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PESE A LOS PLANES DE CHOQUE DEL GOBIERNO

Senegal, el origen del viaje hacia el sueño español

El fenómeno de la inmigración clandestina se hace incontrolable y su erradicación tampoco interesa a países como Senegal que por cooperar con España en la lucha contra la inmigración ilegal reciben ingentes cantidades de dinero. “Los cayucos siempre van a existir, el gobierno senegalés tiene que justificar las subvenciones que se embolsa”, indicaron fuentes a las que ha tenido acceso Libertad Digital.  No en vano, las patrulleras de la Guardia Civil española siguen interceptando embarcaciones de inmigrantes que se desbocan por alcanzar las costas de Canarias. Esta semana la actividad ha sido frenética. El origen mayoritario: el sur de Senegal.

El fenómeno de la inmigración clandestina se hace incontrolable y su erradicación tampoco interesa a países como Senegal que por cooperar con España en la lucha contra la inmigración ilegal reciben ingentes cantidades de dinero. “Los cayucos siempre van a existir, el gobierno senegalés tiene que justificar las subvenciones que se embolsa”, indicaron fuentes a las que ha tenido acceso Libertad Digital.  No en vano, las patrulleras de la Guardia Civil española siguen interceptando embarcaciones de inmigrantes que se desbocan por alcanzar las costas de Canarias. Esta semana la actividad ha sido frenética. El origen mayoritario: el sur de Senegal.
LD (Beatriz Mesa) Ni siquiera está ayudando a frenar los flujos migratorios la campaña de publicidad que ha puesto en marcha el gobierno senegalés financiado por el español. “Este proyecto para sensibilizar sobre la peligrosidad de embarcar en cayucos ha sido un plagio de la campaña en Guinea, que nos costeamos gracias a la ayuda de los canarios, el Ejecutivo socialista no se implicó y encima tildaron la iniciativa -que al final han acabado copiando- de locura”, esbozaron trabajadores de la campaña guineana en declaraciones para LD.
 
“Tampoco Leire Pajín o Consuelo Rumí, promotoras del proyecto senegalés, se dignaron a felicitar a los guineanos por el trabajo que desarrollamos sin contar con el apoyo económico y moral de su gobierno y”, añadieron.
 
De paseo por las calles polvorientas y pedregosas de Dakar llegas incluso a entender la disposición de los jóvenes a arriesgar sus vidas de esta manera. Es como si salieran de una comedia pero la realidad es que subsisten con menos de setenta euros al mes, de los que una parte va destinado al alquiler de una habitación que comparten entre varios. Los que ni siquiera alcanzan el euro al día duermen en la calle, y lejos de sorprender, porque es sobradamente conocido, es así cómo vive la mayoría de las familias africanas machacadas principalmente por la corrupción de sus mandatarios. 
 
En Senegal los jóvenes no pueden aspirar a nada, la aridez de la tierra les impide ambicionar, no tienen derecho casi a soñar y de hacerlo sólo piensan en “ahorrar” para escapar a bordo de un cayuco,  otros se conforman con fabricarlos a tamaño de bolsillo para luego por cinco humildes francos venderlos a turistas y residentes en mitad del mercadillo de la ciudad.
 
Para Adjou, sin embargo nada y nadie se le resiste. Aún no se ha cumplido un año de su repatriación desde Tenerife cuando ya está pensando en volver a tocar el sueño de Europa mediante otro cayuco que zarpará en menos de un mes. Confesó a esta reportera que embarcará junto a otros cien senegaleses pero se reservó el lugar de partida “Esta vez espero tener más suerte”, señaló combatiente.
 
Su relato conmociona a cualquiera porque en su anterior travesía casi pierde la vida cuando el cayuco en el que navegaba cambió de rumbo, difícil de enderezar ante la ausencia del GPS, pero dieron con un barco de pescadores que les volvió a orientar. “A veces hemos topado con pateras de inmigrantes y hemos preferido no llamar a Salvamento Marítimo porque estamos obligados a permanecer junto a ellos”, aseguró un pescador de tránsito en Dakar. 
 
Al joven Adjou aún le falta por pagar a las mafias la otra mitad del trayecto, esta vez soltará unos seiscientos euros que ha ahorrado vendiendo telas artesanales elaboradas por él mismo. La familia desconoce sus intenciones porque de lo contrario le prohibirán partir, “Les avisaré cuando llegue a España”, dijo convencido. Son las nueve de la noche y asegura que si el patrón le telefonea ahora mismo para embarcar sale corriendo “Y esta vez  regreso con la lección aprendida, ocultaré mi nacionalidad para evitar ser repatriado”, apuntó optimista.
 
 Hay casos de inmigrantes que viajan bajo la bendición de todos los miembros de la familia, puesto que de salir bien les sacaría de la indignidad. 
 
La emigración muestra también la otra cara de la moneda, la de los mil senegaleses que se preparan en un colegio de Dakar para entrar de forma legal en España. Están siendo educados en la cultura occidental, y de las asignaturas pendientes, cómo se debe tratar a la mujer, es en uno de los temas prioritarios.
 
                       
 

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