
L D (EFE) El mismo cinco octubre, horas después de que en Hospitalet de Llobregat (Barcelona) fueran asesinadas las dos policías Silvia Nogaledo y Aurora Rodríguez, el principal sospechoso, Pedro Jiménez García, tenía programadas varias entrevistas laborales. Al menos se presentó a una de ellas y posteriormente visitó a un párroco cuya cita también había pactado previamente, aprovechando su permiso carcelario.
Según fuentes de la investigación, ese mismo martes a las diez de la mañana, los cuerpos sin vida de las jóvenes policías fueron encontrados por los Bomberos de la Generalidad, que acudieron alertados por un pequeño incendio que se había producido en su piso de Bellvitge. El sospechoso había conseguido un permiso de tres días, que finalizaba a las 18.00 horas de este miércoles después de que el juez de vigilancia penitenciaria lo autorizara.
Los investigadores lamentan las filtraciones
Uno de estos investigadores ha expresado a EFE su "sorpresa" por ver este jueves en los periódicos "no sólo el nombre del sospechoso, sino hasta su fotografía". "Íbamos por buen camino, pensábamos que podíamos detenerle pronto, pero ahora se debe haber escondido bajo las piedras y hasta se habrá cambiado de imagen tiñéndose el pelo", se ha lamentado el policía.
Otro agente veterano ha confesado que "nunca había visto un decreto de secreto de sumario vulnerado tan descaradamente y con tanto perjuicio para la investigación". "Creo que los periodistas tendríais que hacer una reflexión sobre vuestro código deontológico y ver si tiene prioridad el derecho a la información o el bien social de la detención de un posible asesino; yo sólo espero que, si es él, no vuelva a cometer un crimen", ha explicado el policía.
