
La polémica desatada esta semana en la Comunidad Valenciana tras la inscripción de la denominada Fundación para la Defensa de los Hombres Maltratados (FundaHOM) ha vuelto a poner de manifiesto la doble vara de medir de la izquierda política y mediática. Para empezar, porque dicha organización ya había sido inscrita como asociación en el año 2022 en el Ministerio del Interior dirigido por Fernando Grande Marlaska. Pero, además, porque lo que pretende el PSOE es quebrar el principio de igualdad de todos los españoles ante la ley que consagra el derecho de asociación con el argumento de que sus impulsores son "mal llamados hombres maltratados" que hacen del negacionismo su bandera.
"Nosotros nunca hemos negado la violencia sobre la mujer. De hecho, ese es nuestro lema: que la existencia de A no implica la no existencia de B. Nosotros reconocemos la violencia que sufren las mujeres, pero somos conscientes de que también hay una violencia que sufren los hombres", explica su portavoz, Juanma Melgar, en declaraciones a La Trinchera de esRadio.
"Lo que se ha hecho es difamarnos. El portavoz del PSOE en Valencia nos ha llegado a llamar maltratadores…. ¿Pero qué es esto? -se pregunta indignado-. Nosotros lo que nos dedicamos es a ayudar a personas que están sufriendo maltrato por parte de sus parejas y que tienen el problema de que el sistema actual está pensado para ayudar únicamente a una parte de la población y de que se parte del prejuicio de que, en el caso de los hombres, ellos son siempre los agresores".
Qué hace la Fundación
Las cifras, sin embargo, hablan por sí solas. "Hemos atendido a 400 hombres en el último año", asegura el presidente de la FundaHOM, que define el servicio que ofrecen como "un 016 para hombres". De hecho, ellos también disponen de un teléfono para víctimas y familiares que publicitan en su web: 96 104 21 23. "Nos llaman y nos cuentan su caso: si tienen una pareja que les agrede, que les humilla, que les insulta, que les está impidiendo ver a su a sus hijos o que está utilizando las leyes como una herramienta más de maltrato contra ellos-explica Melgar-. Nosotros intentamos aconsejarles para que salgan lo más airosos posible de esa situación, aprovechando que tenemos el bagaje de gran cantidad de casos que hemos visto, les ofrecemos atención psicológica y, si fuera necesario, también una consulta jurídica con abogados especializados en el tema".
Además, la Fundación para la Defensa de los Hombres Maltratados también realiza una importante labor comunicativa para ayudar a las víctimas a reconocerse como tales: "Si a una mujer maltratada le cuesta ser capaz de identificarse, pues imagínate cómo de difícil es para un hombre cuando todos los medios y la cultura imperante le dice que él solo puede ser el maltratador". Además, Melgar insiste en que al hombre no solo no se le anima a denunciar, sino que "en muchos casos sabe que, si denuncia y lo único que tiene es su palabra, es él quien tiene más posibilidades de acabar en el calabozo después de que la policía escuche la versión de su maltratadora".
En España no existen estadísticas públicas de hombres maltratados y, en todo caso, debido a las razones ya expuestas, el presidente de la Fundación considera que, de haberlas, estarían sesgadas. Según defiende, numerosos estudios internacionales demuestran, sin embargo, "que la mayoría de la violencia en pareja es bidireccional: son conflictos en los que ambos se agreden", y la violencia que se ejerce únicamente por uno de los dos, o sea, aquella que es unidireccional, "se produce prácticamente en igual medida por hombres y mujeres". El hecho diferenciador, defiende, es cómo la sociedad interpreta este tipo de agresiones: "En España se parte de una perspectiva de género que considera que el hombre siempre es el agresor y se impide que los otros casos salgan a la luz, pero cuando se mira desde una perspectiva internacional, la cosa cambia muchísimo".
Las polémicas subvenciones
La respuesta de nuestro Gobierno también es muy distinta. "Y de esto sabemos mucho porque pertenecemos a DAVIA, que es una alianza internacional contra el abuso y la violencia doméstica de 35 países formada por más de 140 asociaciones", aclara. "Por ejemplo, en Dinamarca, hace menos de una semana se ha aprobado una ley que asegura que los hombres víctimas de violencia doméstica van a recibir el mismo apoyo que las mujeres. Y mientras, aquí en España, cuando las Cortes valencianas se enteran de que se ha registrado una fundación, lo que hace el PSOE es decir que va a poner medidas para impedir que nosotros recibamos subvenciones. O sea, es todo lo contrario: tratar de hacer daño a la gente que lo único que busca es ayudar a hombres que están sufriendo maltrato. En fin, a nosotros nos parece realmente que es una locura".
