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¿Fue Luccas sometido a algún ritual que explique las lesiones que presentaba su cadáver?

Eso es lo que sostiene su padrastro, que se encuentra en prisión provisional por la violación y asesinato del hijo de 4 años de su pareja.

Eso es lo que sostiene su padrastro, que se encuentra en prisión provisional por la violación y asesinato del hijo de 4 años de su pareja.
El cadáver de Luccas fue hallado en un búnker de Garrucha. | EFE/R.R.S.S.

La defensa del padrastro del pequeño Luccas —Juan David R. C., a quien se acusa de la violación y asesinato del niño de 4 años hallado muerto el 3 de diciembre en un búnker de una playa del municipio almeriense de Garrucha— ha presentado un escrito de solicitud de ampliación de diligencias ante la Sección Civil y de Instrucción número 3 del Tribunal de Instancia de Vera al entender que hay una línea de investigación que no ha sido explorada y que sería vital para el esclarecimiento del caso: que las lesiones que presentaba el menor se debiesen a una "manipulación corporal agresiva" realizada en el marco de un ritual de "purificación" o "sanación".

Su cliente niega que el fallecimiento de Luccas se produjese como consecuencia de "una paliza hasta el punto de matarlo" —como avanza el informe preliminar de la autopsia— y apunta a la posibilidad de que las "prácticas" a las que el menor fue sometido "para que expulsara un mal" que padecía en el estómago y el intestino —que resultaron "fallidas"— hubieran podido contribuir al terrible desenlace. Según explica el abogado Manuel Martínez Amate en declaraciones a Libertad Digital, Juan David se enteró de que la madre había recurrido a un "curandero" justo después de la muerte del niño.

Hasta ese momento, solo era conocedor de que la mujer —Bárbara B. O., de 21 años y embarazada de 5 meses— había rociado agua bendita en la habitación en la que dormía su hijo para quitarle las malas energías que ella decía que había en la estancia y que podían estar afectando a la salud del pequeño. Su pareja se lo contó porque le pidió a él que fuese a la iglesia y tomase un poco de agua bendita para hacer esa "purificación". Según su versión, él no tiene nada que ver con la santería ni había visto en la casa que compartía con su novia ningún elemento relacionado con rituales que llamara su atención.

Cabe recordar que Juan David se queda solo a cargo del niño alrededor de las 11 de la mañana del día de su muerte. Una hora más tarde su madre vuelve a casa y el niño muere sobre las tres y media de la tarde en presencia de ambos. Durante ese tiempo, ninguno de los dos llama a Emergencias ni pide ayuda de ningún tipo. En una conversación anterior con el letrado Martínez Amate este nos explicó que la pareja actúa así por miedo. Sobre Juan David pesaba una orden de alejamiento —que desde el pasado 20 de octubre le prohibía acercarse tanto a la mujer como a su hijo— y temían las consecuencias de haberla incumplido.

La tesis del ritual

La muerte del menor habría pillado por sorpresa a la pareja, que no fue consciente de la gravedad de la situación ni esperaba el desenlace. Esa es la versión que Juan David ofrece al abogado. Bárbara —asegura el padre de su futuro bebé— confesó a su cliente el asunto del ritual una vez que el pequeño fallece y el letrado cree que es necesario investigar hasta qué punto influyó en los hechos. En opinión de su bufete, la conclusión del informe preliminar de la autopsia —que "determina como causa de muerte un shock hipovolémico por desgarro hepático y politraumatismo abdominal e interpreta que esas lesiones son fruto exclusivo de golpes de ira (maltrato convencional)"— es incompleta.

"Existe amplia literatura forense internacional que vincula este patrón específico de lesión interna severa (especialmente el estallido hepático sin fracturas externas masivas) con maniobras de compresión mecánica rítmica o sostenida", indica. Este tipo de traumatismos son compatibles con las prácticas de manipulación corporal propias de los mencionados rituales, insiste. En el caso del menor, se habría ejercido presión extrema sobre su abdomen para expulsar los supuestos males que —relata Juan David— "venía arrastrando desde unos siete o diez días antes de que se produjera el fallecimiento".

El abuelo materno de Luccas —Ricardo Martín Bravo— asegura que desconocía que el pequeño tuviera algún tipo de dolencia estomacal o intestinal previa a su muerte, y —por ende— que estuviera siendo tratado por algún "curandero o similar". Así nos lo ha trasmitido su abogado, José Luis Martínez Martínez. Lo ha hecho durante una breve conversación telefónica con Libertad Digital en la que ha aprovechado para hacer un llamamiento a que hablen "todos los testigos que han podido ver algo que ayude a que se puedan esclarecer los hechos más todavía". El letrado prefiere no hacer más valoraciones sobre el caso hasta que esté la autopsia completa.

Piden analizar más tóxicos

La defensa de Juan David sostiene que los hechos ocurrieron en un contexto familiar de creencias —donde podrían haber influido terceros o prácticas culturales— que pudieron derivar en un resultado trágico por imprudencia, alejándose de la tesis del asesinato", nos explican desde el despacho de abogados que lo representa. "Esas prácticas a las que hacemos referencia y que se hicieron en días anteriores finalmente habrían devenido en la muerte del menor", nos amplía el abogado Martínez Amate. "Durante ese tiempo tengo noticia de que se le habían administrado algunos medicamentos y no sabemos si el curandero que le había estado tratando le habría suministrado algún brebaje o preparado además", destaca.

Los análisis toxicológicos estándar no suelen detectar este tipo de sustancias, por lo que la defensa de Juan David ha solicitado que se amplíen para detectar específicamente sustancias que suelen estar presentes en hierbas o brebajes que se usan en este tipo de rituales y que provocan necrosis hepática o hemorragias internas (alcaloides pirrolizidínicos y aceites esenciales tóxicos), nefropatía o daño hepático agudo (ácido aristolóquico) o estrés metabólico (por ayunos forzados o ingesta de purgantes).

"Sin descartar la presencia de estas sustancias, es imposible determinar si el fallo orgánico del menor fue exclusivamente traumático o si existió una cocausa toxicológica derivada de una ingesta facilitada por terceros", destaca la defensa del padrastro de Luccas. Por otra parte, consideran imprescindible que se realice una pericia de contexto antropológico que determine si el niño fallecido estaba siendo sometido a "terapias alternativas por parte de sus cuidadores biológicos o figuras externas (curanderos o líderes espirituales), bajo la creencia errónea de curar dolencias físicas o espirituales".

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