Un nuevo capítulo del culebrón protagonizado por las exmonjas conocidas como las cismáticas de Belorado ha visto la luz después de que la Justicia las condenara —a las ocho clarisas que fueron excomulgadas y expulsadas de la vida consagrada el 22 de junio de 2024 y que permanecían en el convento burgalés— a abandonar el Monasterio de Nuestra Señora de Bretonera. El grupo de antiguas religiosas se ha ido al convento de la orden en Orduña, llevándose con ellas a cinco monjas de más de 85 años que son ajenas al procedimiento.
La sentencia fue comunicada a las partes el pasado jueves, 31 de julio. Ante el inminente desahucio, la Fiscalía ordenó el traslado de las cinco hermanas mayores mencionadas —cuya salud es delicada; la más joven tiene 87 años— y una comisión judicial, acompañada por agentes de la Guardia Civil y representantes del Arzobispado de Burgos, se acercó el viernes hasta el citado monasterio de Belorado.
El principal objetivo de la diligencia era conocer el estado en el que se encuentran estas religiosas que ahora conforman la comunidad de clarisas del monasterio burgalés y en último término proceder su trasladado a otro convento de la orden a la que pertenecen. Su sorpresa fue mayúscula al descubrir que las ancianas, en su mayoría enfermas, no se encontraban en el inmueble de Burgos.
De Belorado a Orduña
A continuación acudieron al monasterio de Orduña (en Vizcaya), donde se sospechaba que podían haberlas trasladado desde hacía días, para reubicarlas en alguno de los monasterios de la Federación de Clarisas y así evitarles que pasen por el trance de presenciar alguna situación desagradable en relación con el desahucio que pueda afectar a su salud.
Entretanto, dos de las cismáticas —las exreligiosas sor Paloma y sor Berit, que continúan usando sus nombre de consagradas— escenificaban en Instagram una especie de asalto al monasterio vasco para intentar llevarse por la fuerza a las hermanas mayores. Cosa que en ningún caso ocurrió. La realidad es que la comisión judicial se marchó tal y como llegó.
"Estamos a punto de llegar a Orduña donde en contra de su voluntad quieren llevarse a nuestras hermanas", aseguran las exmonjas en un video grabado mientras se dirigían al convento en coche. Por lo tanto, cabe deducir que ellas dos no estaban en el monasterio vasco cuando llega la comisión judicial.
Último comunicado
Este domingo, otras dos de las excomulgadas emitían un comunicado en nombre de su "comunidad" en el que acusan al arzobispo de Burgos —Mario Iceta, comisario pontificio y representante legal de los tres monasterios (Belorado, Orduña y Derio)— de "crueldad" y al Jugado de Primera Instancia de Briviesca de "complicidad".
Las cismáticas insisten que las cinco hermanas mayores quieren estar con ellas y han expresado su deseo de permanecer en Orduña con ellas, a pesar de que —como ellas mismas reconocen en su comunicado— son "personas que tienen entre 87 y 100 años y un estado de salud delicado". LLama la atención que también hacen mención a "un traslado a un escenario desconocido puede resultar un verdadero peligro" en referencia al que solicita la fiscalía, mientras que ellas lo realizaron de cenobio burgalés al vasco sin tomar en cuenta esta cuestión.
También acusan a Iceta de estar detrás de la decisión del Ministerio Público para "hacerles daño donde más les duele, separándolas de las mayores a las que cuidan y adoran". "Todo ello sin contar con que estas monjas han participado como las demás en la decisión de la nueva orientación religiosa de la comunidad", añaden.
Una de las mayores bazas de las exreligiosas —desde que comunicaran su ruptura con Roma, el 13 de mayo de 2024— siempre ha sido la de incluir en el cisma a las monjas ancianas, a pesar de que su edad y su delicado estado de salud hacen dudar de la posibilidad de que sean conscientes de lo que está ocurriendo en realidad, como incluso han denunciado algunos de sus familiares a través de distintos medios de comunicación.