Sobre este asunto, Melgar aprovecha, no obstante, para aclarar que ni han recibido ninguna subvención pública, "ni tenemos ninguna a la vista". Según defiende, la Fundación para la Defensa de los Hombres Maltratados se financia únicamente con las aportaciones de los socios y las donaciones de 10 euros de todos aquellos que, de forma desinteresada, les apoyan a través de su página web.
El hombre maltratado en España
Tras dos años de andadura, no son capaces de trazar un único perfil de hombre maltratado. "Los casos siempre son muy diversos", apunta Melgar. Sin embargo, el portavoz de estas víctimas asegura que la edad de aquellos que se atreven a dar el paso de denunciar ronda los 45-50 años.
"No te puedo hablar de un perfil específico porque el maltrato no suele ser un acto puntual, o sea, una persona maltratada suele sufrir violencia con cierta regularidad dentro de la relación, pero la característica que tiene el maltrato que sufre el hombre en España con respecto al que sufre la mujer es que, aparte de ese tipo de violencia, que son insultos, golpes, humillaciones… Aparte de todo eso, también está el hecho de que se utiliza la ley como una herramienta más de maltrato: el hecho de amenazar con eso de ‘pórtate bien, que si no, esta noche duermes en el calabozo’. O ‘pórtate bien que, si no, hago una llamada y ya no vuelves a ver a tu hijo’". Y lo más grave y lo más "triste", subraya Melgar, es que "en esa violencia colabora el Estado".
Cruce de acusaciones políticas
Para ello, baste con recordar tanto las leyes impulsadas por PSOE y Podemos, como la férrea defensa de las madres secuestradoras que abanderó la exministra Irene Montero. Su sucesora, Ana Redondo, ha optado hasta ahora por adoptar un perfil más comedido. Sin embargo, tras conocer la polémica surgida en Valencia al calor de la inscripción de la Fundación para la Defensa de los Hombres Maltratados, no ha dudo en posicionarse claramente: "La violencia de género es estructural y se ejerce contra la mujer por el hecho de serlo. Es un tipo de violencia no equiparable con ningún otra. Nuestra obligación es trabajar para erradicarla, no asumir postulados negacionistas que pisotean los derechos de las mujeres".
Con el aval de la ministra de Igualdad -un término cuyo significado, a tenor de tales declaraciones, queda en entredicho-, los socialistas valencianos también se han lanzado al cuello de esta organización. "Lo que nos preocupa de la inscripción de esta asociación es que va a tener acceso a las ayudas públicas y, por tanto, nos vamos a convertir en la primera comunidad autónoma en la que las asociaciones de hombres maltratados y las asociaciones de lucha contra la violencia de género van a tener que concurrir competitivamente en las ayudas y las subvenciones públicas", se quejaba el portavoz de los socialistas en las Cortes valencianas, José Muñoz, quien llegaba a calificar a los miembros de la citada fundación como "mal llamados hombres maltratados".
El PSPV, sin embargo, obviaba dos cuestiones fundamentales. La primera: que, como decíamos al inicio, esta organización lleva inscrita como asociación en el Ministerio del Interior hace dos años sin que nadie pusiera el grito en el cielo. La segunda: que, como el presidente valenciano les recordaba a "aquellos a los que se les llena la boca de hablar de democracia y de luchar contra la dictadura", en España el derecho de asociación está regulado en la misma Constitución. "Nuestros padres y nuestros abuelos han luchado porque haya un derecho de libre asociación —insistía Carlos Mazón—. A lo mejor es que lo que nos quieren decir algunos es que solo quieren que haya derecho de asociaciones para quienes ellos quieran".
"Que haya más maltrato sobre las mujeres es algo evidente, solamente hay que mirar las estadísticas. Que haya hombres maltratados, también es cierto. Que haga falta una fundación o una asociación para defenderlos, no me corresponde a mí decidirlo. Por tanto, si esa asociación o cualquier otra cumple con la ley, pues nosotros entendemos que tiene derecho a su registro; y, si no cumple con la ley, pues evidentemente no será registrada", puntualizaba desde Vox José María Llanos.


