
A su llegada, Jordi Pujol se negó a que los periodistas que no fueran corresponsales asistieran al desayuno, después de ser informado de la polémica, puesto que él prefería hacer esta distinción para abordar temas diferentes a la actualidad nacional. A pesar de esta afirmación, en la convocatoria que los medios nacionales recibieron se aseguraba que en el encuentro Pujol trataría temas "de la actualidad española desde su experiencia de varias décadas en la actividad política".
Sin embargo, el argumento que se dio a los redactores de medios de comunicación nacionales fue que Pujol tenía pensado hablar de una serie de temas que no les interesarían. Llegados a este punto, todos los periodistas españoles decidieron dejar de insistir y marcharse, entre las disculpas de los servicios de prensa del ex presidente catalán.
