L D (EFE)
La tragedia se produjo en las inmediaciones de la ciudad de Siófok, a orillas del lago Balaton, cuando en un terraplén el chófer del autobús haciendo caso omiso de la luz roja cruzó las vías férreas por donde venía desde Budapest un tren rápido que arrastró al vehículo más de 200 metros y lo partió en dos. Los turistas del autobús formaban parte de un grupo numeroso procedente de las provincias alemanas de Baja Silesia y Schleswig-Holstein.
La dirección del servicio nacional de ambulancias informó de que se habían sacado del autobús 28 cadáveres, mientras que otras dos personas fallecieron en los hospitales a las que fueron trasladadas con otros 10 heridos, de los cuales sólo uno sufrió heridas leves.
El portavoz de la DNC, Tibor Dobson, explicó que los ocupantes del autobús eran 40, una de ellas el chófer y otra una guía turística, a los que se sumaban 38 turistas alemanes jubilados en su mayoría. El conductor de la locomotora fue el único que resultó herido en el tren, a pesar de que se descarrilaron varios vagones.
El jefe del Gobierno húngaro, Péter Medgyessy, quien se trasladó al lugar del siniestro, llamó por teléfono al canciller alemán, Gerhard Schroeder, para expresarle su profundo dolor y ofrecer toda la ayuda posible para que los familiares de los fallecidos puedan llegar lo antes posible al lugar de la tragedia y se les garantice alojamiento. La embajada alemana ha instalado una oficina de emergencia para informar a los familiares de los accidentados y de los fallecidos. El presidente húngaro, Ferenc Madl, ha enviado un telegrama a su homólogo alemán, Johannes Rau, expresando su profundo pesar por el trágico accidente.
La dirección del servicio nacional de ambulancias informó de que se habían sacado del autobús 28 cadáveres, mientras que otras dos personas fallecieron en los hospitales a las que fueron trasladadas con otros 10 heridos, de los cuales sólo uno sufrió heridas leves.
El portavoz de la DNC, Tibor Dobson, explicó que los ocupantes del autobús eran 40, una de ellas el chófer y otra una guía turística, a los que se sumaban 38 turistas alemanes jubilados en su mayoría. El conductor de la locomotora fue el único que resultó herido en el tren, a pesar de que se descarrilaron varios vagones.
El jefe del Gobierno húngaro, Péter Medgyessy, quien se trasladó al lugar del siniestro, llamó por teléfono al canciller alemán, Gerhard Schroeder, para expresarle su profundo dolor y ofrecer toda la ayuda posible para que los familiares de los fallecidos puedan llegar lo antes posible al lugar de la tragedia y se les garantice alojamiento. La embajada alemana ha instalado una oficina de emergencia para informar a los familiares de los accidentados y de los fallecidos. El presidente húngaro, Ferenc Madl, ha enviado un telegrama a su homólogo alemán, Johannes Rau, expresando su profundo pesar por el trágico accidente.