
Aena ha abierto una investigación para esclarecer cómo Samantha Flores, activista mexicana de 92 años, quedó abandonada en un autobús de tránsito tras su llegada al Aeropuerto Adolfo Suárez Madrid-Barajas el pasado 23 de enero. La mujer, quien había solicitado asistencia especial debido a su movilidad reducida, presuntamente terminó caminando sola por una zona restringida del aeropuerto antes de recibir ayuda.
Flores llegó a Madrid en un vuelo procedente de México y, conforme al protocolo para pasajeros con movilidad reducida, un empleado la recogió en la puerta del avión y la acompañó hasta un autobús jardinera, encargado de trasladar a los pasajeros desde la pista hasta la terminal.
🔹Anciana olvidada en una pista del aeropuerto
Solicitó asistencia para personas con movilidad reducida y se olvidaron de ella@Albertocatalans #Mañaneros28Ehttps://t.co/CfpoB4och9 pic.twitter.com/maSLft7oIT
— Mañaneros (@MananerosTVE) January 28, 2025
El olvido en el autobús
Según su relato, tras ser acomodada en el vehículo, el asistente asignado permaneció cerca de ella pero conversando con otras pasajeras. "Me pusieron el cinturón en el autobús y el empleado permaneció cerca de mí hablando con otras pasajeras", explicó en declaraciones al programa 'Mañaneros' de TVE.
Cuando el autobús llegó a la terminal, todos los pasajeros descendieron, incluido el trabajador de asistencia, sin percatarse de que la mujer seguía en su asiento. Flores aseguró que no se dio cuenta hasta minutos después de que estaba completamente sola en el interior del vehículo.
Desde dentro intentó llamar la atención de las personas que pasaban cerca, sin éxito. "Vi que pasaban algunas personas y les toqué en el cristal para que me viesen, pero no me hicieron caso. No me quedó más remedio que bajarme del autobús", relató.
Al bajar sin ayuda, Flores se encontró en una zona destinada al tránsito de camiones de carga. Sin saber a dónde dirigirse, caminó hasta avistar a un trabajador del aeropuerto. "Crucé la carretera de salida de los camiones y entonces me dirigí a esa zona y, a unos 150 metros, vi a un señor al que grité y le hice señas", explicó. Fue esa persona quien finalmente la ayudó a entrar en la terminal.
La respuesta de Aena
Una vez dentro del aeropuerto, Flores se dirigió a los responsables de la instalación, quienes le informaron que no podían prestarle asistencia, ya que no había constancia de su entrada al país. Al no haber accedido por la zona oficial de llegadas, no había pasado el control de pasaportes y, por lo tanto, su entrada se consideraba irregular.
Finalmente, la Policía Nacional la trasladó a una de sus dependencias en el aeropuerto, donde tuvo que firmar una declaración voluntaria de entrada en territorio español para regularizar su situación.
A raíz de los hechos, Aena ha asegurado a Europa Press que está llevando a cabo una investigación y que exigirá responsabilidades a la empresa adjudicataria del servicio de asistencia a pasajeros con movilidad reducida. Asimismo, ha afirmado que se adoptarán medidas correctivas para evitar que incidentes similares se repitan. No obstante, el ente gestor aeroportuario ha negado que Flores estuviera deambulando por la pista del aeropuerto o que pasara horas perdida, asegurando que la situación se resolvió en poco tiempo.
Flores viajó a Madrid con el propósito de inaugurar la sede española de la Fundación Laetus Vitae, organización que preside en México y que trabaja en la protección de las personas mayores LGTBI+. No obstante, los problemas ocasionados por su entrada irregular han obligado a retrasar indefinidamente la apertura. La activista permanecerá en España hasta el 22 de febrero, fecha en la que tiene programado su vuelo de regreso a México.