negociaciones que a partir del jueves entablarán ERC y PSOE para conseguir un acuerdo de estabilidad parlamentaria. En este sentido, manifestó que cuando el líder de ERC, Josep Lluís Carod-Rovira, reclama "gestos" para alcanzar acuerdos con los socialistas, "es evidente" que el del reconocimiento lingüístico "es uno de ellos". Recalcó que "depende del PSOE" decidir si "baila" con IU y ERC o con el PP, pero opinó que no se imagina al presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, cambiando de postura sobre su declarado deseo de favorecer el uso de las lenguas cooficiales.
Desde CiU, su portavoz, Josep Antoni Duran Lleida, expresó su "respeto" por la decisión de Marín, aunque dijo que es el PSOE el que debería "reflexionar" y dejar de "utilizar" al presidente en este debate sobre esta cuestión. Según Duran Lleida, el PSOE tiene que "mojarse" y decidir si está a favor de las demandas de los grupos nacionalistas o del pacto firmado con el PP.