La Policía Nacional detuvo a finales del pasado mes de agosto a cuatro personas, en el marco de la operación Thanatos, que supuestamente ofrecían cadáveres a universidades para su estudio, a razón de 1.200 euros cada cuerpo. Estos eran "fallecidos sin familiares, preferiblemente extranjeros". De la investigación se desprende que falsificaban sus documentos para que pareciera que habían donado voluntariamente su cuerpo a la ciencia y así poder traficar con ellos.
Este lunes, tras comenzar con el proceso de investigación del delito hace unas semanas, el titular del Juzgado de Instrucción número 1 de Valencia ha encausado a las cuatro personas a las que investigaba por urdir presuntamente una trama desde una empresa funeraria para lucrarse a costa de cadáveres de personas que no habían demostrado su intención de donarlos a la ciencia.
El magistrado ha tomado la decisión tras considerar que las diligencias practicadas evidencian suficientes indicios como para creer que existe la comisión de delitos de estafa y falsedad de documentos, tanto públicos como privados, según ha informado el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad Valenciana.
Sin familiares, sin seguimiento
El juez de instrucción respalda la tesis de la Policía Nacional: elegían los cuerpos que pertenecían a personas que no iba a reclamar nadie y a las que podían cambiar la documentación con mayor facilidad. Estos eran los que no tenían familiares y eran extranjeros, lo que facilitaba "que no se hiciera ningún seguimiento".
Los investigados habrían montado un suculento negocio tras el parapeto de los servicios que ofrece una funeraria. Los beneficios llegaban por partida doble. En primer lugar, falsificaban la documentación necesaria para retirar -de hospitales y residencias- los difuntos con los que mercadeaban, ofreciéndoselos a universidades para su estudio. El precio: 1.200 euros por cada cadáver.
Doble negocio
Por otro lado, multiplicaban los dividendos encargándose también de la incineración de los cadáveres, una vez que los estudiantes habían realizado sus prácticas con ellos. Algo por lo que llegaron a cobrar supuestamente entre 1331 y 1.784 euros por cada cuerpo, pero que incineraban juntos, en la misma caja.
Es decir, aprovechaban que muchos de los cuerpos estaban desmembrados para meter los retos de varios de ellos en una misma caja y quemarlos juntos. De esta manera, la funeraria pagaba sólo una cremación a la empresa que la realizaba pero facturaba por cada una de ellas a sus clientes.